
Miren Echeveste (Irun, 1982) defiende que es «una muy buena noticia» que finalmente la fiscalidad en Euskadi «haya virado hacia la izquierda y apueste por ... redistribuir la riqueza, buscando que quienes más ganan aporten un poco más para que otros puedan vivir algo mejor». La portavoz de Elkarrekin Podemos en las Juntas Generales de Gipuzkoa valora el reciente pacto con PNV y PSE y remarca que «las bases de su partido y colectivos afines lo celebran» y les están «felicitando».
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–¿Qué ha cambiado de la propuesta inicial que se sometió a consulta a esta última para que finalmente les haya convencido?
–Hemos ido un poquito más allá, sobre todo en lo que son las rentas del capital y en materia de vivienda. También hay un mayor compromiso en Sociedades. Lo que nos ha sorprendido, sinceramente, ha sido la reacción de Confebask.
–¿En qué sentido?
–Siempre esperas que la patronal esté a la altura del momento y que sepa ver que en la medida en que la sociedad vive mejor, también les va mejor a las empresas. Sus declaraciones me han parecido fuera de lugar.
–¿Usted estuvo en desacuerdo con la decisión del partido de no dar por válida la consulta a las bases sobre el pacto fiscal? ¿Qué pasó realmente?
–Eso ya entra dentro de mi opinión, yo no tengo responsabilidades orgánicas. Como representante de las Juntas Generales siempre he visto la posibilidad de poder incluso ensanchar el acuerdo. Me parecía una buena base, pero no para finalizar ahí el acuerdo y firmarlo, sino para conseguir un poco más.
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–¿Se sintió desautorizada?
–No. En ningún momento.
–¿Ni siquiera le molestó?
–Eso responde a las estrategias internas del partido de cómo buscar el consenso interno. La dirección de Richar Vaquero lo que ha buscado, en todo momento y es sano para la democracia interna, ha sido trabajar con la militancia y que estén implicados en la decisión.
–Pero no va a haber otra consulta. ¿Por qué ahora no?
–Eso lo tendrá que contestar el partido. De momento, lo que ha dicho es que ya se sometió a consulta y que se ha ensanchado el apoyo. Aunque no lo haya hecho ante los medios de comunicación, se ha hecho un trabajo democrático, interno, dentro de Podemos. No me cabe duda de que se ha hecho como se debía, muy bien. Democráticamente participativo.
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–Pero sin consulta...
–Sin consulta telemática. Son matices. Puedo corroborar que a la gente se le ha consultado.
–¿Internamente qué le ha trasladado su gente estos días?
–Las bases de Podemos y los colectivos afines lo están celebrando y nos están felicitando. Hay colectivos también que nos están diciendo que van a hacer campaña dentro de su gente y demás para dar a conocer lo que hemos conseguido.
–¿Desde Madrid ha habido recelos con este acuerdo?
–No tengo ni idea.
–¿El pacto favorece un perfil posibilista, pragmático, de izquierda útil de Podemos?
–Lo que demuestra es lo que siempre hemos dicho, que estamos en las instituciones para posibilitar cambios democráticos, que mejoren la vida de la gente, sobre todo de las clases medias bajas, que son las que más ayuda necesitan del Estado, de las instituciones.
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–¿Le preocupan los mensajes críticos de EH Bildu?
–Veo margen para que se pueda sumar al pacto. Al final ellos solo han registrado nueve enmiendas en Gipuzkoa y algunas encajan perfectamente en lo que Podemos ya ha introducido en el acuerdo. Si puedo animarles a algo, es a que se sienten y negociemos las cuatro partes.
–¿Sería una buena noticia?
–Sería política de altura, lo que estamos demostrando el resto. Habitualmente demuestra ser capaz de hacer política de altura. Esta vez no ha sido el primer firmante, pero puede ser el cuarto.
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–Queda fuera también el PP...
–Sí, pero es incompatible en fiscalidad. Si les damos un trato mejorado en fiscalidad a las rentas bajas, tendrán que ser las rentas más altas y los grandes beneficios empresariales los que tendrán que aportar más, porque lo que no podemos es hacer lo que plantea el PP, que es básicamente reducir la recaudación en un 10%. Eso es una insensatez. Eso me recuerda más a Milei que a lo que hemos demostrado siempre en Euskadi.
–¿Qué ha cambiado ahora para que ustedes se sumen al PNV cuando desde Podemos les llaman «los cachorritos de Repsol»?
–Cuando hablamos de política e impuestos energéticos es cuando el PNV se pone nervioso y solo atiende a lo que digan Josu Jon Imaz y Galán. Pero, en este marco, no estábamos hablando del impuesto a las energéticas y hemos demostrado, con acierto y con alegría, que cuando la necesidad aprieta la izquierda se impone. Hemos podido introducir cambios y en la ecuación está el PNV. Es ese partido quien tiene que explicar qué es lo que ha cambiado en su estrategia para que ahora sí haya visto la posibilidad de hacer políticas verdaderamente de izquierdas y transformadoras.
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–¿Podemos se hipoteca en algo con esta decisión?
–No, esto no deja de ser un proyecto de norma foral que se ejecuta en el momento en el que entra en vigor. No depende del color político del Gobierno que lo vaya a ejecutar. Esto requería de una política de altura y hemos estado todos ahí, pero no hipoteca más allá. Esperemos, si acaso, que el PNV entienda que este es el buen camino por el que deberían ir las políticas en Euskadi y que siga contando con nosotros para conseguir más cambios durante la legislatura.
–¿Se abre una vía nueva de entendimiento en las Juntas?
–Ha habido diferentes normas forales en las que hemos tenido entendimientos y acuerdos. La novedad es que es algo de calado. Y que además hemos acordado que este año van a traer una norma foral con el impuesto a las multinacionales. ¿Con quién lo negociarán? Ojalá lo hagan con nosotros.
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–¿Esto es coherente con lo que está pasando en España, donde Podemos se posiciona de forma más radical frente a todo?
–Son aritméticas, decisiones y marcos distintos. En el Congreso estamos hablando, sobre todo, de política exterior y de defensa. Ahí se debate si tirar por la vía pacifista diplomática o por la armamentística militar.
–¿Qué influencia ha tenido la reunión que tuvieron con el PSE?
–Lo desconozco. Pero la mesa de negociación de la fiscalidad seguía en marcha en paralelo a todo el ruido mediático que se generó por las 'filtraciones' respecto a cómo gestionamos la democracia interna en Podemos, y ha sido capaz de trascender a ese ruido y centrarse en lo que había encima de la mesa, que es lo que afecta a toda la ciudadanía. Richar Vaquero ha demostrado estar a la altura.
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–¿Qué se han dejado en el tintero?
–La política de EPSV en Euskadi, con la que discrepamos abiertamente. Ese es nuestro pelo en la gatera. Es verdad que hemos reducido la exención al 30%, pero nuestra apuesta, en todo momento, ha sido la de eliminar el trato de favor fiscal que reciben las aportaciones a las EPSV. No lo compartimos.
–¿De cara a una entente de izquierdas a futuro, el pacto les acerca al PSE, pero les aleja del Podemos más nacional?
–Estamos en mitad de una legislatura. Dentro de un año y medio podré decir en qué clave estamos. Veremos cómo está el panorama político, que lo cierto es que se mueve muy rápido.
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