Una treintena de jeltzales ha ostentado hasta hoy la presidencia del PNV en los 130 años de historia del partido que fundó Sabino Arana Goiri ... el 31 de julio de 1895. En total han sido 34 hombres –nunca una mujer ha sido elegida para el cargo–, cinco de los cuales repitieron responsabilidad de forma alterna en diferentes momentos de la historia, son los casos de Alipio Larrauri, Ramón de Bikuña, Luis Arana Goiri, Ignacio Unceta y Xabier Arzalluz. Todo comenzó cuando Arana anunció la creación de un partido de nombre PNV –el segundo más antiguo de los que existen en la actualidad después del PSOE– en la que está considerada su primera intervención política, el llamado 'Juramento de Larrazabal' de 1893.
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De 1895 a la muerte de Franco. Los primeros 80 años de vida del PNV, hasta la muerte del dictador Franco, el 20 de noviembre de 1975, aportan a la historia del partido hasta 19 presidentes del Euzkadi Buru Batzar (EBB), tres de ellos –Alipio Larrauri, Ramón de Bikuña y Luis Arana Goiri– repetirán mandatos alternos. El fundador de la formación jeltzale, Sabino Arana, fue el primer presidente del PNV y permaneció en el cargo hasta 1903. Murió ese año a la temprana edad de 38, dejando plasmada su ideología en infinidad de obras poéticas, libros políticos y literarios y artículos en prensa. Su pensamiento, polémico, ha sido muy criticado por sus detractores quienes consideraban su fundamento «racista y xenófobo», mientras que sus seguidores mantienen que las críticas «provienen del nacionalismo español que no tiene en cuenta su contexto sociopolítico e histórico», explican fuentes del partido. Su sucesor inmediato en 1903 fue Ángel Zabala Ozamiz, 'Kondaño', a quien le sucedió en 1906 una diputación colegiada compuesta por cinco miembros.
En ese periodo de ocho décadas sobresale la figura del hermano de Sabino, Luis Arana Goiri, el séptimo de una saga de ocho, arquitecto de profesión, pero sobre todo ideólogo y cofundador del partido. Fue elegido máximo responsable de la dirección jeltzale en dos etapas, 1908-1915 y 1932-1933, determinantes para transformar el PNV en una 'moderna' organización de masas. También destaca de ese tiempo, Doroteo de Ziaurriz, el presidente que más tiempo permanecido en el puesto, 16 años, sólo superados por Xabier Arzalluz décadas después.
El periodo de la Transición. Tras la muerte del dictador, el bergarés Ignacio Unceta, que había sido el primer alcalde nacionalista y miembro de la dirección colegiada de 1962 a 1971, junto a Joseba Rezola y Jesús Solaun, tomó el mando del PNV en diciembre de 1975, en sustitución de Mikel Isasi. La presidencia de Unceta, más simbólica que real, contó entre los miembros de su Consejo Nacional con la mayor parte de los que iban tener parte en la dirección del partido en los años siguientes: Xabier Arzalluz, Joseba Azkarraga, Joseba Leizaola, Xabier Agirre, Sabin Zubiri, Gerardo Bujanda o Pello Irujo.
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En abril de 1977, Carlos Garaikoetxea fue elegido en contra de la idea inicial del aparato de Bizkaia, que propuso a Ajuriaguerra para el cargo. Se quería dar una imagen más moderna y joven del partido y se designaba, además, a un presidente navarro, lo que podía influir positivamente en la expansión del PNV en ese territorio. Bajo su mandato se dio una rápida expansión. La histórica asamblea de Pamplona aprobó una nueva organización interna y actualizó la ideología jelkide. No faltaron problemas internos, principalmente en Bizkaia. Tras el triunfo electoral del PNV en las primeras autonómicas, Garaikoetxea decidió dejar la dirección y se convirtió en lehendakari.
En 1980, el azkoitiarra Xabier Arzalluz abandonó Madrid tras negociar como diputado por Gipuzkoa en las Cortes Generales la Constitución y el Estatuto, y optó a la presidencia del EBB. Tuvo que dejar el liderazgo entre 1984 y 1986 ya que el reglamento interno fijaba una renovación de cargos internos cada dos años y solo permitían una reelección. Pasó a ser militante de base, pero su influencia no dejó de ser decisiva.
