El pulso interno abre una situación inédita en el socialismo donostiarra que tradicionalmente ha vivido un momento estable, pese a que la sucesión de Odón Elorza no estuvo exenta de cierta tensión interna. Tras la derrota del exalcalde fue elegido portavoz socialista Ernesto Gasco, entonces secretario general de la agrupación Enrique Casas. En las elecciones locales de 2015 obtuvo siete ediles, frente a los nueve concejales del PNV.
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En los últimos comicios municipales, el PSE logró cinco representantes, mientras el PNV obtuvo diez, Elkarrekin Podemos conseguía tres, los mismos que el PP, y EH Bildu seis. El PNV ha gobernado en coalición con el PSE en San Sebastián desde que Eneko Goia accedió a la Alcaldía.
En las próximas horas se conocerán cuáles son los avales y los principales apoyos de Garmendia y Elorza entre la afiliación donostiarra. También se revelará cómo se decantan sus principales referentes. La dirección del partido -que encabeza Eneko Andueza en Euskadi- respalda a Garmendia, pero debe ofrecer a los dos candidatos los mismos recursos para defender sus respectivos proyectos en igualdad de oportunidades antes de que la militancia tome la última palabra.
En ámbitos afines a la dirección del PSE se considera que Elorza -que previsiblemente afrontaba ya su última recta final como diputado en el Congreso- ha realizado un movimiento en clave personalista, que puede someter al socialismo donostiarra un desgaste innecesario que, en el fondo, solo beneficia al actual alcalde y previsible candidato del PNV a la reelección, Eneko Goia.
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Desde el entorno de Elorza, sin embargo, se rechaza por completo esa versión, se apunta que el exalcalde ha realizado un último movimiento «en clave exclusivamente de ciudad», ante la parálisis que vive y la dificultad del PSE para marcar un mínimo de perfil alternativo. El problema de fondo, subrayan, es que después de 20 años de ejercer la Alcaldía, y desde que en 2011 se perdió el liderazgo del gobierno municipal, el socialismo de San Sebastián ha entrado en una crisis de identidad y de proyecto de la que sigue sin recuperarse.
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La noticia ha pillado de improviso a la dirección del PSE, que no estaba acostumbrado a un pulso interno de esta naturaleza si bien algunos posicionamientos públicos en las últimas semanas del exalcalde sobre el problema de la vivienda habían suscitado algunas especulaciones. En todo caso, el terremoto interno es absoluto. La contienda tendrá consecuencias en el PSE.
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