«Todavía hoy algunos tienen la desfachatez de decir que mi madre no es una víctima del terrorismo»

–¿Cómo ha vivido el décimo aniversario del final de ETA?

–Con cierta tristeza, la verdad. Cuando surge un tema polémico, vemos que continúan los resquemores, la desconfianza, la violencia verbal... Hemos desaprovechado el tiempo y nos asomamos peligrosamente a la desmemoria. Es un asunto que compete a nuestra generación, no a las futuras. Ahí está el ejemplo de la Guerra Civil. No hagamos lo mismo.

–¿Qué sintió al escuchar la declaración de Arnaldo Otegi en Aiete?

–Que es un paso en la buena dirección. Me consta que vendrán más.

–¿Pero fue suficiente o le faltó decir que matar estuvo mal?

–Tenemos que seguir creando las condiciones necesarias para que ese momento también llegue.

–En el caso de las víctimas de los GAL, ¿el PSOE también debería condenar y decir que fue injusto?

–Sí, el PSOE debería decirlo. Y también que, bajo su gobierno, hubo terrorismo de Estado, con esas palabras. Y es que todavía hoy algunos cargos públicos del Gobierno español han tenido la desfachatez de decirme que mi madre no es víctima del terrorismo.

–¿Debería hacer Sánchez una declaración de condena?

–No se trata de condena. Naciones Unidas dice que los Estados son jurídica y moralmente responsables de lo que sus anteriores gobiernos hicieron. Por lo tanto, queda claro que Sánchez debería hacer una declaración pública de reconocimiento del dolor causado, pedir perdón y revelar la verdad. En muchos países de nuestro entorno lo hacen con naturalidad.

–Aunque el PSOE ya señaló en su día que todo lo que tuvo que ver con los GAL estaba juzgado y sentenciado...

–¡Pero si solo se han celebrado dos juicios! El de Segundo Marey y el caso Lasa-Zabala. Y, en los mismos, a los autores no se les condenó ni por pertenencia a banda armada, ni por desaparición forzada, ni por torturas; todo muy bien estudiado a sabiendas de las consecuencias que acarrearía. Por no hablar de la impunidad, indultos, etcétera. Por lo tanto, los GAL no están juzgados ni sentenciados. Decir lo contrario es una forma cínica de faltar a la verdad.

–Socialistas vascos, como Mendia, Eguiguren o Andueza, sí han condenado el terrorismo del Estado.

–Es un paso adelante que debe servir de ejemplo para otros miembros de su partido. Insisto, debemos crear las condiciones para deslegitimar todo tipo de violencia política utilizada en el pasado. Por eso son imprescindibles declaraciones que sirvan para crear ese nuevo espacio de encuentro, que nos permita interiorizar como sociedad un mensaje único: secuestrar, torturar, extorsionar, hacer desaparecer y matar estuvo mal. Debemos reconocer todas las vulneraciones de derechos humanos y activar los mecanismos necesarios de prevención que garanticen que lo que ocurrió no se vuelva a repetir. Y, por ahora, no lo estamos consiguiendo.

–Ahora que se habla de los crímenes de ETA sin resolver, ¿cómo están los casos de los GAL?

–La gran mayoría están archivados. Sin ningún interés en investigar, sin justicia, sin verdad, sin reparación y sin memoria.

–Tras el archivo de la denuncia que vinculaba al Gobierno de Felipe González con los GAL, ¿qué pasos le quedan por dar?

–Aún no descartamos volver a recurrir a la justicia española, ni tampoco a la francesa (la gran mayoría de atentados de los GAL ocurrieron allí), pero sí hemos iniciado ya un análisis con expertos en el ámbito del Derecho Penal Internacional. Lo que está claro es que no voy a parar hasta que no se reconozca que España ha utilizado el terrorismo de Estado en democracia.

–¿Qué indicios tiene de que Felipe González pudiera tener alguna responsabilidad?

–La pregunta sería qué indicios no tengo. Hay un hecho incontestable: En la jerarquía de la condena se llegó hasta su ministro de Interior y no se pudo investigar más por la negación de desclasificar los documentos que supuestamente le vinculan de forma directa.

–¿Querría verle sentado en el banquillo?

–En estos momentos han dado la vuelta al mundo las imágenes de unas personas de 96 y 100 años que están siendo juzgadas por su relación con crímenes ocurridos durante el holocausto. No es cuestión de querer o no querer, es un deber de las instituciones democráticas perseguir y juzgar a quienes por acción u omisión son responsables de un crimen.

–¿Cree que cederán las instituciones a su petición de investigar los crímenes de la denominada guerra sucia?

–Mi esperanza es inagotable. Vamos a iniciar una campaña para aunar fuerzas a fin de que la modificación de la Ley de Secretos Oficiales cumpla con la legislación internacional y de la Unión Europea, que es clarísima: ninguna documentación que afecte a vulneración de derechos humanos puede tener la categoría de secreto oficial y ser clasificada. Por tanto, es ilegal que toda esa documentación siga ocultada.

–¿Confía en la justicia europea?

–Confiaré en la justicia, la europea o la universal, en la medida que vea resultados y acciones concretas. El inmovilismo, el silencio, la indiferencia y la pasividad hieren mucho.

–¿Todavía reclama una parte de la indemnización por el asesinato de su hermano?

–A mi familia se le ha negado la solidaridad que tiene el Estado con las víctimas de atentados terroristas. Esa acción solidaria se regula en España desde 1999. Nunca la hemos recibido y, cuando la solicitamos, nos fue denegada. El Estado español no ha sido solidario con el dolor de mi madre.

–¿Contempla llevar su caso a la jueza argentina Servini a través de su plataforma B-Egiaz?

–La Justicia Universal es otra de las posibilidades que estamos estudiando y analizando para esclarecer quiénes fueron los autores e inductores del terrorismo de Estado.

–La plataforma requirió información sobre su caso, ¿tienen algo nuevo?

–Estamos en fase de investigación y análisis de la documentación facilitada. Con el tiempo, la daremos a conocer. Por supuesto, seguimos animando a la ciudadanía a que, si tiene algún tipo de información relacionada con los GAL, nos la pueda hacer llegar.

–Muchas víctimas de ETA le apoyan en su causa. ¿Compartir sufrimiento une a las personas?

–Todas somos víctimas de la violencia de motivación política. Yo no hago distinciones. Ese es el mensaje que traslado a los jóvenes cuando acudo a las aulas: la deslegitimación de todas las diferentes expresiones de violencia padecidas. No hay violencias buenas ni violencias malas. Por lo tanto, interioricemos ese único mensaje, muy sencillo y que no crea contradicciones.

–Hay quien dice que existen víctimas de primera y de segunda. ¿Usted qué opina?

–Es el Estado quien nos clasifica de esa forma.