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La escisión. Con la salida de Arzalluz, Román Sudupe fue el encargado de ocupar una presidencia de circunstancias. Era un tiempo de fuertes tensiones internas que desembocaron en la dimisión de Garaikoetxea como lehendakari en diciembre de 1984. Tras Sudupe el aparato jeltzale recurrió al histórico tolosarra Jesús Insausti 'Uzturre'. Poco después Arzalluz volvería a ser elegido presidente del EBB, un 19 de febrero de 1986, y se enfrentó a la escisión que dio origen a EA, el 4 de septiembre de ese año con Garaikoetxea al frente. El origen de la fractura fue la crisis que se dio en el seno del PNV durante 1985. Diversos acontecimientos, como la expulsión de los representantes navarros de la Asamblea Nacional del PNV; la discusión interna en torno a la Ley de Territorios Históricos (LTH), en la cual el aparato jeltzale defendía un enfoque que mantenía las competencias de las diputaciones forales, en tanto que Garaikoetxea pretendía transferirlas al Gobierno Vasco; o la propia dimisión de Garaikoetxea como lehendakari se sumaron en la crisis que derivó en la escisión. Fue la peor crisis del nacionalismo vasco institucional tras la dictadura.
Arzalluz en el poder. El político azkoitiarra permaneció en la presidencia del PNV hasta 2004, el mandato más extenso. A principios de julio de 1987, el partido celebró en Zestoa su primer congreso en diez años y en él se votó su confirmación como presidente y la necesidad de una reforma de la organización. El partido emprendió de ese modo la renovación de su equipo dirigente que, con Arzalluz a la cabeza, culminó, en enero de 1988, la reforma organizativa y la de los estatutos. En la Asamblea de ese año, destacó su discurso conocido como 'espíritu de Arriaga', en el que reconoció el pluralismo de la sociedad vasca. Ese año, fue uno de los firmantes del Pacto de Ajuria Enea. Negoció con Felipe González y luego con José María Aznar e intervino en las sucesivas conversaciones para el Gobierno Vasco con el PSE. A finales de 2003 confirmó en un acto en Bilbao su deseo de dejar el cargo cuando se renovara la Ejecutiva en enero de 2004 y también su abandono de la vida política.
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La pugna Imaz-Egibar. Ese año 2004 el pulso entre dos pesos pesados guipuzcoanos Josu Jon Imaz y Joseba Egibar, a priori el delfín de Arzalluz, fue otro de los momento más amargos internamente hablando. Se enfrentaron el ala más soberanista y la más templada. El PNV abordaba la sucesión de Arzalluz y la resolución de la partida, que se libró en los batzokis, se sentenció por muy pocos votos de la militancia en favor de Imaz. El choque dejó profundas secuelas, además de un serio debate interno.
La llegada de Urkullu. En septiembre de 2007 Josu Jon Imaz anunció por sorpresa que abandonaba la política activa y días después Egibar hizo pública su decisión de no presentar su candidatura al EBB y dejar la vía libre para la elección de Iñigo Urkullu que llegó a la cúpula del partido en 2 de diciembre de 2007 y lo capitaneó hasta 2012. La Asamblea General que le alzó a la presidencia ponía con él punto y final a cuatro años de convulsiones internas dentro del PNV. Su nombramiento se produjo como una solución de consenso entre los diversos sectores del partido. El político de Alonsotegi asumió una tarea compleja hacia dentro y fuera del partido hasta que el 5 de julio de 2012 la Asamblea Nacional del PNV le designó por unanimidad como candidato a lehendakari, para las elecciones previstas para marzo del siguiente año, pero el lehendakari López adelantó la cita con las urnas a octubre de 2012, dando paso a la X Legislatura con Urkullu al frente tras lograr 27 escaños, seis más que EH Bildu.
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Doce años de Ortuzar. El 12 de enero de 2013, la Asamblea Nacional del PNV reunida en Bilbao eligió a Andoni Ortuzar nuevo presidente del EBB. Cumplía así el sueño de convertirse en el líder del partido en el que ha militado desde los 14 años. A lo largo de los doce años que ha permanecido en el cargo una de sus máximas ha sido que «más vale un mal acuerdo que un desacuerdo». El jeltzale de Sanfuentes pertenecía a la misma generación de 'jobuvis' que Urkullu, la hornada de burukides vizcaínos que comenzaron su militancia a mediados de los 70. Su trayectoria ha estado unida a las luces y sombras del PNV en los últimos 40 años, hasta que el pasado 6 de febrero anunciaba que dejaba vía libre a Aitor Esteban para que fuera él el llamado a liderar el PNV y evitar una división interna que nadie deseaba. El apoyo a Esteban en los batzokis había sacudido al PNV y alentaba sus opciones de relevar a Ortuzar, como así será en la Asamblea Nacional que culmina este domingo.
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