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El lehendakari, Iñigo Urkullu, de visita oficial en Japón estos días, realizó este domingo un sentido «llamamiento a la paz» en el mundo ante los ... conflictos que en lugares como la franja de Gaza o Ucrania «provocan enormes dramas humanos». El mensaje del jefe del Ejecutivo Vasco cobra especial relevancia, toda vez que se produjo desde Hiroshima, ciudad 'hermanada' con Gernika y que atesora la triste condición de ser la primera en el mundo en ser atacada con una bomba atómica. En concreto, el 6 de junio de 1945, momento que supuso el principio del final de la guerra del Pacífico y, por tanto, de la II Guerra Mundial.
Urkullu realizó estas declaraciones minutos después de visitar el Museo de la Paz de la ciudad japonesa, toda una referencia en el imaginario pacifista internacional, y tras realizar un solemne acto de homenaje y ofrenda floral en nombre del Gobierno Vasco los fallecidos en aquel bombardeo de hace ahora 78 años.
«Estamos aquí, en Hiroshima, que sufrió un acto de barbarie el seis de agosto de 1945, causando ese año 140.000 víctimas mortales, que se suman a las 70.000 de Nagasaki. Un día que no se podrá olvidar, una jornada que no podemos dejar caer en un olvido fatídico y en el que Hiroshima se convirtió para siempre en una ciudad mártir, como Gernika».
Sin citar expresamente el conflicto que vive Ucrania desde el 24 de febrero de 2022 o la guerra que estos días se desarrolla en la franja de Gaza entre Israel y Hamás, el lehendakari quiso recordar que «hoy estamos asistiendo a guerras y conflictos dramáticos e injustos; graves dramas humanos que causan miles de víctimas y cuestan sufrimiento a las familias y los hogares». «Conflictos (añadió) que marcan el destino de las futuras generaciones».
En este punto, y a escasos metros del conocido como el Domo (el único edificio de Hiroshima que quedó apenas en pie tras el bombardeo estadounidense y que hoy se conserva tal y como quedó aquel día), el lehendakari Urkullu realizó un «llamamiento a la paz».
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«Euskadi y Japón estamos comprometidos con ese llamamiento, también con una educación de nuestros hijos e hijas en valores y con un compromiso fuerte por todas aquellas iniciativas que redunden en la paz y en el respeto a los derechos humanos» afirmó.
«Hiroshima y Gernika, Japón y Euskadi, compartimos un llamamiento contra la violencia y la guerra que sale del corazón y la conciencia de la humanidad que anhela la paz», apuntó el lehendakari, para apostillar: «Apostamos por la esperanza, por la vida y por el futuro de las generaciones venideras para que no tengan que conocer el nunca más la barbarie».
Al repasar la jornada, el Iñigo Urkullu explicó el mensaje que, como lehendakari, había dejado escrito en el libro de autoridades del Museo de la Paz de Hiroshima. Un texto en euskera en el que transmitía al Japón «el reconocimiento del pueblo vasco a Hiroshima, y también a Nagasaki», así como «el compromiso desde la experiencia de Gernika, una ciudad de la paz, como Hiroshima, de seguir reivindicándola y de trabajar por un mundo mejor». «Hala bedi (que así sea)», concluía el texto.
El lehendakari puso especial énfasis en el paralelismo simbólico que unen a Hiroshima y Gernika, y recordó que ya en abril de 2018 la villa vizcaína recibió al alcalde la localidad japonesa, Kazumi Matsui (con el que también se reunió hoy. Aquel día supusouna emotiva jornada que concluyó con la plantación de un retoño del Ginko Biloba (un árbol que sobrevivió al bombardeo de 1945) y que hoy crece en Gernika.
«Gernika es el símbolo nuestra identidad y nuestra libertad, razón por la que también ha quedado marcada para siempre, como Hiroshima, como una ciudad mártir», declaró Urkullu, quien insistió en que «es posible vivir y convivir en paz».
Como el mismo recordó, la de Hiroshima supone una estación más en un rosario de visitas a espacios dedicados al recuerdo a las víctimas de grandes conflictos armados o sucesos violentos que el lehendakari ha realizado a lo largo de su mandato. Lugares como el Memorial de la Zona Cero de Nueva York por el 11-S, el campo de concentracion de Auschwitz, o la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires, que fiuncionó como centro de detención y tortura en la dictadura militar argentina.
La visita de hoy, confesó Urkullu a preguntas de este periódico, causó en el lehendakari «un profundo sentimiento de dolor, de horror y de tristeza». «Esto revela la inhumanidad que subyace en algunas personas, que no toman en consideración la humanidad, y en los que priman unos intereses que no son de ninguna manera los del beneficio de la sociedad ni los que yo comparto», señaló.
«Lo que hemos visto hoy en Hiroshima remueve los sentimientos más profundos y primarios, los que te indican la importancia del respeto a la otra persona. Eso es lo que me llevo de este viaje», declaró.
El recorrido a lo largo del Museo de la Paz de Hiroshima, que muestra imágenes atroces de las consecuencias del bombardeo y pequeños pero conmovedores recuerdos de la tragedia, causó una gran impresión en la delegación vasca que acompañaba al lehendakari, prensa incluida.
La propia esposa de Iñigo Urkullu, Lucía Arieta-Araunabeña, y no fue la única, se emocionó ante los mensajes, los recuerdos y las fotografías allí expuestas, que el director de la institución, Koichioro Maeda, fue explicando con detenimiento a la expedición.
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