Cuenta atrás para el Memorial de Víctimas

Un equipo de cinco personas comandadas por Florencio Domínguez lleva cuatro años trabajando con este proyecto. El Memorial existe desde 2016, año en que se dio comienzo a la actividad pública, aunque su gestación se remonta diez años atrás. Para hacerlo realidad primero hubo que rehabilitar el edificio, unos trabajos que se prolongaron entre 2014 y 2018. A continuación fue el momento de enfrentarse al diseño de la exposición. Visitaron memoriales dedicados al pasado reciente de Europa, en Alemania, Holanda, Francia o Bélgica y les sirvió para aprender «cómo musealizar el trauma». También se inspiraron en otros centros existentes en España aunque dedicados a otros fines, como el Museo de las Peregrinaciones de Santiago de Compostela.

El visitante que llegue al Memorial de Vitoria accederá, de manera gratuita, por el portón que da a la calle Lehendakari Agirre, número 2, y se encontrará, en pleno ensanche neoclásico, con un edificio de 3.500 m2, de cinco plantas, incluyendo el sótano y bajo cubierta que albergan tanto la parte pública como la privada para almacén y oficinas. El Museo, cuyo montaje se adjudicó a la empresa madrileña Ypunto Ending por 698.757 euros, se extiende en tres de las plantas y ocupa unos 700 m2 repartidos en seis salas permanentes. Una séptima, de 110 m2, está destinada a exposiciones temporales, como la primera que se va a poder visitar, 'Once de marzo', creada por Eduardo Nave.

La primera sala de la muestra permanente, 'Aquí, ayer', es la que servirá de introducción-recepción. La segunda estancia, 'Espacio Memorial', es el lugar central del edificio, el más amplio y diáfano y lleva el nombre de Ana María Vidal Abarca, fundadora de la AVT. Le sigue la denominada 'Historia del Terrorismo', en la que se podrá asistir a una cronología desde 1960, comenzando por la primera víctima del terrorismo en España, Begoña Urroz, hasta la actualidad. El cuarto espacio, 'Discursos y Prácticas del Odio', se ocupa de los perpetradores desde ETA hasta el Dáesh. El quinto, 'Respuesta al Terror', recogerá qué es lo que se ha hecho en diferentes ámbitos, desde el policial hasta el social y ciudadano, pasando por el político, judicial, internacional o la colaboración francesa. El sexto será para 'La Voz de las Víctimas'. Aunque hay testimonios de los damnificados a lo largo de todo el recorrido, esa última sala es la específica para escuchar su voz.

La exposición reserva un lugar destacado para la reproducción a escala real del zulo en el que ETA mantuvo secuestrado, durante 532 días, al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara hasta su liberación por la Guardia Civil el 1 de julio de 1997. Un techo acristalado permitirá al visitante observar desde arriba la crudeza del habitáculo, de 3 metros de largo por 2,5 de ancho y 1,8 de altura, las dimensiones exactas del receptáculo húmedo, sin ventanas y oculto bajo una máquina de tres toneladas, que ETA construyó en una nave industrial de Arrasate.

El zulo se podrá visitar, con acompañamiento, en grupos pequeños, solo con cita previa. Se accederá a la minúscula estancia por unas escaleras y se podrá ver incluso una réplica del único mobiliario que ETA le proporcionó durante los 17 largos meses de cautiverio: una hamaca de playa, un saco de dormir y objetos de aseo.

En el recorrido se podrán ver 49 paneles de fotografías y texto, y más de 20 audiovisuales, buena parte de ellos con testimonios de víctimas. Se reparten a lo largo de la muestra más de 200 piezas de época, muchas originales, como las fichas que rellenaban los etarras para entrar a formar parte de la organización terrorista, el monopatín de Ignacio Echeverría o la jamba del zulo de Publio Cordón donde anotaba los días del cautiverio y la carta que escribió a su madre. Entre las piezas que han sido reproducidas, destaca una bomba lapa de las que utilizaba ETA. Se trata de elementos relacionados con la actividad de las organizaciones terroristas, con el objetivo de mostrar «pruebas de su actividad». También hay muchos objetos relacionadas con las víctimas para ilustrar la parte de las consecuencias. Todos los textos que aparecen en la muestra serán trilingües –euskera, castellano e inglés–.

El Memorial no es solo un Museo, sino un proyecto polivalente. Cuenta con centro de documentación, aula didáctica y salón de actos. Entre sus objetivos inmediatos, figura el de hacer pedagogía a nivel social y con la mirada puesta en las nuevas generaciones, para lo que habrá diferentes recorridos guiados adaptados a los niveles educativos y a disposición de profesores y alumnos, a partir de 12 años. Con el mismo fin estarán disponibles las siete unidades didácticas del Memorial.

Será además un centro de referencia para los investigadores, ya que albergará el mayor archivo sobre la historia y las consecuencias del terrorismo en España. La oficina de atención a las víctimas de la Audiencia Nacional ha remitido también al Memorial todas las sentencias en materia de terrorismo desde la creación del alto tribunal en 1977. Los documentos y efectos que las autoridades francesas incautaron a ETA y que el país galo entregó a España en 2018 se sumarán en un futuro al archivo.

López Romo apunta que, «se ha conseguido, a partir de las huellas negras que deja el terrorismo, extraer algo positivo en forma de recurso cultural para toda la ciudadanía. Que se pueda salir de la visita con una sensación y un aprendizaje». Antes de la apertura, la dirección del Memorial ha organizado visitas privadas que han servido para contrastar opiniones e incluso corregir algún pequeño error antes de la apertura. El pasado miércoles acudió el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, y anteriormente el ministro Grande-Marlaska; el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, y el lehendakari.