El serio revés electoral del domingo ha reavivado el debate interno en el PNV sobre la renovación de los órganos nacionales y territoriales de su dirección. El PNV tiene pendiente antes de fin de año la aprobación de una ponencia política que defina su ... estrategia, una asignatura pendiente que se hereda desde la pandemia y que trazará la hoja de ruta de este partido para los próximos cuatro años; un 'modus operandi' que debe atender, cada vez más, a voces descontentas con el rumbo de los últimos tiempos. La inquietud empieza a ser palpable en Bizkaia, el bastión histórico por excelencia en el que la fortaleza jeltzale era una seña de identidad.
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El revés reactiva en el fondo la discusión sobre el alcance real de la renovación que se enmarca en una apuesta por el relevo generacional en las candidaturas y en los órganos directivos. El PNV debe poner en marcha un calendario –siempre sometido a un complejo sistema de doble vuelta en el seno de las organizaciones municipales– antes de dar luz verde definitiva a esta transición orgánica.
El inicio del proceso, que previsiblemente dará comienzo este mes o el próximo julio, abre un plazo de seis meses para que se presenten propuestas de burukides al futuro EBB, a la Asamblea Nacional y al Tribunal de Garantías. La Asamblea General –equivalente a la celebración de un congreso– sería a final de año o a comienzos de 2025.
Los resultados del domingo han desatado un pulso interno, por ahora soterrado, entre quienes creen que, por coherencia interna, la actual dirección debe asumir sus responsabilidades, realizar una reflexión profunda y autocrítica sobre sus carencias y fallos y preparar ya su relevo. En ese sentido, los más críticos apuntan que los reiterados fracasos en las urnas han demostrado la incapacidad del actual EBB para liderar un proyecto atractivo que logre movilizar a un amplio sector que permanece aún en la abstención, y que ha expresado así su distancia.
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Según estos reproches, los jeltzales se han visto castigados por la desmovilización de su electorado tradicional y por fugas muy sensibles de voto hacia el PP y el PSOE, en especial en las ciudades más relevantes y en zonas templadas de clase media. Un cuadro que resulta particularmente gráfico en Bilbao o en Getxo, donde la subida de los populares corresponde casi de forma automática con el retroceso nacionalista. En San Sebastián, el trasvase jeltzale se registra más hacia los socialistas.
El debate real es el límite y el alcance de la renovación. Es decir, dónde, cómo y a quién se dirige. ¿Afectará a Andoni Ortuzar, presidente del EBB, que culminará su tercer mandato? Los medios consultados dejan abiertas todas las posibilidades. Una, que la renovación se extienda a todos los integrantes de la cúpula jeltzale y en todas las estructuras. Otra pasaría a realizar una excepción con Ortuzar por el doble proceso de renovación. Una de las normas escritas en la historia del PNV aconseja no hacer cambios a la vez al frente del partido y en la Lehendakaritza. El mismo Xabier Arzalluz aceptó este principio tras forzar el relevo de José Antonio Ardanza por Juan José Ibarretxe. En todo caso, el progresivo descenso de respaldo que el PNV ha ido registrando en las últimas citas electorales dibuja un paisaje inquietante. La curva descendente ha terminado por encender algunas luces de alarma, sobre todo en el PNV de Bizkaia.
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El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, pronosticó ayer en una entrevista en Radio Euskadi que «habrá una reflexión muy profunda y fecunda. Soy muy optimista sobre el futuro de nuestro partido y vamos a empezar una nueva etapa en poco tiempo, va a salir bien y reforzado de todo esto», afirmó.
El líder del EBB recordó que los cargos en el PNV son «obligatorios» y explicó que la cuestión en este partido no es si él sigue al frente o no porque eso sucede en «otros partidos más presidencialistas o más caudillistas». «El tema en el PNV es qué dirección toma, qué hace con sus propuestas estratégicas para el país, qué tipo de organización tiene que acometer, porque tenemos una organización estupenda sobre el papel, pero para este mundo que funciona una velocidad cósmica, nosotros seguimos siendo analógicos», añadió. En su opinión, la formación jeltzale «tiene que convertirse orgánicamente, organizativamente, en un partido digital, pasar del papel a las redes y después vendrán quiénes son las mejores personas para ese nuevo proyecto».
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Ortuzar reconoció que el PNV ha estado 'desposicionado' en los dos grandes ejes de la campaña electoral. Por un lado, la pugna cerrada entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Por ota parte, la denuncia contra la ultraderecha en Europa, que, en su opinión, ha calado en una parte del electorado vasco aunque «aquí tampoco es una amenaza».
En su opinión, el voto útil ha sido, o bien el PSOE o bien el PP «en mucha menor medida en Euskadi. EH Bildu, a su juicio, «está en una situación dulce electoralmente».
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