Terrenos del Señorío de Guenduláin, donde se planifica el proyecto en la comarca de Pamplona. [LUIS AZANZA]
Urbanismo

De despoblado a segunda ciudad de Navarra

El Gobierno de Navarra quiere convertir el antiguo Señorío de Guenduláin en una urbanización con 19.000 viviendas.

CRISTINA AGUINAGA

Lunes, 12 de marzo 2007, 09:07

PAMPLONA. DV. La idea de convertir un antiguo señorío despoblado, situado a diez kilómetros de Pamplona, en la segunda ciudad de Navarra con 50.000 habitantes ha abierto en la comunidad foral un debate sobre el modelo de ocupación del territorio. El terreno en cuestión es el conocido Señorío de Guenduláin, entre la Sierra del Perdón y Zizur Mayor y en término de las céndeas de Cizur y Galar.

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El Departamento de Vivienda se hizo con los terrenos con el objetivo de disponer de reservas de suelo suficientes para atender la demanda de VPO en el entorno de Pamplona. De hecho, lo defendió como alternativa si los municipios no la atendían en sus planes urbanísticos propios. En los primeros meses equiparó la operación a las impulsadas en su día por gobiernos socialistas para hacerse con la propiedad de terrenos en Mendillorri y Sarriguren, otros núcleos convertidos hoy en barrios residenciales de la comarca.

La presentación, hace unas semanas, de la ordenación propuesta y del previsible calendario de desarrollo -en dos años podría comenzar a construirse y en cuatro o cinco años estarían terminadas las primeras viviendas- encendió la polémica en una temporada preelectoral en Navarra.

A las críticas de electoralismo o de entreguismo a los promotores y constructores de unos se han unido voces que alertan sobre la creación de un gueto para jóvenes e inmigrantes, ya que el 75% de las nuevas viviendas serían protegidas. De igual manera, advierten de las afecciones que pueden generarse en otros territorios de Navarra, del sobrecoste que supone construir en una zona actualmente sin servicios ni infraestructuras y de transformar el inicio de la recién creada autovía del Camino en vía urbana -la nueva ciudad se dibuja a ambos lados de la vía- o de la inconveniencia de construir en un terreno lleno de ondulaciones y de galerías de la actividad minera de Potasas en donde los planes de ordenación territorial no habían previsto, inicialmente, ningún desarrollo residencial de estas características. El Departamento de Vivienda, a través del consejero José Andrés Burguete, alega que se trata de atender la demanda, que como se ha visto en una reciente promoción de más de 2.000 viviendas de protección oficial y de precio tasado en la comarca de Pamplona superará los 10.000 solicitantes no atendidos.

Critica también que los ayuntamientos que defienden el crecimiento de la ciudad planteen sólo sobre el papel, pero sin desarrollos concretos, estos planes. En el debate se ha sumado también una «guerra de cifras» en la que los municipios hablan de planes para 70.000 viviendas, mientras que el Gobierno sólo los cifra en 5.000, al no incluir las libres o las redactadas en planes sin concluir.

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El plan de Guenduláin fue contestado desde el primer momento por el Ayuntamiento de la Céndea de Cizur, municipio en el que se asienta el señorío. Sus corporativos, encabezados por el alcalde, Josetxo Pérez Torrano, advirtieron de la imposibilidad del consistorio, con menos de 2.000 habitantes repartidos en distintos núcleos, para hacerse cargo y dar servicios a una urbanización como la que podría desarrollarse en los cerca de tres millones de metros cuadrados que el Gobierno iba a adquirir.

