Nerea Melgosa, el segundo puntal de la continuidad

Nacida en Vitoria, de 53 años, es licenciada en Sociología y Ciencias Políticas por la Universidad de Deusto, tiene un máster en Recursos Humanos por la Escuela de Negocios EADA de Barcelona. Está casada y es madre de una familia numerosa de cuatro hijos con edades comprendidas entre los 19 y los 23 años. Sus responsabilidades políticas comenzaron en 2015, como concejala de Políticas Sociales en Vitoria. También fue edil del Servicio para la Convivencia y la Diversidad y luego de Empleo y Desarrollo Económico. Desde allí dio el salto a la Diputación de Álava, donde ejerció de asesora del Departamento de Igualdad y Derechos Humanos entre 2019 y 2020. Y fue a partir de entonces cuando comenzó su andadura en el Gobierno vasco donde se estrenó como asesora en el área que acabó dirigiendo.

Cuando llegó a Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, un área que lideraba hasta entonces Beatriz Artolazabal, sabía bien que su mayor batalla sería la situación en las prisiones. Con carencias de personal, no se ha logrado crear una Relación de Puestos de Trabajo, por lo que la primera OPE vasca para funcionarios de prisiones sigue muy lejos.

Melgosa muestra una seriedad circunspecta en los actos públicos que a veces puede interpretarse como frialdad pero quienes tratan con ella a diario destacan «su amabilidad, cercanía y sencillez» en las distancias cortas. En su equipo destacan «su gran capacidad de trabajo, su inquietud para el seguimiento detallado de cada iniciativa y, sobre todo, su sentimiento de solidaridad y apoyo a quienes peor lo estén pasando». Cuentan que ha dado pruebas de ello durante su trato con los numerosos colectivos sociales y destacan su implicación, en especial, con «quienes están dando el salto y consiguiendo empleo tras superar duros momentos de necesidad».

En estos meses ha intentado dar alas a la parte social de su departamento y ha impulsado programas de sinhogarismo y contra la exclusión. En las entidades sociales hay opiniones para todos los gustos pero predominan los que creen que se ha implicado con honestidad. Tanto en ese área como en las cárceles, Melgosa ha acudido a algunos talleres sin dar publicidad a su presencia. Quienes la tratan en Vitoria saben de su constante y comprometida presencia en iniciativas alavesas de todo tipo, sobre todo las sociales y el apoyo a las mujeres.

Puertas adentro, en el ámbito más personal, cuentan que tiene más sentido del humor del que suele mostrar en público y que le gusta el deporte. En el trato corto, argumenta muy bien, aunque en público afloran los nervios. Cuando conecta con la gente, se implica y suele recordar la situación personal incluso de aquellos con los que trata menos. Sale a correr y va a nadar siempre que puede. También le mueve «la cultura vasca» y el feminismo, del que dio prueba nada más asumir su cargo en el anterior Ejecutivo. En sus primeras declaraciones públicas se declaró una «feminista convencida».