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ÁLVARO VICENTE
Miércoles, 6 de diciembre 2006, 02:23
SAN SEBASTIÁN. DV. La mejora en los equipos de seguridad y la evolución en el material es lo que está permitiendo a los surfistas adentrarse en rompientes de otra forma imposibles de surfear. Ibon Amatriain y Mikel Agote, integrantes del equipo Pukas de tow in, han sido los encargados de abrir los ojos a otros surfistas experimentados que también han optado por abrir nuevos horizontes en lo referido a las olas XXL, pero todos ellos coinciden en la importancia de hacerlo con la máxima seguridad. Surfear, en condiciones imposibles, enormes masas de agua equivalentes a cuatro o cinco plantas de un edificio en lugares casi siempre cercanos a las rocas obliga a extremar las precauciones. Lejos, muy lejos, han quedado aquellas imágenes del surfista ataviado únicamente con un casco en mitad de una borrasca. La empresa SL Rescue, con sede en Zarautz, ha permitido que Ibon Amatriain y Mikel Agote puedan surfear de forma segura en lugares inimaginables como en la trasera del monte Igueldo, como hicieron el pasado lunes por la mañana al surfear olas por encima de los diez metros.
La moto acuática es la herramienta básica que acompaña cualquier sesión de olas grandes. Se utiliza para arrastrar al surfista hasta la rompiente, pero también para sacarlo de situaciones comprometidas. Una mala caída o la propia fuerza del mar puede tener consecuencias fatales. Cuantas más horas de vuelo tengan el piloto y el surfista, mucho mejor. Mikel Agote e Ibon Amatriain han llegado incluso a establecer un lenguaje por señas para comunicarse encima de la moto, donde normalmente el entendimiento es nulo debido al propio ruido del motor y al viento. Han probado a comunicarse mediante emisores de radio, pero después de muchas probaturas han optado por las señas reduciendo el peso que lleva encima el surfista. Y es que la movilidad sobre la tabla es fundamental. El surfista carga con un traje, un casco y un chaleco. Poco más. Lleva un traje de neopreno de cuatro o cinco milímetros al que se le incorpora un chaleco especial que le permitirá salir a flote con mayor celeridad cuando es tragado por una ola.
Desde tierra una tercera persona estará conectada por radio con el piloto. Desde fuera, con una mejor perspectiva en altura que a ras del agua, se le pondrá sobre aviso de las olas que se acercan por el horizonte y de cualquier incidencia que pudiera ocurrir en el desarrollo de la sesión.
Para reforzar aún más la seguridad, la moto acuática lleva enganchada una especie de camilla de rescate (sled) a la que el surfista se agarrará para ser remolcado y poder salir así más rápido de una situación peligrosa.
Igualmente, las cuerdas que unen al surfista con la moto están dotadas de mosquetones de seguridad que se soltarán en caso de emergencia. Podría ser también que el surfista se quedará enredado con la propia cuerda, para lo que llevará una navaja que utilizará en último caso.
Pies de aletas y un cabo suelto serán los dos elementos que también cargarán en la moto por si hubiera que realizar un rescate a una tercera persona o por si hubiera que abandonar la moto y salir nadando.
Tablas cortas y pesadas
Ni que decir tiene que la evolución en el material con el que se fabrican las tablas también es parte fundamental. La factoría Pukas evoluciona en este sentido y de la misma ya salen tablas específicas para la práctica del tow in. Son más estrechas, más cortas y pesan más que las que podemos ver en cualquier tienda. El más mínimo fallo en situaciones extremas puede ser fatal. Deben ser mucho más resistentes y al mismo tiempo tiene que permitir al surfista poder moverse por la ola con cierta agilidad.
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