PPLL
Viernes, 17 de noviembre 2006, 09:41
Una de las personalidades políticas más importantes de Guipúzcoa y de todo el País Vasco acaba de morir. De madrugada nos llega la triste noticia del fallecimiento de don Antonio Arrúe Zarauz, quien durante más de cincuenta años ha sabido estar, sin arriar sus banderas, en los más difíciles frentes políticos de nuestra región».
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Así recogía DV, en su edición de mañana, la muerte hoy, 17 de noviembre pero de 1976, de Antonio Arrúe, abogado, secretario de la carlista Comunión Tradicionalista de Guipúzcoa, procurador en Cortes y miembro de la Academia de Lengua Vasca Euskaltzaindia.
Toda una personalidad en su tiempo, Arrúe fue miembro del Patronato de la Facultad de Derecho donostiarra, del grupo de estudios históricos Doctor Camino y del grupo cultural Vicente Manterola. Natural de Asteasu, vivía con su familia en la donostiarra calle de Oquendo.
En la reseña publicada al día siguiente de su fallecimiento se destacaba su serenidad ante la adversidad y su espíritu de trabajo. «Secretario de la Comunión Tradicionalista de Guipúzcoa en los años de la República, a su capacidad, a su trabajo, a su visión política, se debió el auge que el carlismo experimentó en nuestra provincia en aquellos años. Los momentos eran difíciles, las conciencias estaban alteradas, la pasión desbordaba todos los cauces. Pues bien, en aquellas horas Antonio Arrúe daba siempre ejemplo de serenidad, de ponderación, de realismo a la vez. Se entregó totalmente a la causa en la que veía la solución a los graves problemas que tenía planteados España y a ella consagró su vida entera».
Una de sus metas fue la defensa del euskara, «el viejo idioma que él dominaba como pocos, con una dicción limpia que constituía la admiración de cuantos conocían nuestra lengua. Miembro de la Academia de la Lengua Vasca, sus trabajos en el seno de esta corporación fueron notables, A Antonio Arrúe debe hoy el vascuence una buena parte de este auge que ha experimentado en los últimos años, pues su labor, casi siempre anónima, dio pronto los frutos esperados».
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En 1967, Antonio Arrúe fue elegido procurador en Cortes por el tercio familiar. Un carlista como él votaría negativamente la designación de Juan Carlos de Borbón como sucesor de Franco y entonces futuro rey.
Sus funerales se celebrarían en la parroquia de San Vicente y sus restos, trasladados a Asteasu.
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