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a. gonzález egaña
Martes, 5 de junio 2018
Más de una veintena de amigos de Patxi Zabaleta Aizpitarte se volverán a reunir este sábado en Elgoibar para honrar su memoria, treinta años después de su asesinato a manos de ETA. La cita anual, fijada para el sábado más cercano a cada 6 de junio, día del atentado que acabó con la vida del empresario elgoibartarra, se convertirá, de nuevo, en un encuentro de homenaje y recuerdo «con alegría», pese a que su pérdida fue un hecho trágico que nunca podrán olvidar. Sus amigos rememoran que esa «alegría»era precisamente el rasgo dominante en la personalidad de Patxi Zabaleta, junto a su honestidad y su calidad humana.
El 6 de junio de 1988, Patxi Zabaleta paseaba con dos amigos por una calle del municipio guipuzcoano. Habían quedado para charlar y tomar algo en los bares del pueblo. A las 21.25, con intención de tomar la espuela, se encaminaron por la calle San Francisco, cerca de la sociedad Egotoki, cuando tres terroristas se le aproximaron, empujaron a los acompañantes a un lado y uno de los etarras, a cara descubierta, le disparó dos veces en la cabeza. Zabaleta cayó al suelo mortalmente herido y falleció en el traslado a San Sebastián, a la Residencia Nuestra Señora de Aránzazu. Doce días antes, su íntimo amigo Sebastián Aizpiri Leyaristi, elgoibartarra como él, había sido asesinado por la banda terrorista cuando se dirigía a su negocio en Eibar.
Patxi Zabaleta tenía 42 años, era empresario hostelero, regentaba la discoteca Guass de la localidad y también era corredor de seguros. Estaba casado con Mari Luz Rojo y tenían dos hijos. Al igual que Aizpiri, había sufrido una campaña de rumores que le vinculaban con el tráfico de drogas y tampoco había cedido al chantaje del llamado 'impuesto revolucionario'. ETA acusó a Zabaleta en un comunicado de ser un «agente de la red policial de distribución de droga». En menos de quince días dos vecinos de la localidad habían sido asesinados víctimas de una campaña plagada de rumores, mentiras y calumnias. Ambos pidieron al Ayuntamiento de Elgoibar que abriera una investigación y se demostrase su inocencia. Pero sus intentos no sirvieron de nada.
Familiares y amigos de Patxi Zabaleta divulgaron días después un comunicado en el que rechazaban las acusaciones vertidas por ETA contra la víctima y exigían a los etarras que las demostraran. Los familiares del asesinado aseguraron que la única relación de Zabaleta con la droga «fue su lucha contra ella».
La Audiencia Nacional condenó en 1991 a sendas penas de 30 años de reclusión mayor a Jesús María Ziganda Sarratea, Juan Carlos Balerdi Iturralde y Fermín Javier Urdiain Ciriza como autores de un delito de asesinato con premeditación. En la misma sentencia fue condenado a 27 años José María Beristain Urbieta como autor de un delito de asesinato sin agravantes.
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