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Una semana después de que la dirección del PNV le comunicara que no repetirá como candidato en las autonómicas de 2024, Iñigo Urkullu se ha enfrentado este viernes a un pleno de control extraño. Sabedor de que la legislatura ha entrado en el tiempo de ... descuento y que ya no protagonizará la lucha electoral, el lehendakari se ha apoyado en indicadores económicos positivos de Euskadi para reivindicar su legado ante el diagnóstico «catastrofista» y el discurso «populista» que atribuye a EH Bildu, que ve un Gobierno «en funciones», «agotado» y generador de «inestabilidad» por la incógnita sobre la fecha de los comicios.
La sesión de control era la primera desde que el actual lehendakari se cayó de la carrera para un cuarto mandato y tal vez sea la penúltima en el cargo, ya que sólo habrá otra más antes de las vacaciones navideñas (el 15 de diciembre) y en enero, mes inhábil, podría activar el botón electoral para llamar a las urnas en marzo. La oposición, ya con el chip electoral, no desaprovecha las oportunidades y mete el dedo en la llaga para profundizar en la convulsión interna en el PNV por el relevo exprés de Urkullu por Imanol Pradales. «Su partido ya no confía en usted», le ha endilgado Nerea Kortajarena, portavoz de EH Bildu.
Lejos de renunciar a la confrontación con la coalición soberanista, que sueña con el 'sorpasso' en las autonómicas, el mandatario nacionalista ha dado signos de querer continuar con el pulso hasta el último momento. Por mucho que EH Bildu le sitúe como un lehendakari «agotado» y cuestione su «credibilidad», él mantiene las espadas en todo lo alto y responde: «Cada quince días se erige usted (a Kortajarena) en portavoz de toda la sociedad y no dice la verdad. Prefiere prometer lo imposible y decir que todo se resuelve con dinero público, aunque eso suponga hipotecar nuestro futuro. Pura irresponsabilidad y populismo».
Urkullu considera que la formación de Arnaldo Otegi está desde hace meses «en otra fase» porque ha decidido «empezar la campaña» y eso le lleva, en su opinión, a «decir a todo que no» y retratar una realidad «que no se basa en los datos». Ante las críticas por el funcionamiento de servicios públicos como Osakidetza, el dirigente del PNV continúa sosteniendo que se guía por el «principio de realismo» frente a una EH Bildu que «exagera y agita» la realidad, que «genera malestar permanente» y que incluso «utiliza la huelga feminista -desarrollada este jueves en Euskadi y Navarra- en beneficio de su partido».
El jefe del Ejecutivo autonómico ha realizado un extenso repaso de indicadores económicos que, bajo su punto de vista, acreditan el trabajo de su Gabinete para mejorar las «condiciones materiales» de los vascos. Pero no sólo ha reivindicado su legado en términos económicos, sino también políticos. Si Carlos Iturgaiz (PP) le reprochaba haberse «pasado de frenada intentando introducir a Euskadi en otro 'procés' con ademanes moderados pero sin cejar en su empeño», Urkullu ha vuelto a poner sobre la mesa su propuesta de un Concierto Político basado en la bilateralidad y también la idea de convención constitucional que recuperó al inicio de curso.
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