Puede resultar llamativo que quien estuvo 20 años en la Alcaldía donostiarra –en los tiempos duros del terrorismo– quiera volver al Ayuntamiento. La razón sincera es la preocupación que me produce una peligrosa mezcla de autocomplacencia, pasividad e indecisión en la que flota Donostia y ... que impiden avanzar para afrontar sus retos.
Publicidad
Vivimos en una ciudad de calidad que podría 'morir de éxito turístico', aunque esa polémica tapa otras preocupaciones de la población. Lo cierto es que cuando ese gran motor económico no se gestiona y regula adecuadamente, sus externalidades negativas agravan algunos de nuestros problemas.
El elevado precio de la vivienda, los efectos de la ola del turismo con la multiplicación de pisos turísticos y nuevos hoteles así como la demanda externa de vivienda por personas con recursos, son situaciones que no se supieron prever tras el final del terrorismo de ETA en 2011.
Me preocupa la paralización de actuaciones estratégicas, me preocupa la baja oferta de vivienda pública accesible para jóvenes y familias, la ausencia de liderazgo y capacidad para consensuar operaciones urbanísticas y económicas de valor añadido, los cambios improvisados y torpes en la movilidad o el retroceso como ciudad de vanguardia cultural tras el fracaso en la gestión de la capitalidad europea de la cultura.
Publicidad
Considero que San Sebastián requiere una alcaldía con liderazgo y más capacidad de iniciativa, así como reforzar un modelo de ciudad en el que prime la defensa de lo colectivo. Donostia ha de recuperar la ilusión y contar con proyectos que apasionen e impliquen a la ciudadanía –joven y mayor–, refuercen la cohesión social en los barrios y fomenten los valores cívicos.
Las grandes decisiones no pueden estar condicionadas por intereses económicos particulares, por actitudes partidistas o por la posición de vecinos que se desentiendan de los intereses colectivos.
Es urgente liderar un amplio consenso cívico y político sobre las prioridades de la gobernanza municipal y gestionar con sensibilidad el patrimonio, el respeto a la diversidad y la protección del paisaje. Y debe ser un objetivo convertirnos en ciudad de referencia en la lucha contra el cambio climático en un planeta en crisis.
Publicidad
El Gobierno local no solo ha de garantizar la calidad de los servicios públicos propios sino implicarse en los que gestionan otras administraciones. Desde Osakidetza hasta la atención a la dependencia, las residencias para mayores, el transporte, la seguridad o la oferta educativa. El progreso de una ciudad se mide por la atención a las personas, que son la identidad y el mayor valor de Donosti. Se trata de luchar por su bienestar.
Estas razones me llevan a dar el paso en septiembre para intentar ser el candidato socialista a la alcaldía. Para lograrlo he de estar propuesto por el partido, lo que me obligará a recoger avales de apoyo de la militancia socialista donostiarra. Solo los avales me permitirían pasar a la segunda fase para desarrollar unas Primarias democráticas ejemplares. No vengo a tensionar nada; me presento con intención de ser útil a mi ciudad y contribuir al debate de ideas sobre la ciudad en el PSE.
Publicidad
Si consigo superar con éxito el proceso de primarias, trabajaré a partir de una decisión ética: renunciar al cargo de diputado en el Congreso por Gipuzkoa para preparar durante ocho meses, con humildad y transparencia, un programa y una precampaña abiertas a la participación ciudadana.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.