Denunciaron también el procedimiento llevado a cabo por un grupo de promotores y constructores vinculados a la asociación navarra que agrupa a las principales empresas, para hacerse con el terreno. De hecho, en lugar de vender las tierras que habían adquirido a los herederos del conde de Guenduláin lo ofrecieron al departamento a cambio de los aprovechamientos urbanísticos que podría reportar construir hasta 19.000 viviendas. En Cizur recurrieron, de hecho, a la vía judicial para denunciar el acuerdo con los antiguos propietarios de la mayor parte del señorío. Recordaron también que la zona de Guenduláin había sido descartada en su plan municipal como zona residencial. En un documento todavía en tramitación quedó como zona de oportunidad vinculada al Camino de Santiago que lo atraviesa y se evitó el crecimiento residencial atendiendo a las condiciones topográficas «poco favorables debido a las ondulaciones que presenta en gran parte del término».

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Con el paso del tiempo, la Céndea de Cizur ha recibido el apoyo de casi todos los municipios de la comarca de Pamplona no gobernados por UPN y CDN ni por agrupaciones electorales afines a estas corporaciones, aunque la Agrupación Independiente que gobierna en Cizur también lo era. El Ejecutivo navarro, sin embargo, recuerda que la oposición municipal también se dio en la década de los ochenta y noventa al impulsar Mendillorri y Sarriguren. «También se dijo que sería un gueto pero hoy Sarriguren, con un 90% de vivienda protegida, nadie lo considera así, sino que el que lo conoce se admira de la urbanización», responden en el departamento.

Titularidad pública

Al presentar la ordenación para Guenduláin, el Gobierno de Navarra recordó que se hizo con los terrenos en un concurso que tenía su origen en la decisión de «apostar por la titularidad pública del suelo para garantizar la política pública de vivienda en la Comunidad Foral a medio y largo plazo».

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El Ejecutivo apostó por esos casi 3,5 millones de metros cuadrados como «superficie idónea para albergar una importante oferta de VPO en el Área Metropolitana de Pamplona».

El consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, José Andrés Burguete, recalca que «el objetivo principal del concurso ha sido el diseño de un modelo territorial innovador y gestionable, que incluye diferentes usos del suelo (residencial, comercial y productivo) y que asegura tanto su coherencia urbanística interna como su integración territorial en la comarca de Pamplona». Sólo dos equipos navarros de arquitectos presentaron sus propuestas. La ganadora, del estudio 3G Arquitectos, constituido por Víctor Honorato Pérez, Sigifredo Martín Sánchez y José María Sánchez Madoz, reconvierte la Autovía del Camino, a su paso por Guenduláin, en un parque central y espacio de comunicaciones de la urbanización. Tres calles importantes de la nueva urbanización atraviesan perpendicularmente esta avenida urbana, creando otras tantas rotondas.

Además, en la zona reservada para construir una nueva ronda oeste a Pamplona respeta el trazado que se previó en los noventa. De esta manera, se divide la actuación en dos zonas diferenciadas: la residencial, en el interior del trazado de la ronda, y la de servicios, en el exterior.

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Alta densidad y tranvía

La propuesta urbanística, bautizada como Diagonal, amplía el ámbito de actuación hasta alcanzar los 3.851.570 metros cuadrados. Contiene una oferta de 18.970 viviendas repartidas en edificios colectivos, el 75% de las cuales, un total de 14.227, será vivienda protegida. La densidad de vivienda alcanzaría las 50 viviendas por hectárea. Estas cifras llevan a calcular que en la nueva ciudad podrían vivir hasta 50.000 habitantes. La urbanización se completa con un parque tecnológico donde los arquitectos redactores del plan han sugerido que podrían asentarse empresas dedicadas a la investigación sobre vivienda. También se ha dibujado un área de usos deportivos y se ha propuesto la implantación de una línea de metro ligero o tranvía para su conexión con Pamplona, a unos diez kilómetros.

Quedaría fuera el antiguo palacio de Guenduláin y la iglesia, todavía en manos de los herederos de los condes. El palacio cuenta con torres en los ángulos y almenas como elementos defensivos. Fue construido en el siglo XV por los señores de Ayanz. La iglesia parroquial de San Andrés, del siglo XVII, es una construcción de cruz latina con bóveda estrellada.

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