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Urgente Cortada la N-121-A por una colisión entre dos camiones que deja dos heridos graves

Ante las resoluciones emitidas por el Tribunal Constitucional sobre los ERE sólo cabe el dicho latino de 'Roma locuta, causa finita', es decir, el acatamiento. Pero la perplejidad es un sentimiento no sujeto a la ley, sino que surge cuando uno se enfrenta a actos ... que le resultan chocantes. Cabe así acatar la resolución, pero sentir, a la vez, perplejidad por las dudas. La primera nace del extraño hecho de que, lego en Derecho, entienda yo las razones en que se apoyan las resoluciones del TC y no las entendieran en su día los jueces de la Audiencia y del alto tribunal mencionados. Y es que, según hiriente afirmación del TC, los citados magistrados «desconocen la centralidad del Parlamento (...) en el entramado institucional establecido en el Estatuto de Andalucía». Tal acusación de ignorancia es hiriente, muy grave respecto de tan doctas personas, pues la cosa va nada menos que de «derechos fundamentales infringidos» y supone principios básicos del Derecho como que «la elaboración de los proyectos de ley y su posterior aprobación no pueden incurrir en prevaricación» y «no pueden ser sometidos a control judicial». Chocado por tan zafia acusación, me pregunto si no será que aquellos jueces habían llegado al cabal convencimiento de que la elaboración y la aprobación de aquellas concretas leyes camuflaban una deliberada voluntad de encubrimiento dirigida a permitir y propiciar futuros actos de carácter delictivo. Pero, ¡ah!, en tal caso, se trataría de un acto contrario al derecho a la presunción de inocencia.

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diariovasco Perplejo acatamiento