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Javier Esparza, Cristina Ibarrola y Miguel Sanz en la asamblea anual de afiliados celebrada el sábado en Pamplona. EFE
La moción de Pamplona enreda las alianzas
Guerra de bloques

La moción de Pamplona enreda las alianzas

El controvertido acuerdo entre el PSN y EH Bildu en la capital navarra fue solo posible tras la elección de Sánchez como presidente del Gobierno

Alberto Surio

San Sebastián

Domingo, 17 de diciembre 2023, 01:00

La moción de censura contra la alcaldesa de UPN en Pamplona que dará la alcaldía a EH Bildu con el apoyo del PSN ha abierto una guerra política de consecuencias imprevisibles y pone en el foco del escenario el futuro de la política de alianzas en Euskadi. Desde el PSE y el PSOE se insiste en que el pacto de Pamplona es puramente local, que se debe a la parálisis municipal desde hace años, con una ciudad cuyos Presupuestos llevan cuatro ejercicios sin aprobarse y una incapacidad de UPN para tejer entendimientos. He aquí una serie de preguntas a las que intentaremos dar respuesta o al menos aproximarnos al rompecabezas navarro con una brújula de mano.

¿Afectará a la política de alianzas en Euskadi? En principio no. Es lo que aseguran los socialistas navarros y vascos. La moción, insisten, responde a una dinámica estrictamente municipal de Pamplona y, en todo caso, interpela al ámbito navarro de decisión. Es un asunto fraguado entre navarros para Navarra. Parece inevitable asociarlo al escenario de pactos en la Comunidad Foral. Los socialistas son la segunda fuerza política en el territorio y lideran el Gobierno de coalición con Geroa y Contigo-Zurekin, con María Chivite en la presidencia, gracias a la abstención de EH Bildu. De forma reservada parece que existía un compromiso del PSN por apoyar a EH Bildu a la Alcaldía cuando se resolviera la papeleta política en España y Sánchez ya estuviera investido presidente. La negociación de la moción se cierra horas antes del anuncio del acuerdo.

Es la izquierda independentista la que mete realmente prisa al PSOE y le presiona para que dé luz verde a la moción de censura contra Cristina Ibarrola. La razón explícita que se esgrime es la parálisis del consistorio, pero este argumento hubiera sido igual de válido al inicio de la legislatura municipal, en junio, y entonces fue frenado por el PSOE. No era el momento oportuno, con unas elecciones generales a la vista y una campaña electoral a cara de perro en la que la polémica era una bomba de relojería andante contra el candidato Sánchez. El asunto solo se reactiva después de la elección del nuevo presidente del Gobierno.

La trastienda

Asiron, dicen en su entorno, aceptó otra vez ser candidato solo si el PSN garantizaba el apoyo

En realidad, el diálogo entre el PSN y EH Bildu se remonta a hace meses, desde que la abstención de la izquierda independentista es necesaria para que la socialista Chivite se hiciera con el Gobierno de Navarra.

El apoyo del PSN a una moción de censura a lo largo de la legislatura era pues un sobreentendido no firmado expresamente pero sí hablado. Los socialistas piden tiempo, porque son conscientes del desgaste que tiene esta operación, que rompe las relaciones con la derecha, que la considera una declaración de guerra y que ha provocado una catarata de reproches de enorme dureza.

Estabilidad

El PSOE asume que poner en peligro su pacto con el PNV supone un altísimo riesgo para la legislatura

El aspirante de EH Bildu, Joseba Asiron, era consciente de que iba a ser alcalde desde el momento en el que decidió aceptar ser candidato de la coalición soberanista. Según ha podido conocer este periódico, el mismo Asiron transmitió a su entorno más cercano que solo dio el visto bueno a implicarse en la candidatura si se le garantizaba el respaldo del PSOE. Los socialistas, según se apunta, habrían dado garantías de ello, pero sin especificar el momento exacto de la operación.

Exigencia ética

El movimiento navarro descoloca la estrategia del PSE liderado por Eneko Andueza, que mantiene su discurso contrario a apoyar a EH Bildu en su apuesta de lograr la Lehendakaritza mientras no realice una autocrítica previa del pasado terrorista de ETA y de apoyo a las víctimas. Ese es el umbral mínimo al que el PSE no ha renunciado a pesar de que esta moción lanza un cierto equívoco al respecto ante la opinión pública.

Una de las derivadas de la moción es que complica la estrategia electoral del socialismo vasco, que tiene que reforzar a partir de ahora sus explicaciones sobre su apuesta por no apoyar a EH Bildu tras las próximas elecciones autonómicas. En realidad, tanto a Eneko Andueza, su candidato a lehendakari, como a Pedro Sánchez, les interesa mantener la entente con el PNV. Supone, de entrada, una garantía de estabilidad. Cualquier operación hostil contra los jeltzales podría romper su actual alianza de investidura con el presidente del Gobierno. La legislatura tendría los días contados.

La moción encona la guerra de bloques. El socialista Santos Cerdán, que es navarro y secretario de Organización de la Ejecutiva Federal, ha estado al tanto de toda la operación. Es inimaginable que la misma se haya fraguado sin su visto bueno. En la política navarra todos se conocen. El padre de Cerdán y el de Javier Esparza, líder de UPN, fueron colegas de trabajo en la misma compañía de autobuses. Los dos políticos se conocen desde pequeños. Hay determinadas rupturas que resultan especialmente traumáticas.

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