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Pilsen fue txuri-urdin durante todo el día sin incidencias y en medio de un ambiente sano y futbolero.
Un balneario de cerveza, el sueño de una cuadrilla
Un día en Pilsen

Un balneario de cerveza, el sueño de una cuadrilla

750 aficionados realistas disfrutaron de la previa en Pilsen aunque los que mejor se lo pasaron fueron unos amigos de Zarautz que se metieron en jacuzzis de cerveza

Beñat Barreto

Enviado especial a Pilsen

Jueves, 7 de noviembre 2024, 20:18

No vamos a mentir, durante la semana no ha hecho calor en Pilsen. Todo lo contrario. Lejos de los 22 grados que se han disfrutado durante los últimos días en Gipuzkoa, el contraste con los tres a la hora del partido de anoche en la República Checa fue importante. Sin embargo, una cuadrilla de Zarautz decidió meter en la maleta, además de la txuri-urdin y sus bufandas preferidas, un bañador y unas chancletas. No, nadie se bañó en el Úslava, río que separa la ciudad en dos y donde se ubica el Doosan Arena, casa del Viktoria.

Eneko Arias y sus amigos zarauztarras tenían desde hace semanas un plan trazado para entrar en calor. Lo primero que hicieron nada más llegar a Pilsen fue visitar el Beer Spa Beerland, un balneario de cerveza con jacuzzi sin burbujas pero con buen zumo de cebada. «Lo teníamos todo preparado cuando vimos que había un balneario en el que había unas cubas con agua caliente, pero en el que incorporaban cebada y lúpulo para relajarte al máximo», relata Arias, que aprovechó junto a Ander, Alex, Carlos y Francesca la «hora ilimitada de cerveza». Alguno casi no llega al partido. « Pagamos 55 euros cada uno por entrar, pero es que al lado de cada jacuzzi había un cañero con cerveza ilimitada. Imagínate, se ponía caliente, te la echabas por encima y te servías otro vaso. Un paraíso que ni en los mejores sueños», ríe Arias, que rompió esa regla no escrita de que antes de las doce de la mañana no se puede beber. «Hemos empezado a las 10.50». Podemos confirmar que la cuadrilla entera disfrutó del partido sin problemas en su localidad.

La plaza de la República, el museo Brewery de cerveza y la sinagoga de Pilsen se tiñieron durante todo el día de txuri-urdin

Pilsen es una ciudad pequeña y con cierto encanto, con edificios de colores, calles adoquinadas y una única plaza central en la que hay mucha vida. La plaza de la República fue punto de encuentro de los realistas durante la mañana antes de retirarse a comer. Algunos prefirieron alimentarse de pie en el propio mercado navideño montado en medio de la ciudad, mientras que otros optaron por encontrar cobijo en los bares cercanos. Es el caso de José Cid, encargado de reservar mesa en un bar cercano. «Hemos estado en los tres desplazamientos, en Niza, en Belgrado y ahora en Pilsen. No fallamos nunca».

Otros, en cambio, optaron por entrar al museo Brewery, donde se explica la forma artesanal de hacer la cerveza local, que destaca por su baja fermentación y como apenas tiene burbujas no hincha tanto como otras. «Entra sola», vuelve a escena la cuadrilla de Zarautz. Sin embargo, integrantes de la peña Musti Taldea prefirieron sudar haciendo algo de ejercicio. Ritxi Ruiz de Eguilaz, de Zumarraga y otro de esos realistas ilustres que no se pierde una, subió «las 297 escaleras que tiene la catedral de Pilsen. Las vistas de la ciudad son muy bonitas desde arriba, pero algunos ya nos damos cuenta de que no somos tan jóvenes», bromea.

Sin indicentes con los aficionados locales,la afición realista esta vez sí viajó en masa para disfrutar de su Real

Antonia, su mujer, eligió quedarse por el mercado navideño sin perder de vista los perritos calientes gigantes que sirvieron durante todo el día a los más de 750 txuri-urdin que dieron color y calor a una ciudad tranquila en la que anochece a las 16.30 horas en invierno. «Da un poco de pena, pero al menos no nos ha llovido durante todo el día», lanza otro integrante de la peña Musti.

Los aficionados realistas disfrutaron por las calles de Pilsen. B. B. Y RS
Imagen principal - Los aficionados realistas disfrutaron por las calles de Pilsen.
Imagen secundaria 1 - Los aficionados realistas disfrutaron por las calles de Pilsen.
Imagen secundaria 2 - Los aficionados realistas disfrutaron por las calles de Pilsen.

La seguridad, muy atenta

Cuando la mayoría de realzales estaba ya de sobremesa, sorprendió ver a miembros de seguridad del club ir grupo por grupo avisando de diferentes medidas que había tomado la policía local para que no hubiese incidentes antes del partido. La hinchada del Viktoria Pilsen suele realizar sus previas de partido en la plaza de la República, arteria principal de la ciudad y por donde pasaron todos los realistas que visitaron ayer Pilsen. La plaza quedó 'cerrada' para los aficionados txuri-urdin, que debieron pasar las últimas horas antes del pitido inicial en una fábrica de cerveza al lado del estadio donde también había bares para disfrutar de un ambiente sano y sin incidentes. Esta vez el meeting point no estaba a diez kilómetros como en Niza, ni tampoco hubo que recoger pulseras al otro punto de la ciudad además de la entrada para poder acceder al campo. «En ese sentido ha estado todo mucho mejor organizado que otros viajes. Te puedes recorrer toda la ciudad andando, no tienes que coger taxis y parecía que nosotros éramos los locales puesto que en una ciudad tan pequeña ser casi 800 personas no es poco», apunta Cid.

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