Secciones
Servicios
Destacamos
Debajo de esta catarata de malos resultados y la infame falta de ideas y frescura que la Real derrochó en la segunda parte del partido ... ante el Sevilla, todo se ve azul oscuro, casi negro. Sobre todo en lo que se refiere al juego. Es normal. Pocos brotes verdes se atisban y la sensación actual es que, tras ser apeada primero de Europa y luego de la Copa, la Real no podrá alcanzar un puesto europeo en Liga. Pero a día de hoy, 11 de marzo de 2025, la Real sigue siendo uno de los pocos equipos de Europa que sobrevive en tres competiciones. Y esta Real nos ha enseñado en estos cinco años y medio que no debemos tirarnos del tren de la ilusión hasta que no descarrile.
Imanol debe saber convencer a sus jugadores de que están a un partido de los cuartos de final de la Europa League, techo no roto desde 1998, y a uno de la final copera. Sobre todo el pelotazo en el Bernabéu podría arreglar esta temporada tan extraña, decepcionante en muchos aspectos. El pasado domingo no fue capaz de hacer ver a los suyos de que el partido del año era el del Sevilla y de que en caso de derrota, la que se dio, las opciones europeas se antojan complicadas. El cansancio físico y mental, más el gol del Sevilla, hizo el resto. Desplome general, como ante la Lazio o el Getafe. Mandíbula de cristal. Los que calentaban salían a hacerlo como con desgana. Los cracks que saltaron en el segundo tiempo estuvieron a años luz de cambiar el panorama y Anoeta se fue apagando. Son ellos, los jugadores, los que deben creer, los que deben recuperar el entusiasmo para, a partir de ahí, contagiárselo a la parroquia.
Es un sentimiento muy humano el cansarse de todo, hasta de lo bueno. Uno puede ser un forofo del cordero o del besugo hasta que debe comerlos todos los días. El personal se cansa de ver siempre las mismas caras y, en el caso de la Real, de ir a Anoeta. Todos mis parabienes para los que han acudido a los 23 partidos de esta temporada en el coliseo de Amara, 14 de ellos o a las 21 horas o las 21.30. La otra tendencia tan contemporánea es la cultura de la queja. Da igual tener razón o no o sobre qué, el caso es quejarse, maldecir, deporte y desahogo de estos tiempos. Los palos les caen a los que deciden no ir al estadio, incluso a los que se marchan antes para no pillar el colapso en el topo o el autobús. Y en algunos foros Imanol parece poco menos que un cono que ha puesto el ayuntamiento en el banquillo.
Es lo que tiene haber convertido en rutina el ganar partidos –este año se han ganado ya 21– y jugar en Europa, pero lo que realmente da vértigo es pensar que este jueves podemos ver o asistir al último partido europeo del curso y de los próximos tiempos. Eso, desde luego, estimula mucho menos que acompañar al equipo un jueves a las nueve.
Sólo queda recuperar ese entusiasmo. Por lo menos mientras viajemos en este tren de alta velocidad. Ya habrá tiempo de bajarse y coger el patinete de la vulgaridad, tan común durante tantas temporadas por estos pagos. El United es mejor y juega en casa, pero sus jugadores están incluso más fatigados que los de la Real y la presión ahora la tienen los 'Diablos Rojos', que tampoco tienen a su afición demasiado contenta. Estos jugadores tienen una indudable calidad y lo han demostrado incluso este año –partidos como el del Atlético, el Barça, el Ajax o el Villarreal–. Necesitamos una gran noche y qué mejor que 'El Teatro de los Sueños' para soñar. Unas pintas, unos Dale Cavese y una de cuartos. El mejor menú para ir a Vallecas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Pillado en la A-1 drogado, con un arma y con más de 39.000 euros
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.