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Real y Villarreal saltaron este sábado de inicio al césped de La Cerámica con una misma idea. En defensa, presión alta cuando el rival tiene el balón y en ataque, salir jugando desde atrás sin regalar la posesión. El resultado, sin embargo, fue bien distinto ... por una y otra parte, y se vio muy claro desde el comienzo. Los realistas se impusieron ahí a su rival, que intentaba hacer lo mismo pero con muy diferente resultado. La Real metió el miedo en el cuerpo desde los primeros minutos a los de Marcelino. No en vano, Jorgensen fue el futbolista más destacado de los locales durante los primeros 45 minutos.
Así las cosas, el primer acto fue un auténtico monólogo txuri-urdin, que dejó demostrado el abismo que a día de hoy hay entre estos dos equipos. Ejemplo claro de lo que hay que hacer, por parte de la Real, y de lo que no hay que hacer, por parte del Villarreal. A pesar de ello, los dos primeros goles llegaron en jugadas a balón parado, un hecho que no tiene que ensombrecer el trabajo que hicieron los de Imanol Alguacil. El tercero, en la prolongación, fue la puntilla para el submarino amarillo, que venía de hacer muy buenos números en las últimas jornadas desde que cogió las riendas Marcelino. En el momento en el que se ha encontrado con un hueso, la Real le ha puesto rápidamente en su sitio.
La única ocasión local llegó después del gol de Zubimendi, en una doble intervención de mucho mérito por parte de Remiro. Fue una de las claves para que la Real se llevase ayer los tres puntos de La Cerámica por varias razones. Por un lado, por la dificultad de la acción y, por otro, por el 'timming' del partido en el que ocurrió. El guardameta de Cascante aguantó el resultado para que el equipo se fuera más tranquilo a los vestuarios.
La segunda parte fue completamente distinta, con una Real más preocupada de gestionar tanto el marcador como los esfuerzos de varios jugadores. En ese sentido, Imanol volvió a estar brillante cuando Marcelino dio entrada al campo a Sorloth, que bien lo conocemos aquí. El oriotarra pasó a defensa de cinco consciente de que con la entrada del noruego el Villarreal iba a colgar balones al área sin parar. Gran lectura tanto en la gestión de los esfuerzos como en el manejo de la táctica. Y todo esto, que no se nos olvide, con la ausencia de jugadores tan importantes como Barrenetxea, Oyarzabal o Le Normand. Casi nada.
No hay mejor manera para preparar el decisivo duelo de Champions del martes como este. No solo por la victoria, sino por la forma en la que se ha logrado. De hecho, estoy seguro de que la Real irá a Italia a jugar de la misma manera que lo hizo ayer ante el Villarreal, a presionar y morder arriba para incomodarles en la salida de balón y que el Inter sufra. Es la seña de identidad que ha implantado Imanol en este equipo, independientemente del rival que tenga enfrente.
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