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La reforma fiscal se queda sin salida y el margen para cambiar el proyecto impulsado por PNV y PSE se reduce ya al mínimo. Así ... lo advirtieron ayer los jeltzales, que tras ver cómo el pacto que habían cerrado junto a los socialistas con Elkarrekin Podemos se caía por las divisiones internas de los morados, decidieron hacer ultimátum al resto de los partidos de la oposición para que se sumen a un pacto sobre las bases que ya se han consensuado con Elkarrekin Podemos. «Este acuerdo fiscal constituye nuestra posición definitiva porque tenemos la convicción de que es un planteamiento bueno para el país», afirmaron desde el PNV. Un texto que los morados creen insuficiente y que EH Bildu ha pedido retirar. Queda el PP, que tras el veto del PSE y el leve giro de la reforma a la izquierda parece un socio improbable. Las líneas rojas de la oposición cierran prácticamente la puerta.
El PNV lanzó un órdago a los grupos de la oposición y les pidió que muevan ficha, de lo contrario, peligra la reforma fiscal. La formación jeltzale «sigue abierta al diálogo y al acuerdo hasta el último minuto», aclararon, y para rebajar la tensión, añadieron que «hay tiempo para que todos los partidos se posicionen». Para justificar que el proyecto que han planteado junto a los socialistas es «bueno para el país», señalaron que eso «ni siquiera lo ha desmentido Elkarrekin Podemos, cuya decisión no ha tenido que ver con el fondo del asunto sino que ha obedecido a cuestiones internas». Y recordaron que «hacer política con mayúsculas es negociar y acordar en beneficio de la gente».
Los socialistas, que vetaron un posible acuerdo con el PP, volvieron a recalcar ayer que el modelo de los populares es «absolutamente incompatible» con su propuesta. Los esfuerzos del secretario general del PSE, Eneko Andueza, se centran ahora en reenganchar a Podemos –hoy se reúne con el coordinador general de los morados Richar Vaquero– tras el mazazo que ha supuesto el rechazo al acuerdo que tenían sellado. Jeltzales y socialistas habían autoenmendado su propio proyecto para seducir a los morados, que se han echado atrás tras una consulta a sus bases en las que ganó la opción de respaldar la reforma con un 46%, por el 43% que se mostraba en contra. Un «empate técnico» con el que la dirección de Podemos desestima el proceso y considera que no se puede llegar a un acuerdo con las «bases actuales», aunque sí con mayores exigencias.
Andueza pidió «valentía y responsabilidad» a Elkarrekin Podemos. «Aunque en la consulta la victoria fue por un estrecho margen, fue una victoria. También las primarias para elegir a su coordinador general fue por un estrecho margen y, por eso, no renunció a ser secretario general de su formación», explicó lanzando un dardo a Vaquero.
Otra de las cuestiones que podría lastrar a Elkarrekin Podemos es la composición de sus junteros en Araba. De los tres representantes con los que cuenta en la Cámara foral alavesa uno pertenece a Ezker Anitza-IU, formación que ayer rechazó el «maquillaje fiscal» de PNV y PSE, y reiteró que «hay mayoría para una reforma de izquierdas». Esto podría provocar un choque de posturas dentro del grupo si finalmente los miembros de Podemos se alinean por el pacto.
En EH Bildu no dieron la mínima oportunidad a la oferta jeltzale: «No tomamos en consideración una propuesta pactada y rechaza por otro partido», afirmaron a este periódico fuentes de la coalición abertzale. EH Bildu ha pedido la retirada del proyecto y se abrió ayer a negociar aunque las posturas están muy alejadas. «Volvemos al punto de partida y estamos frente a una oportunidad para hablar sobre una reforma fiscal de fondo, progresiva, redistributiva y que nos iguale con los países más avanzados de Europa», aseguró el portavoz en el Parlamento Vasco, Pello Otxandiano, quien apuntó que «las 54 correcciones que PNV y PSE han presentado a su propio proyecto son tacticismo para atraer a Podemos y son medidas insuficientes». «La foto de la negociación fiscal es desastrosa», aseguró con rotundidad Otxandiano.
Los populares, que en Gipuzkoa ganaban enteros para ser el socio de la Diputación tras aprobar juntos los Presupuestos de 2025, hace semanas que se quedaron fuera de la negociación tras el veto de los socialistas. «Nos molesta que se nos haya despachado sin tener en cuenta las propuestas que hemos presentado, un total de 71 enmiendas en el territorio», critican fuentes del PP guipuzcoano. «Nosotros más no podemos hacer, es un desastre». Con el plante del PNV el balón está ahora en el tejado de la oposición, que no afloja sus líneas rojas.
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