K.O.
Domingo, 22 de octubre 2006, 03:28
Buena prueba del odio que le profesaban los carlistas al párroco Don José Joaquín Arin fue el incidente protagonizado por la líder tradicionalista María Rosa Urraca Pastor.
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Con ocasión de una visita que giró a Mondragón al poco de la caída de la villa en manos franquistas el 26 de setiembre de 1936, la famosa oradora Urraca Pastor, que había venido a dar un mitin, reconoció a Don José Joaquín en la calle -cerca del Portal de Abajo-, y, agarrándole de la pechera, le mandó gritar «viva España» por tres veces, exigiéndole cada vez que los dijera más alto. La por entonces triunfante oradora carlista remató su humillación a Don José Joaquín espetándole premonitoriamente que, «si de mí dependiera, ahora mismo serías fusilado».
La amenaza de Urraca Pastor no tardaría en cumplirse. Antes de un mes Arín y sus coadjutores Guridi y Markiegi serían ejecutados contra la tapia del cementerio de Oiartzun junto con Joseba Ceciaga, cualificado militantes del PNV.
El también sacerdote Ibon Aperribai señala que que, además de matarlos, «no se les permitió realizar un funeral en sufragio de sus almas, como tampoco se hizo en el caso de ninguno de los alrededor de medio centenar de arrasatearras que fueron asesinados por los franquistas».
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