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Sin oposición, sin alternancia

Euskadi es la excepción de autoestima sobre la que se proyecta la hegemonía jeltzale, jactándose de nuestra singularidad mientras elude someterse a evaluación

Sábado, 9 de octubre 2021, 09:22

El Sociómetro del Gobierno Vasco confirma la continuidad en Euskadi casi tres años antes de que se celebren las próximas elecciones autonómicas, y casi dos antes de los comicios locales y forales. La entente PNV-PSE se asegura la gobernación de las instituciones vascas, sin ... que la virtual mayoría absoluta que alcanzaría la izquierda abertzale junto a socialistas y 'morados' se vislumbre como una alternativa posible. Se necesitarían cuando menos tres o cuatro legislaturas de olvido para que cuajase un acuerdo que permitiera a los socialistas votar a una lehendakari de EH Bildu o de su futura marca. U otros tantos cuatrienios para que la izquierda abertzale renunciase a un segundo puesto que se consolida para dar sus votos a una lehendakari socialista a causa de una misteriosa metabolización del daño causado. En 40 años de autogobierno ha habido dos momentos que trastocaron la hegemonía política jeltzale. Tras la escisión de EA entre 1985 y 1986, y tras el Plan Ibarretxe en 2009. Cabe concluir que solo una crisis interna hoy por hoy inimaginable o un desvarío estratégico de entusiasmo soberanista también improbable podrían desestabilizar al PNV en su dominio. Nótese además que ambos momentos críticos para los jeltzales tuvieron que ver con disfunciones en una bicefalia tantas veces admirada por su exotismo en el ecosistema político europeo. De Garaikoetxea lehendakari respecto a Arzalluz presidente del EBB, y de Ibarretxe lehendakari respecto a un Bizkai Buru Batzar (presidido por Iñigo Urkullu) a punto de deshacerse de Arzalluz.

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