![La política y las redes sociales, una relación de amor y odio](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202212/07/media/montaje-politica-buenooo.jpg)
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La polvareda levantada por la decisión de Elon Musk de permitir el reingreso de Donald Trump en Twitter ha evidenciado el enorme poder de las redes sociales y la inquietud que provocan por su impacto en la estabilidad de las democracias. El asalto al Capitolio, la virulencia de los golpes bajos en campañas electorales como la brasileña o hechos más recientes como los ataques a la ministra de Igualdad, Irene Montero, por la ley del 'sólo sí es sí' demuestran la enorme toxicidad que puede emanar del mundo digital. Y, sin embargo, pese a este permanente chapoteo en el barro comunicativo, los políticos no saltan del charco, sino que siguen utilizado las redes en una relación amor-odio que les engancha. Así lo afirman los tres politólogos consultados para este reportaje, quienes consideran que el escaparate que supone estar, por ejemplo, en Twitter, hace que abandonarlo no sea una opción.
Así lo entiende Julen Orbegozo, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV, para quien el sistema político se basa en la pura competencia. «Cada actor político pretende obtener el mejor resultado y para ello siempre se ha adaptado al contexto mediático y social que le ha tocado vivir para sacar provecho de los medios de comunicación». Orbegozo añade que nunca antes fue tan fácil conseguir audiencia, una comunidad de seguidores. «Suelo decir que vivimos en la época del 'yo me lo guiso'».
En consecuencia, afirma el profesor, ya no volveremos al pasado. «Es imposible. Mientras estos mecanismos comunicativos existan los políticos los emplearán. No creo que haya abandonos en masa. Adoptarán mecanismos, como cualquier usuario, para evitar la polémica, el insulto o la agresión digital. Para ello debemos exigir que nuestras redes reflejen mejor, a través de los algoritmos, lo que queremos que sean».
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Existe el temor de que puedan convertirse en un peligro para la democracia, pero Orbegozo señala que el riesgo radica en los usuarios, no en la comunicación digital. Apunta que este es el caso de Trump, «que supo jugar con la exageración, el ataque y con el eslogan breve y fácil». También indica que la extrema derecha ha entendido mejor internet como arma de comunicación política. «Han conectado. La conexión la baso en estas premisas: hablar de lo que quiere la gente que hables, donde quiere que hables y en los términos o en el idioma que quiere la gente».
No obstante, para el profesor de la UPV el verdadero riesgo radica en permitir que las empresas propietarias de las aplicaciones campen a sus anchas. «Nunca dejaría el futuro de nuestras democracias, ni siquiera de nuestro mundo, en manos de grandes empresas tecnológicas que surfean sin complejos en el sistema capitalista. Todas las propuestas que haga Musk estarán dirigidas, a priori, a mejorar los beneficios de su empresa».
Verónica Fumanal ha vivido el mundo de las redes y de la política desde una posición privilegiada porque fue asesora de Pedro Sánchez cuando éste era secretario general del PSOE y anteriormente consolidó la carrera de Albert Rivera, en el periodo en que llegó a triplicar su representación en el Parlament.
julen orbegozo | Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV
En opinión de la fundadora de la consultora Politikom, los políticos seguirán usando las redes porque aunque abandonen Twitter, no supondría una merma de su potencialidad de comunicación si alimentan el contenido en otras plataformas.
Fumanal, al igual que Orbegozo, considera que las redes no son un peligro para la democracia, pero sí su mal uso. Coloca el foco en las plataformas de mensajería instantánea entre particulares porque, según indica, se han convertido en el canal preferido de las 'fake news' y los contenidos manipulados.
Por lo que respecta a la influencia de las redes en el ascenso del populismo, la asesora señala que es «tremendamente complejo decir qué fue antes, si la demanda de populismo o la oferta. ¿Surgen partidos y liderazgos populistas porque hay espacio para ellos o, por el contrario, es la influencia 'top-dwon' –información que se trasmite de arriba hacia abajo– la que hace que poco a poco vaya germinando el discurso del odio?». Fumanal admite que carece de datos para dar una respuesta, aunque señala que hay estudios sobre la polarización en Cataluña que apuntan a que se trata de un fenómeno que se transmitió desde las élites a la base social.
verónica fumanal | Asesora
La experta en comunicación no cree que sistemas como el pago para la verificación de cuentas propuesto por Musk para Twitter sean efectivas. «Cuando la verificación es comprable deja de tener valor. Aquellos que están interesados en manipular la opinión pública tienen dinero suficiente para comprarse un ejército de 'bots' verificados».
Pablo Simón sostiene argumentos parejos a los de Orbegozo y Fumanal. Señala que las redes sociales tienen una importancia clave en la comunicación del siglo XXI. «De una manera o de otra –sostiene– se han convertido en un cauce prevalente por el que los políticos, consultores o periodistas transmiten sus mensajes a la opinión pública sin intermediarios». En consecuencia, asegura que el papel en concreto de Twitter «es relevante y los políticos lo seguirán utilizando para sus estrategias de campaña electoral y comunicarse entre sí. Estoy convencido de que esta plataforma, de una manera o de otra, seguirá siendo empleada por ellos».
pablo simón | politólogo
El politólogo también diferencia entre las redes y el uso que se hace de ellas. «No me atrevo a decir que sean un peligro para la democracia. Si uno hace una analogía, a nadie se le ocurriría decir que la radio era un peligro para la democracia en los años 20 y 30 del siglo pasado, aunque sabemos que los nazis la emplearon para propagar sus mensajes». Por lo tanto, concluye que las redes son una infraestructura comunicativa que sirve para cualquier propósito, desde elementos muy positivos, como la movilización política, el acceso a información o protestas contra los regímenes autoritarios, como en las primaveras árabes; hasta elementos muy negativos, como propagar bulos, 'fake news' o generar odio y polarización. «Soy aséptico–concluye–. Las redes son un instrumento neto y depende de cómo se empleen el resultado será uno u otro».
El ascenso de Trump o del populismo en general, en opinión de Simón, obedece a factores estructurales que no solo tienen que ver con las redes. «Ahí están una crisis muy profunda desde 2008, el incremento de la desigualdad, la desintermediación de la política por pérdida de la confianza en actores tradicionales como los sindicatos o los partidos». Señala que estas realidades tienen mucho que ver con el auge de movimientos extremos, más allá de que las redes sociales tengan un papel relevante. «Nunca hay un solo factor», concluye el politólogo.
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