Barrene sonríe tras marcar el 0-2. ALTERPHOTOS
Victoria en Leganés

Ander Barrenetxea: máxima eficiencia

Pocas cosas más, y tan importantes, se pueden hacer en trece minutos, donde el donostiarra finiquita el partido con un gol milimétrico

Domingo, 8 de diciembre 2024, 18:17

Ir a pasar el fin de semana a Madrid y, como colofón, pegarle un abrazo a Ander Barrenetxea. El fútbol sigue siendo lo menos importante, de lo realmente importante, con lo que acabar con una sonrisa es el objetivo de los que este domingo fueron a animar a la Real. Y gracias al extremo donostiarra, el viaje mereció la pena. El primer gol es el que abre la lata, quizá el más importante; el segundo, el de la tranquilidad y que baja las pulsaciones; y el tercero, el del júbilo.

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La sonrisa de Barrene es contagiosa. En menos de un cuarto de hora hizo de todo. Mucho y bien. Poco más se puede hacer en el tiempo que tuvo Barrenetxea sobre el césped de Butarque. Gol y pase de gol. El primero que anota en LaLiga, quinto en la temporada. El atacante blanquiazul había marcado en Copa (dos ante el Jove) y Europa League (Niza y Ajax) y se estrenó este domingo.

Como sucedió contra el cuadro neerlandés, Barrenetxea es el tipo que llega y besa el santo. Primera acción en Europa y gol contra el Ajax. En Butarque, idem. No era una maniobra sencilla, ya que el balón viene rebotado de un defensa y lo tenía encima. Sin poder controlar con la izquierda para chutar con la derecha, el extremo decidió darle de primeras con su pierna menos buena, aunque fuera un gesto poco ortodoxo. Sin embargo, la eficiencia del golpeo fue brutal. Primero para colar el balón por varias piernas de defensores del Leganés y segundo, para que Dmitrovic no viera el balón e hiciera estéril su estirada.

Un toque, un gol

Los últimos tres tantos del donostiarra han supuesto tres triunfos. Su gran amigo Pacheco ante el Jove y Take contra el Ajax, fueron sus socios para que marcara. Este domingo ocupó bien el espacio del rechace, tuvo suerte que el balón llegara hacia él, pero estuvo hábil para pegarle al balón de la única manera posible.

Con el 0-2, y después del abrazo con la grada y el Dale Cavese, Barrenetxea bajó las pulsaciones del partido, desacelerando el juego cada vez que el balón llegaba al flanco derecho del ataque txuri-urdin. Fue tejiendo el que podía ser el tercero de la tarde. Y llegó tras un robo de Sucic, que se asoció con Barrenetxea y el pase del croata para el donostiarra ya tenía marchamo de gol.

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Sin embargo Barrene, quiso emular a un base en el baloncesto. Porque dar una asistencia hace feliz a dos personas, al que pasa y al que anota la canasta. Y eso sucedió en el 0-3. El extremo cedió a Oyarzabal para que redondeara la goleada y le hizo esbozar una sonrisa. Trece minutos, más seis de alargue, plagados de cosas buenas. Barrenetxea ríe y la Real gana. Todos contentos.

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