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Lo peor, los nombres

Análisis ·

Convendría olvidar la grandilocuencia y el deseo de pasar a la historia y buscar un acuerdo que tenga en cuenta la pluralidad

Domingo, 12 de abril 2020, 07:53

La política tiene especial querencia por expresiones grandilocuentes. Cree que, cuanto más rotunda y solemne sea una palabra, mejor logrará su objetivo y antes se convertirá en lapidaria para la posteridad. De esas palabras grandilocuentes está llena la historia de cada país. Todas con mayúscula ... y precedidas del artículo determinado. La Reconquista, el Descubrimiento o el Dos de Mayo son algunas de las que se han grabado en la memoria del español. A todo político le gustaría quedar para la Historia como autor de una que evoque un hito o mito imborrable. Y, si no es capaz de alcanzarlo, excavará en el pasado para rescatar otra de cuya reedición pueda apropiarse. La copia recibirá así al menos un tenue reflejo del halo de gloria que rodea a la original.

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