![La terapeuta y experta en alimentación, Montse Bradford. [F. DE LA HERA]](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/pre2017/multimedia/prensa/fotos/200706/04/007D1GENP1_1.jpg)
JOANA OCHOTECO
Lunes, 4 de junio 2007, 10:11
La terapeuta y experta en cocina natural y energética Montse Bradford ofreció ayer una conferencia en Ficoba, enmarcada dentro de la feria ecológica Bioterra. En su ponencia, Montse Bradford disertó acerca de la energía que contienen los alimentos y su reacción sobre las personas que los ingieren.
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- ¿Qué es exactamente la alimentación energética?
- Todo el mundo sabe que las plantas, por ejemplo, tienen valores terapéuticos y energéticos, y sucede lo mismo con la comida. Todos los alimentos conllevan una acción y una reacción. Pero hay que saber distinguir entre un efecto moderado o rápido. La alimentación energética consiste en experimentar la reacción que tiene cada alimento en el cuerpo.
- Es decir, que distintos alimentos proporcionan diferentes tipos de energía.
- Exactamente. Hay alimentos con energía acumulativa y pesada, como los embutidos, carnes rojas, huevos, pan... También están los que proporcionan energía rápida y más dispersa: frutas tropicales, verduras solanáceas (pimiento, patata, berenjena y tomate), o estimulantes como el azúcar, el alcohol o el vinagre. Estos dos tipos de comida son extremos. Hay que intentar ir al centro, donde están los alimentos moderados, como los cereales, pescados, legumbres, verduras, frutas o frutos secos, que son los que más deberían abundar en nuestra dieta.
- ¿Qué tipo de energía proporcionan estos alimentos moderados?
- Ayudan a generar endorfina, la hormona del bienestar. Los alimentos extremos y de energía dispersa, como el café, fomentan la producción de adrenalina.
- Igual que hay comida que proporciona energía, ¿existen también alimentos que nos la quitan?
- Por supuesto, hay comida que nos debilita. Generalmente, son aquellos alimentos a los que nos hemos referido como extremos. Nos proporcionan una energía o bien muy pesada, o muy débil. Hay que moverse hacia el centro, hacia los alimentos moderados.
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- ¿Podría citar un alimento importante, pero poco popular?
- Las algas, que suponen una enorme fuente de minerales. Contienen yodo, muy bueno para depurar la radioactividad, a la que hoy en día estamos sometidos constantemente con los teléfonos móviles, ordenadores, televisión... Hay que fomentar su consumo. Yo recomiendo dos o tres cucharadas de algas de mar por cada comida.
- El azúcar, por ejemplo, es un alimento un tanto polémico... Hay quien dice que es saludable, y quien afirma lo contrario.
- Hay que tener claro que nuestro cuerpo funciona con glucosa, por lo que es necesario. Hay dos tipos de azúcares: los que proporcionan energía rápida (azúcar blanco, moreno, miel); y los que encontramos en los cereales integrales. Éstos últimos son los verdaderamente sanos, los azúcares rápidos provocan altibajos en nuestro nivel de energía.
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- La idea que usted defiende es que no existe una dieta estándar, sino que cada uno debe ir probando qué es lo que mejor le sienta, ¿verdad?
- Así es. No es lo mismo darle de comer a Don Quijote que a Sancho Panza. Hay que centrarse en los alimentos moderados, pero cada persona tiene distintas necesidades. Siguiendo este ejemplo, a Don Quijote le daríamos más proteínas, y a Sancho Panza verduritas, para que se depure.
- La preocupación de muchos padres es que sus hijos se alimenten bien. ¿Algún consejo al respecto?
- Hay que hablar el lenguaje de quien está comiendo. A un adolescente no le vas a dar arroz integral con zanahorias, pero se le puede preparar una pizza natural y con ingredientes sanos.
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- ¿Cuáles son los beneficios que van a sentir quienes sigan estos consejos alimenticios?
- Van a encontrarse mejor a nivel de energía, más ligeros. Podrán dormir mejor y se despertarán más activos y alegres.
- Este tipo de alimentación, ¿puede ayudar a combatir enfermedades como la depresión?
- ¿Y tanto! Lo que comemos influye muchísimo en nuestro estado de ánimo. El primer paso es la alimentación, aunque hay que tener muy claro que no es el último. La meta no es comer, pero comer de forma adecuada puede ayudarnos a llegar a la meta que, para mí, es la paz interior.
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