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ZINEMALDIA

Dos 'Conchas de Oro' polémicas

El auditorio del Kursaal albergó la clausura de la 54 edición del Zinemaldia

TERESA FLAÑO

Domingo, 1 de octubre 2006, 12:11

Siempre se comenta que el de San Sebastián es un festival de directores, y en la gala de ayer esta teoría se confirmó al tener el protagonismo casi absoluto de la noche. Nunca habían pasado por el escenario del Kursaal tantos realizadores a recoger un premio, y es que a la Concha de Oro compartida por Bahman Ghobadi y Martial Fougeron, se sumaron Carlos Sorín con su Premio Especial del Jurado, y Tom DiCillo que bajó dos veces las escaleras para recoger sendos galardones, uno como guionista y otro como director. También estaba el francés Lionel Bailliu, ganador del premio Nuevos Realizadores. Además, otro director, esta vez el del certamen, fue el más nombrado en los discursos de los premiados. Todos querían agradecer a Mikel Olaciregui que encabezara el comité que eligió las película para concurso. La noche transcurrió tranquila. Los momentos más emotivos fueron cuando Juan Diego y Bahman Ghobadi se dirigieron al público.

El comienzo de la ceremonia de clausura siguió los mismos parámetros que los de la inauguración. Un escenario acristalado, con una orquesta y un grupo de baile. Cambió la pareja de la presentadora Edurne Ormazabal, que en esta ocasión fue Ernesto Alterio.

Un circunspecto e impasible José Saramago fue el encargado de abrir la entrega de los premios de la Sección Oficial, concretamente el de la mejor fotografía a Nigel Block de Half Moon.

Un sonoro «Hola San Sebastián» fue el saludo de presentación del estadounidense Tom DiCillo, que en su primera aparición explicó que el guión de Delirious le había llevado mucho trabajo, y que no hubiera podido pasar a la pantalla de no ser por la generosidad del actor Steve Buscemi, a quien dedicó el galardón.

Juan Diego, comprobando que tenía el corazón en su sitio, recibió una de las mayores ovaciones de la noche. Dijo que la Concha de Plata «es uno de los galardones soñados por los actores.». Recordó que Vete de mí es una película pequeña y agradeció a todo el equipo, incluidos compañeros como Esperanza Roy o Saza.

Nathalie Baye no pudo acudir a recoger su premio a la mejor actriz por su papel en Mon fils à moi, porque se encuentra en Suiza con una obra de teatro. En su lugar mandó a su hijo en la ficción, Victor Sevaux, quien leyó una carta de la intérprete francesa en la que mostraba su admiración por el jurado.

A continuación volvió a tocar el turno a Tom DiCillo, esta vez como el mejor director. Entre las dedicatorias destacó la que hizo a Sofia, la azafata que le ha acompañado durante su estancia en San Sebastián, y bromeó al pedir a Olaciregui que deje sentarse a las azafatas del Festival.

Cuando Carlos Sorín salió a recoger el Premio Especial del Jurado por El camino de San Diego, recordó al público que había estado en 2002 en San Sebastián con Historias mínimas y dos años después con Bombón el perro. Así que se ofreció a volver en 2008.

La actriz francesa Jeanne Moreau entregó las dos Conchas de Oro. El cineasta kurdo Bahman Ghobadi explicó que tenía el pálpito que podía repetir la victoria de hace dos años, aunque se preguntaba si iba a tener la misma suerte en el futuro porque la situación de opresión que vive en Irán le impide estrenalar. Como era de imaginar, dedicó el premio al pueblo kurdo de Irán e Irák y «de allá donde esté». También habló de la ilusión que le hacía haber conocido estos días a personas como Saramago o Jim Jarmusch.

El francés Martial Fougeron, director de Mon fils à moi, recibió la otra Concha y, además de agradecer la selección de su película porque «requería mucha audacia», destacó el entusiasmo que había visto en el público donostiarra.

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