Hace un año, en la plaza Paul Bert de Baiona por la que ahora pasean distraídos los estudiantes universitarios de la zona, Mixel Berhocoirigoin (Gamarte, 1952) se dirigía a una multitud para informar del minuto a minuto de la entrega de las armas de ETA ... a la Policía francesa. Este sindicalista agrario bajonavarro, portavoz de los Artesanos de la Paz e interlocutor con el Ministerio de Justicia galo en las conversaciones sobre el acercamiento de presos, habla de aquella jornada y del futuro.
-¿Cómo recuerda el 'día del desarme'?
-Había tensión porque había muchas especulaciones, intereses en contaminar el ambiente y existía la posibilidad de que las cosas no salieran como queríamos. Pero se consiguió el objetivo, el ministro francés de Interior dio el visto bueno y aquel día marcó la historia y cambió el panorama, al abrir un camino.
-Ustedes entregaron a la Policía aquel sábado las geolocalizaciones de los zulos y varios voluntarios fueron a los escondites como observadores de que la Policía se incautaba de ellos. ¿Cuál fue el momento más difícil en que pensó que las cosas se podían torcer?
-Cuando se decía que nos podían detener, que la Policía española tenía controlados los zulos... O cuando nos acusaban de que el acto de Baiona iba a ser una romería y una humillación a las víctimas de ETA.
-Usted forma parte de la delegación que trabaja con el Ministerio de Justicia francés para acercar a los presos de ETA. ¿Cómo marcha este espacio de diálogo?
-Trabajamos bajo la discreción, pero en buena disposición. El Ministerio de Justicia ha asumido la interlocución con electos, partidos y Artesanos de la Paz de Iparralde. Y tienen el permiso del primer ministro y del presidente Macron y eso es muy importante. También fue importante que se reunieran con las víctimas o el encuentro de alto nivel entre los ministros de Justicia de España y Francia. O que entre el Gobierno francés y nosotros haya confianza y se respete la palabra dada. Todo esto crea un ambiente para dar pasos. Ahora estamos en un momento de transición. Estamos pasando de un escenario en el que Francia no daba pasos si España no quería a otro escenario en el que hay noticias buenas, como los primeros acercamientos, aunque también malas como la no aceptación de la libertad condicional de Jon Kepa Parot. Este es un proceso frágil por lo que hay que cuidarlo y alimentarlo.
«La víspera del desarme temía ser detenido, pero salió bien y abrió un camino en la historia»
-¿Qué plazo se ponen para que todos los presos de ETA en Francia sean acercados? ¿Un año?
-En las conversaciones con el Gobierno no hemos puesto plazos, aunque tenemos una visión general del proceso y entre nosotros hablamos de que habrá un momento en el que habrá que valorar si se están dando los pasos que hacen falta o no, en base al análisis de la realidad: ver cuántos presos y a dónde han sido acercados. No diré que esto tenga que resolverse en un año o a final de este año, pero para nosotros este asunto tampoco se puede alargar años. De momento, se están creando las condiciones, aunque en algún momento habrá que evaluar el proceso en función de los resultados.
-Ustedes no vinculan la desaparición de ETA con la mejora de las condiciones penitenciarias, pero, ¿cree que esa desaparición podría tener una influencia positiva en la situación de los presos?
-Todos los pasos son buenos y hay que darlos. Pero más de una vez hemos dicho que no se pueden imponer unos pasos como condición para otros pasos. Esta no es una historia de una negociación de contrapartidas. Creemos que la unilateralidad tiene fuerza y es eficaz. Al Ministerio le decimos que los presos tienen derecho a ser acercados sin condiciones, con o sin disolución. Ahora bien, los primeros acercamientos de presos confirman que el desarme era necesario y esos pasos abren otros pasos y de ahí vendrá la disolución.
-La llave principal del tema de presos, de todas formas, está en manos de España, donde está encarcelada la mayoría ¿Cree que los cambios de Francia pueden acabar moviendo a España en el futuro?
-La posición de Madrid me preocupa, aunque cuando se reunieron los ministros de Justicia, no sé si diría tanto como aceptar, pero sí que España tomó nota de los pasos que está dando Francia. Ya con el desarme España hizo un poco de 'laisser faire' ante la postura del Gobierno francés. Hace un tiempo, o antes del 8 de abril del pasado año, esta postura sobre los presos de Francia hubiera supuesto un conflicto diplomático entre ambos Estados. Hay que ver todo esto como algo positivo. Tengo esperanza en que París influirá en la actitud de Madrid en este tema. Al menos Madrid no está influyendo negativamente en París.
Diferencias con Covite
-El colectivo de víctimas de ETA Covite se negó a reunirse con ustedes los Artesanos de la Paz ¿Qué reflexión le merece?
-Primero quiero dejar claro que fue Covite quien sacó este asunto a la arena pública, no nosotros. Todo lo que se dijo el 8 de abril del pasado año fue meditado y nadie, sea víctima, preso o pensara lo que pensara, pudo no sentirse identificado. Hablamos de las víctimas como pilar de un proceso de paz. Aunque nosotros no queremos dar lecciones a nadie, sino solo realizar una aportación. Y aquí se enmarca el haber escrito a las asociaciones de víctimas, no solo a Covite, para trabajar. Y no lo hicimos público para evitar que se interpretara como una operación mediática y porque si este asunto sale a la luz pública se contamina. Pero Covite decidió hacerlo público y no tengo nada que comentar.
«Tengo esperanza en que la estrategia de París sobre presos influya en España»
-¿Que en Iparralde no haya habido atentados de ETA ha favorecido la unidad entre diferentes?
-Sí. La transversalidad ha dado gran fuerza para hablar con el Estado francés. Se ve que no es un movimiento de partidos o de una ideología. Ha sido favorable la implicación de Jean-René Etchegaray (presidente de Iparralde y alcalde de Baiona), que da confianza a nuestros interlocutores del Estado. Esto es un tesoro de Iparralde y hay que cuidarlo.
-Durante el desarme se comentó la existencia de diferencias serias de criterio entre ustedes y el lehendakari Urkullu, recogidas luego en algunas publicaciones.
-Es público que teníamos diferentes puntos de vista, pero creo que la visión del Gobierno Vasco tampoco tenía el objetivo de ir contra nosotros, sino que lo pensaban así honestamente. Pero teníamos información que nos hacía pensar que nuestro plan funcionaría. Era importante para la sociedad el apoyo complementario de las tres instituciones, incluido el Gobierno Vasco. Esperé hasta el último minuto que estuviera en Baiona y su ausencia la recibí con pena.
-¿Ha mejorado la relación?
-A día de hoy no hay conflicto, aunque eso quedó como una discrepancia entre nosotros.
-Todo esto comenzó, de todas formas, en el intento cuatro meses antes en Luhuso de destruir unas armas, en el que usted participó y fue detenido. ¿Cómo se encuentra su situación judicial?
-No ha habido cambios. Seguimos inculpados pero no tenemos noticias de si habrá juicio.