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Para darle la vuelta a un partido así todo parte, bajo mi punto de vista, desde la mezcla de intención y atrevimiento. Aun así, largo camino les quedaba por recorrer. La eliminatoria comenzaba con balones en largo buscando segundas jugadas y el PSG jugándosela a ... pares. Puede que la Real no esté para apretar arriba de manera continuada y eso lo aprovechaban los parisinos para comenzar desde atrás y encontrar hombre libre para progresar hacia campo rival. A través de centros es donde la Real empieza a generar incertidumbre. Interesaba que no decayera el ritmo del partido. ¡Hoy hay que terminar reventados! Imagino arengándose unos a otros. El poderío de Mbappe al espacio con una zancada prodigiosa cede a Barcola y Remiro, en su sitio, consigue desquitarse de un balón que rezumaba a gol. Vitinha y Hakimi destinados a cerrar los caminos para Becker permitía la circulación hacia el costado de Take para profundizar. Mucha distancia entre la línea de cuatro defensiva y la medular habilitaba a los de azul para correr a la espalda. En una de estas, Kilian consigue abrir la lata. Las pérdidas en el enlace entre los medios no dejaba a los txuriurdin carburar para poder meterse en la eliminatoria. El gol encajado hacía mella en lo emocional. La cuesta era más hacia arriba de lo esperado. La diferencia en la circulación de balón se hacía evidente y cada robo en transición de los de Paris superaba con creces en los duelos a las dos líneas de contención de los donostiarras. Anécdota: todos los balones que robaban en el medio los txuriurdin, lo hacían en soporte, sin buscar la verticalidad a portería rival. Así es complicado de sorprender a un equipo que ya de por sí demuestra superioridades físicas contundentes. Los encargados de percutir Kubo y Becker, lo hacían terminando la primera parte, y esto, daba esperanzas a una segunda parte que con poco que acertaras...
Comenzaba la segunda no exenta de ritmo, pero a la vez con mucha pérdida. Luis Enrique movía pieza y metía al koreano Lee en detrimento de Barcola. Pensando probablemente más en el control del juego que en jugadas de tú a tú. Pasaban los diez minutos cuando en otra cabalgada encarrilaba la eliminatoria el parisino. Se presentaba ante Remiro con una de sus jugadas más características: marcar al palo largo y cerrar el tiro al corto. Desde que salió Barrenetxea sucedieron cosas. Todos y cada uno de sus centros con peligro, y en uno de ellos, fusila Turrientes a Donaruma que llevaba chaleco antibalas. La Real merecía premio y así lo hizo Merino. El equipo sigue dando muestras de nivel... por momentos. Llegar a octavos ya es un éxito para un equipo donde la llegada del bajón anual a venido en el momento más sensible. Yo sinceramente muy orgulloso. Ahora hay que seguir remando para lo que queda de liga, que por cierto no es 'peccata minuta'. Aupa Real.
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