Adrian Brody cree que «todo actor mataría por hacer de Manolete»

MADRID. No es extraño que a Adrien Brody le gritaran por la calle «Manolete, Manolete!» cuando rodaba en España la película sobre el mítico diestro cordobés. Y es que, en las distancias cortas, su parecido físico con el matador es mucho mayor que en los fotogramas. El oscarizado actor norteamericano dejó patente su carisma, desparpajo y expresividad en la multitudinaria rueda de prensa que protagonizó como reclamo de una bebida gaseosa, encuentro en el que el cine se impuso al corazoneo, aunque el hijo del pianista no se libró de las preguntas sobre su deseada novia, Elsa Pataky, asuntos que capeó con elegancia y discreción.

Neoyorkino de pura cepa -nació hace 34 años en el barrio de Queens-, el único hijo de la fotógrafa de origen húngaro Sylvia Plachy, paseó su atractivo palmito por uno de los hoteles madrileños de moda. Flaquisímo -si fuera una mujer dirían que es anoréxico-, alto -mide casi dos metros-, larga nariz, rostro anguloso y ojos verdes grisáceos, el seductor Brody soltó varios «hola» con acento y pronunció en un castellano casi casi perfecto «Manolete, Cayetano y Espartaco». Estos dos últimos toreros le ayudaron «muchisímo» en la construcción del personaje.

«Hago películas más bien dramáticas. No siempre puedo mostrar mi lado divertido y luminoso. No es sexy decir de uno mismo que es sexy, pero sí creo que tengo personalidad y soy bastante auténtico», comentó este elegante galán de Hollywood, que para la ocasión lució camisa y pantalón con estratégicas cremalleras de color negro y cazadora blanca. Aunque la fecha aún no está cerrada, Manolete, dirigida por el holandés Menno Meyjes y coprotagonizada por Penélope Cruz, no se estrenará hasta octubre.

«La experiencia ha sido maravillosa. Me ha permitido entrar en una cultura que desconocía y conocer este país. Manolete era un hombre muy complejo, es un personaje que me ha dado mucho y me ha hecho más famoso aquí que en Estados Unidos. Con esta película no he estado en su país de turista, sino viviendo en una finca para impregnarme de su cultura. Además, más allá de lo físico y sin entrar en detalles, siento que mi vida no está muy alejada de la de él», confesó. Y reconoció que «cualquier actor mataría por hacer de Manolote, cuya vida fue muy trágica y con muchos elementos para hacer un filme. Él se encaraba todos los días a la muerte, lo que hizo que se enfrentará a ella de manera distinta. También tuvo relaciones tumultuosas y luchó con la fama». COLPISA