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Manu Cabacas, el padre de Iñigo Cabacas, el joven fallecido en 2012 en Bilbao tras recibir un pelotazo de la Ertzaintza, ha lamentado este jueves que en torno al caso de su hijo «no ha habido reconocimiento ni responsabilidad ni nada», después de que este miércoles el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, anunciase en el Parlamento que los expedientes disciplinarios abiertos contra cinco de los seis ertzainas que participaron en aquel dispositivo han sido archivados. De hecho, desveló también que esos cinco archivos se corresponden con otros tantos agentes que ya ni siquiera forman parte de la Policía baja al haber causado baja en los últimos años, en la mayoría de los casos por «incapacidades médicas».
El padre de Cabacas, que este miércoles siguió desde el Parlamento la comparecencia de Erkoreka en la comisión de Instituciones y Seguridad, ha criticado en Radio Euskadi que, tras la sesión, «quisimos hablar a la salida del Parlamento con el consejero Erkoreka, pero no salía, aunque sabía que les estábamo esperando. No salió y no pudimos hablar con él para decirle que por lo menos se diga la verdad» de lo que ocurrió aquel día de 2012 tras la disputa de un partido europeo del Athletic.
«¿Tan difícil es hacer un reconocimiento? No pedimos más que eso, un reconocimiento y unas medidas que se contemplan en los estatutos de la Ertzaintza para que esos agentes hubieran pagado por lo que hicieron. Pero no ha habido ni reconocimiento ni responsabilidad ni nada. Ni quieren oír», ha censurado Manu Cabacas. «Y encima se basan en atacarnos a nosotros. Por lo visto, nosotros matamos a los ertzainas, nosotros hemos sido los asesinos, nosotros tenemos que pagar. Y tanto que hemos tenido que pagar...».
Sobre el anuncio de que cinco de los seis agentes expedientados han causado baja de la Ertzaintza, Cabacas ha destacado que «mira qué fácil les han dado a ellos las incapacidades... Pues yo tuve que ir a juicio contra la Seguridad Social para conseguir mi incapacidad, y tuve que dejar mi negocio. ¿Esto es la igualdad? ¿Esto es lo que ellos piden para otras víctimas? El Gobierno de Urkullu pide para otros lo que a nosotros nos niega. ¿Dónde está la misma vara de medir? ¿No es un Gobierno de todos?».
Cuando está a punto de cumplirse una década de la muerte de Iñigo, su padre reconoce que «estamos muy mal, peor que entonces. Cada vez es mayor la ausencia y, viendo que no hay ganas de aclararlo o al menos de hacer leun reconocimiento como piden para los demás, pues ¿cómo nos podemos sentir? Fatal». Ha añadido que «cada día quieres morirte, pero si es necesario por mi hijo moriré en el intento de que se le haga un reconocimiento. Y muy orgulloso de morir por él». Ha contado el recuerdo personal de que «mi madre también murió cinco días después de conocer la muerte de Iñigo, se la llevó con él. Mi madre murió diciendo 'Iñigo, Iñigo, Iñigo'. Y si mi madre murió, para mí es un orgullo morir por mi hijo».
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