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Sumar abandonó este jueves las medias tintas en el debate sobre el aumento del gasto militar y abrazó en el Congreso la moción presentada por ... el BNG que exige al Gobierno la salida de España de la OTAN y rechaza, al mismo tiempo, el plan de defensa promovido por la Unión Europea, al que Pedro Sánchez comprometió su respaldo en Bruselas. Una iniciativa no vinculante que decayó por los votos en contra de PSOE y PP pero que evidenció, una vez más en este convulso periodo de sesiones, la división que separa a los dos socios de Gobierno en asuntos clave como el rearme europeo, la vivienda o la tributación del SMI, que será el próximo pulso entre ambos.
En la cuestión bélica, la formación que fundó Yolanda Díaz nunca había llegado tan lejos en mostrar su oposición al PSOE. Aunque la vicepresidenta segunda ya mostró en el pasado su malestar por el aumento de partidas destinadas al Ministerio de Defensa «por la puerta de atrás» –como lamentaron–, siempre había optado por el pragmatismo y por distinguir entre el gasto destinado a armamento del dirigido a la defensa disuasoria y la cyberseguiridad. De hecho, el lunes, la secretaria de Organización de Movimiento Sumar, Lara Hernández, atribuía a su organización el «logro» de haber hecho al PSOE «recapacitar» y prometer que esto no afectará al gasto social.
La iniciativa del BNGobligó al grupo parlamentario de Sumar, y a las siete organizaciones que forman parte de su bancada, a tomar partido por el asunto. Sus portavoces intentaron, de hecho, hasta última hora, suavizar alguno de los puntos presentados por el diputado nacionalista gallego, Néstor Rego, especialmente en lo relativo al rechazo al fondo de rearme de 800.000 millones que plantea la Comisión Europea. La coalición magenta quería reformular la redacción para ampliar el marco y destacar que Europa tiene que ir a una posición estrategia propia, lo que incluye hablar de seguridad alimentaria, energética y en telecomunicaciones. Respecto a la salida de la OTAN, la idea era que se readapte la moción para incluir una referencia a un modelo de seguridad propio cada vez más desvinculado de la Alianza Atlántica.
Pero Rego descartó las enmiendas porque estas son, según el reglamento del Congreso, incompatibles con votar una moción punto por punto. Lo que forzó a los de Díaz a adoptar una posición beligerante con Moncloa para no provocar, al mismo tiempo, una situación inasumible para organizaciones como Izquierda Unida, contrarias a elevar el gasto en defensa, y dejar la bandera del 'No a la guerra' exclusivamente en manos de sus antiguos aliados de Podemos.
Ante esta situación, la portavoz parlamentaria de Sumar, Verónica M. Barbero –que pertenece al partido de Díaz–, intentó suavizar la división en el Gobierno y en su propia bancada alegando, en una intervención en La Sexta, que su formación y el resto de fuerzas aliadas «siempre» han entendido que la OTAN «no es una solución». Y en un contexto en el que el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, «aboga por su disolución», cree que tienen que situarse de «manera inteligente» ante ese escenario de «superación» de la Alianza Atlántica. El portavoz de IU en el Congreso, Enrique Santiago, recordó al PSOE, por su parte,que la postura de su partido «es conocida desde hace 40 años».
Desde Bruselas, donde participaba en una reunión del Consejo Europeo sobre esta cuestión, Sánchez intentó endulzar la píldora y lanzó un guiño a sus socios lamentando que en Europa «se hable de rearme». «No comparto en absoluto ese término», afirmó el presidente, que prefiere hablar de «mayor inversión en seguridad», como trasladó la semana pasada en Moncloa a los grupos parlamentarios, a excepción de Vox, vetado en la ronda.
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