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El pasado lunes, cuando Arnaldo Otegi verbalizó con la solemnidad que ofrece el Palacio de Aiete que el dolor de las víctimas de ETA «nunca ... debió de producirse», Consuelo Ordóñez se «sorprendió». Sin embargo, la presidenta de Covite enseguida «sospechó» que las declaraciones del líder de EH Bildu «encerraban una trampa». Así que recurrió a Martín Alonso Zarza para que le ayudara a «analizar el trasfondo» de aquellas palabras. Esto fue lo que le respondió: «No se diferencia de otras declaraciones. Hay oportunismo, narcisismo, un pésame de circunstancia a las víctimas, y vuelta a lo que les importa, los presos. Hay un abuso del lenguaje noble y un elocuente silbido de perro que se filtra al final, cuando se refiere a la asignatura de la resolución de las causas del conflicto, es decir, la implicación del conflicto y su victimismo como argumentos centrales. Lo mismo que decía Josu Ternera en mayo. Y ninguna enmienda al fanatismo».
La hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP en San Sebastián asesinado por ETA en 1995, ha dado a conocer esta conversación este sábado durante la entrega del XX premio internacional que la asociación de víctimas ha entregado en el Palacio de Miramar donostiarra al profesor de Filosofía y doctor en Ciencias Políticas, «uno de los intelectuales más brillantes, honestos y valientes que hay nuestro país, además de discreto y humilde», según ha descrito Ordóñez.
«Martín, además de ser una de las personas más buenas y generosas que he conocido, ha analizado con mucha precisión cómo funcionan los engranajes del odio y la violencia de ETA», ha continuado la presidenta de Covite, que también ha querido recordar de una manera muy especial a Joseba Arregi, exconsejero de Cultura del Gobierno de José Antonio Ardanza, y Mikel Azurmendi, escritor y antropólogo donostiarra. Ambos fallecidos este año.
Durante su intervención, Alonso Zarza ha querido agradecer la «desmedida generosidad» de Covite por otorgarle este premio. A lo largo de su discurso, en el que ha destacado la «calidad moral» de las víctimas de ETA, el filósofo ha querido destacar cuatro palabras a modo de resumen: memoria, cauterio, visibilidad y pedagogía.
Memoria, ha dicho, porque «la presencia de las víctimas tiene una primera impresión reparadora» y porque de forma explícita e implícita «significa recuperar la voz de los muertos» y dejar constancia del mensaje que dejaron en vida. Igualmente, Alonso Zarza ha destacado la importancia de que las víctimas se sientan «acompañadas» como fase curativa del dolor padecido, es decir, el cauterio. «Sentir el calor, el respaldo, la cercanía es un segundo motivo para encuentros como este -ha dicho en alusión al acto en el Palacio de Miramar- porque ayudan a sobrellevar el dolor, que es más insoportable cuando se vive en soledad». A su juicio, este tipo de actos tienen un «un componente balsámico de fuerza y resistencia».
El profesor ha lamentado también que «los presos que no se han rehabilitado y las personas que se ocupan de ellos ocupan mucho más espacio que las víctimas y las asociaciones que las representan». De ahí que haya reivindicado más visibilidad para todos los damnificados por el terrorismo. Por último, pedagogía: «Si todas las víctimas tienen un componente aleccionador, las víctimas del terrorismo incorporan un elemento complementario por cuantos son la expresión de un ataque a la convivencia democrática y a los principios básicos del Estado constitucional», ha manifestado Alonso Zarza, que ha apuntado que «si tiene todo el sentido que las víctimas estén en las aulas, no lo tiene menos que su mensaje sea una presencia habitual en los medios. »La dimensión pedagógica está estrechamente conectada con la memorial«, ha defendido.
«Es precisamente la voz de los muertos la que no solo deslegitima el proyecto de los perpetradores, sino que pone coto a los intentos de reescribir la historia con relatos edulcorados por la autoindulgencia y la impunidad», ha continuado Alonso Zarza, que también ha reparado -aunque sin mencionar directamente a Arnaldo Otegi- en la declaración que el líder de EH Bildu verbalizó el pasado lunes.
«Las diferentes liturgias con el membrete de Aiete tienen varios componentes preocupantes», ha dicho. El motivo: «No han exigido un reconocimiento cabal del daño al sector que representan los perpetradores, no dejan espacio ni voz para las víctimas y tampoco para los presos arrepentidos», ha censurado.
Para terminar su intervención, Alonso Zarza ha querido agradecer de nuevo a Covite «por ser un actor determinante para marcar el territorio desde la perspectiva de las víctimas». «Las víctimas y las organizaciones que se ocupan de ellas son el rasero de la conciencia colectiva», ha proclamado el docente, que no ha querido dejar pasar la oportunidad para reconocer a todas las víctimas. «ETA ha sembrado de dolor la geografía española», ha resaltado Alonso Zarza, que también ha señalado al «otro flanco de la vergüenza de la historia» por todas las fosas comunes que aún existen en el país. Además, no ha querido olvidarse de quienes durante los años más duros del terrorismo etarra «velaron por las vidas de los amenazados». Es decir, los escoltas y las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Al finalizar ambos discursos, Martín Alonso Zarza y Consuelo Ordóñez se han entregado mutuamente una placa. La presidenta de Covite le ha entregado la chiribita que representa el logo de la asociación; mientras que ha recibido de manos del premiado una flor de Srebrenica.
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