A medidas excepcionales, refuerzos excepcionales. Correos contratará a 470 personas en Euskadi, más del doble de las que se incorporaron de forma temporal a la plantilla en las últimas elecciones, y a otras 340 en Galicia para garantizar el derecho a voto desde casa el ... 12-J. El temor a la abstención debido a la crisis por la Covid-19 llevó a los gobiernos vasco y gallego a instar al Ejecutivo de Pedro Sánchez a introducir mecanismos que agilizaran el voto por correo. La Junta Electoral Central autorizó a finales de mayo que los carteros pudieran «dar fe» del voto a domicilio. Una fórmula que facilita el sufragio, pero también eleva de forma exponencial el volumen de trabajo de los carteros. Más aún al dispararse las solicitudes.
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Ha pasado ya casi un mes desde que se abriera el plazo del voto por correo y el aluvión de peticiones se mantiene. Según datos facilitados por el departamento de Seguridad del Gobierno Vasco, el pasado viernes el número de solicitudes ascendía a 59.049. La cifra por sí sola podría sonar a hueco. Pero no si se compara con los anteriores comicios al Parlamento Vasco. En el mismo periodo de 2016 –pasado el ecuador del plazo para requerir el sufragio por correo–, el número de personas que se habían decantado por esta modalidad de voto era de 8.085. Es decir, se ha multiplicado por siete. Por provincias resulta incluso más significativo: En Bizkaia se ha pasado de las 4.638 peticiones de hace cuatro años a las 37.261 actuales; Gipuzkoa, de 2.414 a las 14.321 y Álava ha subido de 1.033 a las 7.467. Todo apunta a que las cifras irán en aumento hasta el 2 de julio, fecha límite para solicitar el voto por correo.
8.085 vascos habían solicitado votar por correo en el mismo periodo que el actual en las elecciones autonómicas de 2016.
340 trabajadores de refuerzo contratará Correos en Galicia para facilitar también allí el voto.
Los ciudadanos que se decanten por esta opción podrán formalizar su solicitud de sufragio en las oficinas o de manera telemática a través de la página web de Correos mediante un sistema de firma electrónica. Será el cartero el encargado de llevar las papeletas al domicilio correspondiente. Una vez comprobada la identidad del solicitante –con el DNI o cualquier otro instrumento acreditativo oficial– y recibidos los sobres, el mismo funcionario tendrá, ahí está la novedad de este año, «la posibilidad de devolverlos ya cumplimentados». En dicho caso, deberá entregar «un justificante que acredite que la persona en cuestión ya ejerció su derecho a voto», según se recoge en la resolución de la Junta Electoral Central. Los carteros no tendrán, ahora bien, la obligación de acceder a las casas. Entregarían la documentación y mientras la persona la cumplimenta, esperarían en el rellano o en el portal.
El voto por correo representa, de media, entre un 3 y un 5% del total del electorado en Euskadi, que ronda los 1,8 millones de personas. La única vez que se ha multiplicado este porcentaje muy por encima de los registros habituales fue el 28 de abril de 2019. La repetición de las generales coincidió con la festividad de San Prudencio en Álava, lo que provocó que esta opción de sufragio se elevara hasta el 14% en dicho territorio histórico. En aquella cita con las urnas, Correos reforzó su plantilla con 200 empleados.
En esta ocasión las cifras han variado. Y mucho. Pese a que en un primer momento se barajó la posibilidad de contratar a 600 trabajadores a dividir entre Euskadi y Galicia –allí se celebran comicios el mismo día–, las cifras serán finalmente más altas. Sobre todo, en Euskadi. Correos se reforzará con 470 empleados en el País Vasco –la plantilla actual ronda las 2.500 personas– y Galicia contratará a 340.
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Las nuevas incorporaciones se destinarán tanto «a funciones de reparto como a la atención a los ciudadanos en las oficinas y a garantizar el cumplimiento de todas las obligaciones de servicio público que le son encomendadas durante las elecciones». Esta planificación, aseguran, «podrá incrementarse atendiendo a la evolución del propio proceso».
El pasado 1 de junio Correos recuperó los horarios previos a la declaración del estado de alarma, incluyó nuevas franjas y sábados. Euskadi fue la primera comunidad autónoma en hacerlo. La empresa también ha elaborado un protocolo de actuación para definir las medidas de actuación y de seguridad de los trabajadores, aunque ha recibido las críticas de los sindicatos.
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