Cara a cara: Silva y Muniain

La autoridad moral del experto

La relación entre veteranía y combatividad alcanza la excelencia en el caso del mago de Arguineguín. Su presión y capacidad de robar alto es más propia de un emergente veinteañero, lo que dispara su valor futbolístico en un contexto como el de la Real. A partir de ahí, la correcta lectura de las jugadas, el don de la imaginación y la exquisita calidad de su bota izquierda contribuyen a la fluidez del juego txuri-urdin.

Con una mezcla de sabiduría e inspiración, Silva dirige, como si de una centralita se tratara, las ofensivas realistas. Monopolizando el balón por momentos, o simplemente apareciendo en una determinada ubicación para favorecer el movimiento de terceros. Su movilidad supone un problema para el rival y una bendición para sus compañeros.

Si bien el realista no tiene parangón en velocidad de ejecución mental y eficacia en el toque de primeras, ambos mediapuntas coinciden en el arte de la conducción. Pasos cortos, firmes y veloces que esconden la pelota, dan aire a sus equipos, permitiendo que se estiren con la tranquilidad de tener la posesión a buen recaudo. O asistencia que mejora la jugada o falta a favor. Siempre sacan algo.

Como los astros, tienen la capacidad de condicionar lo que ocurre a su alrededor. Los compañeros les buscan como socios preferentes para asociarse, y los rivales acuden a pares a por ellos conscientes de su peligrosidad, dejando espacios libres por donde otros pueden percutir. Cuanto más entran en juego, mejor para sus equipos. El peor indicador para unos y otros es su escasa participación. Si no se dejan notar sobre el césped, mal asunto.

Los dos suman dos goles y llegan al derbi con una participación similar. Silva acumula 25 titularidades en la presente temporada, con 1.885 minutos de juego. Muniain alcanza 20 partidos en el once inicial para sumar 1.786 minutos. Conocen sus cuerpos y cuándo dosificar esfuerzos. El canario afronta el partido en una semana en la que se ha ausentado de dos entrenamientos. El navarro se quedó en el banquillo en el último compromiso liguero, pero venía de disputar 99 minutos de la semifinal copera contra Osasuna. Muniain es, además, un clásico en los derbis. Ha jugado 24, 19 de ellos de inicio y le ha metido 6 goles a la Real, el último de ellos en el doloroso 4-0 de la pasada temporada en San Mamés. Mucho más reciente es Silva en estas lides, si bien a su favor cuenta con haber liderado la conquista de un título. El de mañana será su quinto derbi. Ha ganado dos, ha empatado uno y ha perdido otro.

El buen manejo de la pelota y su habilidad para proteger el cuero les convierte en objetos de falta constantemente. Cuando consiguen provocarla en posiciones cercanas al área, propician interesantes jugadas de estrategia, un recurso valiosísimo cuando la presión de los dos equipos impide crear peligro de otra manera. En el caso del rojiblanco, él mismo es quien ejecuta ese balón parado, la mayoría de veces de manera peligrosa. Brais y Oyarzabal son en la Real quienes se aprovechan de la acción de su colega.

Si bien destacan por el aspecto ofensivo, no se puede obviar finalmente su compromiso defensivo, su lucha por cada balón, su constante implicación en la batalla –incluyendo diálogos más o menos subversivos con el señor colegiado– y su natural modo de contagiar al entorno. Duelo de expertos mañana en San Mamés.