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Llamadme iluso, pero competir contra el Barca en Montjuic... como que le resta cierta aura. Para derrotar al Barcelona, o te agarras a un clavo ardiendo y sacas lo mejor de ti o esperas a que ellos no estén muy acertados. Y es que tampoco ... están para echar cohetes, dirá alguien. ¡También es verdad! Bueno, al lio: línea de tres con carriles para los txuri-urdin, medular de garantías y doble punta con Becker y Oyarzabal. Veo a Imanol y a su staff pensando entre semana: con lo que tenemos…
No hay nada más peligroso que no arriesgarse. Digo esto porque como planteamiento de inicio no fue de los más habituales este año. Obviando las bandas o relegándolas a los carriles en incorporación. Para el minuto 20 la Real ya daba la sensación de que podía dar quebraderos de cabeza a la zaga culé, con el sputnik Becker. Parecía clara la idea de hacerse fuerte por dentro con un 1-5-4-1 defensivo y con el de Surinam con el gatillo preparado. La Real resolvía bien en salida de balón las tímidas presiones del Barça, haciendo el equipo largo y encontrando hombre libre, salvo algún error puntual. Hasta el 37 no hubo la primera aproximación de verdadero peligro con un golpeo de fuera del área de Raphinha. Y acto seguido, en una jugada de vértigo y buscando la profundidad a la espalda, Lamine sorprendía a Remiro con un disparo de rosca al palo largo. Empezaban a aparecer las urgencias en los blanquiazules y no por ir perdiendo, sino porque el Barcelona comenzaba a encontrar soluciones a esa acumulación de jugadores. Puede que con el final de la primera parte más de uno pensara en que era lo mejor que podía pasar; remover alguna cosa en el descanso y salir a intentar hacer daño cuanto antes. Comenzaban la segunda parte buscando ambos equipos la profundidad, probablemente con más acierto los locales. Esto hacía que no aparecieran de momento ni Pedri ni Gundogan y que pilares básicos como Brais y Merino estuvieran inéditos hasta el momento. La Real seguía insistiendo en balones sin ventaja a Becker hasta que apareció el robo de Brais que tras amagar hacia fuera cortaba hacia dentro. Lástima, era el momento.
Movía fichas y sistema Imanol intentando encontrar las bandas que echaba de menos el equipo. A partir de aquí, volcada, permitía transitar al Barcelona con cierta asiduidad. El penalti, anécdota. Es tiempo de valorar lo hecho hasta ahora y de asumir conceptos clave en este final de liga: si no puedes ganar, asegúrate de no perder. Cualquier punto será importante.
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