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Sánchez, escurridizo

A este paso, al lehendakari Urkullu no le va a quedar más remedio que «solicitar del Gobierno la declaración de estado de alarma» para Euskadi

Sábado, 1 de mayo 2021, 09:45

La negativa de Pedro Sánchez a prorrogar el actual estado de alarma o a promulgar otro nuevo no es política, es partidaria y hasta personal. Responde a que el presidente no está dispuesto a continuar siendo portador de malas noticias. Eso se acabó. Lo suyo ... será anunciar las buenas nuevas de la vacunación, volver a los fondos europeos con la remisión de la propuesta del Gobierno a Bruselas, reiterar que no hay alternativa a la mayoría de su investidura. La pandemia pasa a formar parte de las responsabilidades de otros: comunidades autónomas, ciudadanos, profesionales de la sanidad. Porque el Gobierno quiere apuntarse también a la libertad. A medida que pasan los días se desvanece la presunción de que, tras el escrutinio del 4 de mayo, Sánchez podría rectificar. Porque a medida que él y las ministras y ministros que se refieren al tema insisten en el inicio de un nuevo tiempo frente al SARS-CoV-2 quedarían más en evidencia si finalmente cambian de postura. Aunque resulta elocuente hasta qué punto no son capaces de aportar un argumento definitivo, irrebatible, para prescindir del estado de alarma, convirtiendo su decisión en un acto de fe que emplaza a quienes prefieran lo contrario no solo a demostrar la necesidad de la excepcionalidad constitucional sino a reclamar formalmente su aplicación.

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