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«Hemos vuelto al pasado. Parece que algunos quieren recuperar tiempos oscuros ya superados». La que se expresa con tanta contundencia es una alumna del cuarto curso de Trabajo Social. Habla seria y tajante. Apenas han pasado unos segundos del aplauso con el que medio ... millar de personas cerró ayer en el campus de Álava la concentración de apoyo al estudiante de la UPV apaleado por «una quincena de encapuchados». ¿Su pecado? Defender abiertamente la unidad de España. En un gesto de valentía, este chico, de 19 años, se reincorporó ayer a sus clases. Le operaron de la nariz y el pómulo tras el ataque.
La víctima no acudió a la concentración de repulsa. La verdad es que los estudiantes escasearon en un acto en el que fueron mayoría los cargos académicos y el profesorado -con la rectora, Nekane Balluerka, a la cabeza- y los representantes políticos, como el delegado del Gobierno en el País Vasco, Jesús Loza; la consejera de Educación, Cristina Uriarte, y el titular de Turismo, Alfredo Retortillo. También estuvieron el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran; el diputado general de Álava, Ramiro González; el presidente de las Juntas Generales, Pedro Elosegi; y el vicerrector del campus de Álava, Iván Igartua, entre otros. Se concentraron asimismo en la Facultad de Letras la candidata a la Alcaldía por el PP, Leticia Comerón; y sus homólogas en el PSE-EE, Maider Etxebarria, y en EH Bildu, Miren Larrion. También varios concejales del Ayuntamiento de Vitoria.
«Esto no se puede permitir, es una barbaridad», señaló a este periódico otra alumna de Trabajo Social. Se refería al carácter eminentemente político de la paliza. Presuntamente atacaron a este joven porque quería fundar una plataforma en defensa de España. En compañía de otros estudiantes, llevaba unos dos meses criticando en redes sociales las pancartas y homenajes a presos de ETA, habituales en el campus de Álava. La tarde del viernes 30 de noviembre, junto a otros siete alumnos, establecieron los pilares de lo que iba a llamarse AEDE, Agrupación de Estudiantes en Defensa de España. Después de la paliza, en una zona oscura y sin cámaras, los promotores han desistido.
Al término del acto de repulsa, Balluerka condenó «sin paliativos esta agresión brutal por el hecho que se hayan manifestado unas ideas, que nos pueden gustar más o menos, pero son ideas que democráticamente se pueden manifestar. La Universidad no puede ser nunca un espacio en el que la violencia se produzca».
La quincena de encapuchados golpeó al joven al grito de «español de mierda». Fuentes policiales consideran que los atacantes «en su mayoría son o han sido» alumnos de este campus, y que están en el foco de diversos cuerpos policiales por la «radicalización borroka» de una minoría. «Son pocos pero muy activos», reseñan estos medios.
Preguntada si hay permisividad de la UPV hacia estos grupos radicalizados en el campus alavés, la rectora fue tajante. «No, en absoluto». También intentó explicar por qué no se avisó a la Ertzaintza aquella tarde. Alrededor de una hora antes de la agresión, las cámaras de seguridad detectaron a un grupo de unos quince jóvenes, «algunos encapuchados, como buscando algo», según los informes policiales.
Para Balluerka, «no se vio a un grupo de encapuchados, se vio a un grupo de jóvenes con las gorras de las sudaderas, diez o doce jóvenes. Los guardas de seguridad preguntaron si había algún acto ese día y les dijeron que no. Se acercaron a estas personas y las personas se disolvieron. No creyeron que hiciera falta llamar a nadie por haber visto a diez chavales con capuchas».
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