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Mikel Oyarzabal puede poner un casino. Se le asignan todos los números habidos y por haber. Es el 10, pero según dicen los que mandan es nuestro 9. Ayer jugó donde solía hacerlo el 11, en el fútbol vetusto, y demostró que es el número ... 1 con la Real. En su partido 354 con la camiseta blanquiazul estuvo 79 minutos sobre el verde y abrió la lata para llevarse el triunfo, después de estar 16 partidos sin mojar. El de ayer es su gol 98 con el primer equipo. Números de leyenda.
Mikel se acordó de Darko, la quintaesencia del jugador que hacía el 'gol partita', el que decide, el tanto más difícil de marcar. Y lo hizo como más le gustaba al de Kobin, con un testarazo inapelable. El gol que más ayuda a ganar, como sucedió en la tarde noche de Montilivi. Se echaba de menos la celebración del capitán, que a la décima pudo sonreír por un gol que no hacía desde abril, cuando el equipo empató ante el Almería a dos tantos.
El de Eibar hizo un gran partido. Justo el día que actúa en banda, que se aleja algo más del área. Fue una de sus mejores actuaciones de lo que lleva de temporada, coincidiendo con un gran encuentro con la selección el martes pasado. Se le vio rápido, incisivo y asociativo; jugando por el carril derecho del ataque a pierna cambiada. Con la seguridad de tener atrás a Jon Mikel Aramburu, un muro de contención.
Tuvo en el minuto 27 una buena ocasión, que fue el preludio del gol. No porque estuviera cerca en el tiempo, sino porque los protagonistas fueron Ander Barrenetxea en el pase y Mikel Oyarzabal en la ejecución. Sin sitio para el regate, el donostiarra puso un balón con el exterior, que el capitán conectó de volea, saliendo cerca del marco de Gazzaniga. La defensa del Girona se tenía que haber aprendido de memoria el movimiento.
Remató un córner botado por Sergio Gómez que detuvo el portero argentino y después chutó muy flojo, sin que su bota de la talla 47 generara la suficiente potencia para marcar. Entre esas ocasiones y las marradas por Óskarsson, el seguidor se impacientaba hasta que la sociedad 'Barrene-Oyar' dejó la mayor sonrisa de la tarde.
Un testarazo inapelable en el minuto 44 a un caramelo enviado por el '7' realista. Fue Oyarzabal pero Óskarsson, Sucic y Brais merodeaban el área pequeña para hacer bueno el centro del extremo. El capitán lo necesitaba y dedicó con esa 'M' el tanto a su hijo. La mitad del camino estaba hecho y faltaba la otra mitad.
La Real no fue tan directa, jugando con el reloj y el marcador. Oyarzabal tuvo sus opciones jugando más centrado desde la sustitución de Óskarsson. A punto estuvo de robar un balón a Gazzaniga que se le ensució y, poco antes de ser sustituido, se pegó una carrera de 40 metros con dos defensas en busca de remachar el choque. No hay cómo alejarse del área para marcar...
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