![«Las víctimas son incómodas para la sociedad porque recuerdan los límites de la crueldad humana»](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202206/09/media/cortadas/1448600198-RKEZnr13tP0ISCTHEB3Xe2L-1248x770@Diario%20Vasco.jpg)
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La quinta y última jornada del 17 Simposium Internacional de la Sociedad Mundial de Victimología que acoge el Palacio Kursaal de San Sebastián ha reunido esta mañana en un diálogo a José Luis de la Cuesta y Enrique Echeburúa en torno »al entendimiento entre jurista ... y psicólogo sobre la víctima». Ambos han estado conducidos por Iñaki Subijana, presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. De la Cuesta, catedrático en Derecho Penal y director del Instituto Vasco de Criminología, y Echeburúa, catedrático en Psicología Clínica, han disertado sobre los derechos de las víctimas del terrorismo y de otros tipos de delitos, sobre su protección, su reparación, la coordinación interprofesional, la victimización secundaria o la justicia restaurativa.
Echeburúa ha descrito que «las víctimas en general son incómodas para la sociedad y lo son para la mayor parte de las personas porque les hace recordar la fragilidad del ser humano y los límites de la crueldad humana que ejercen ciertas personas contra otras. No resulta grato encararse a esa situación y la presencia de las víctimas se lo hace recordar». De la Cuesta por su parte ha explicado que la construcción del sistema de justicia penal moderno «se ha hecho a costa de neutralizar e invisibilizar a la víctima».
La víctima, han asegurado, «necesita ser reconocida, acompañada y por supuesto reparada». Echeburúa ha citado «se trata de ayudar a estas víctimas a vivir y no a sobrevivir», por lo que es «importante» ofrecer servicios de atención a la víctima a la medida.
A la pregunta de qué significa la reparación a las víctimas, han citado en primer lugar que «la sociedad debe ser solidaria con las víctimas». El profesor Echeburúa ha explicado que reparar a las victimas significa «mitigar» el daño causado y ponerles en condiciones de asumir plenamente un proyecto de vida presente y futuro. «Intentamos sustituir el sentimiento de dolor actual, de manera que no se convierta en un resentimiento extremizante para el futuro. Porque en definitiva lo que piden las victimas no es venganza sino el reconocimiento de que lo que les pasó sucedió, fue injusto, que hubo una mala respuesta y que no volverá a suceder». A su juicio, eso implica que el victimario debe reconocer realmente lo ocurrido, debe expresar verbal y emocionalmente un cierto tipo de arrepentimiento y desde el punto de vista psicológico deber solicitar un perdón a las victimas y implicarse en unas conductas de reparación que pueden ser directas o indirectas. «La regla de oro es no añadir dolor ni sombras a la incertidumbre», ha remarcado.
En el caso del derecho penal, De la Cuesta ha apuntado que la reparación se ha entendido «muy miopemente» porque se limitaba a la devolución del objeto o la compensación económica por los daños sufridos. «Era casi un brindis al sol porque en la práctica no había ninguna realidad reparatoria», ha expuesto. En la actualidad esto ha cambiado y se habla de «una reparación integral». En palabras de De la Cuesta «no hay que esperar a que alguien sea condenado para ser considerado como víctima».
El profesor de Derecho Penal ha asegurado que la victimización lleva a que la persona se repliegue y tenga dificultades para relacionarse socialmente para participar en la vida cotidiana. «En el caso del terrorismo, esa participación social está absolutamente perseguida por parte del victimario que lo que quiere sacar a esas personas de la vida social», ha citado. En ese terreno ha apuntado que el movimiento asociativo es una manera de dar apoyo a esas presonas, pero también ha considerado que hay ámbitos en los que hace falta ser «más ambicioso» como ocurre en el caso vasco con el Consejo de Participación de las Victimas del Terrorismo que establece un órgano paritario entre gobierno y administración pública y representantes de víctimas y del ámbito de los derechos humanos.
En cuanto a la justicia restaurativa, que ha centrado gran parte del simposium, De la Cuesta ha remarcado que «ha venido para quedarse» y que «no solo hay que plantearla como una alternativa al sistema de justicia penal, sino que éste puede integrar muchas prácticas de justicia restaurativa, lo está haciendo y es muy positivo para el propio sistema».
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