Barrenetxea, que cometió un error grave en la jugada del primer gol, aparece dolorido en el suelo en una jugada de la primera parte. Lobo Altuna
El análisis táctico

Bloqueados desde el origen

La Real no tuvo opción de ilusionarse con una posible remontada ni con el 0-1. El partido estaba para irse al descanso con empate, pero un error grosero lo decantó todo

Imanol Troyano

San Sebastián

Domingo, 13 de abril 2025, 02:00

La Real no tuvo opción de ilusionarse con una posible remontada. Tampoco con el 0-1. El partido estaba para llegar al descanso con el empate en el marcador, pero un error grosero de Barrenetxea allanó el camino del Mallorca, que no había hecho méritos hasta ese momento para inquietar siquiera la portería de Remiro. El conjunto txuri-urdin se bloqueó con el marcador en contra y no transmitió buenas señales con balón. El Mallorca minimizó a la Real, que no fue capaz de construir con solvencia de salida y a la que luego se le apagaron las luces en tres cuartos de campo. Los repetidos pases que se daban Martín y Aritz en inicio de juego evidenciaron los problemas que encontró la Real de partida.

Publicidad

  1. 1

    Una línea de cinco para atar en corto a Marín

No sorprendió el Mallorca con su propuesta. Jagoba Arrasate salió con una línea de cinco atrás, una referencia poderosa arriba para jugar en largo y cuatro centrocampistas, uno de ellos de perfil destructivo y los otros tres más técnicos. El conjunto bermellón se comportaba en fase defensiva en un 1-5-3-2 que complicó mucho la vida a la Real en salida, principalmente a la hora de encontrar a Zubimendi, pero también a Marín, bien vigilado en todo momento por Valjent, que no le permitió romper en vertical tal y como lo venía haciendo en las últimas semanas de manera efectiva. El cuadro txuri-urdin se vio bloqueado desde el origen mismo del juego y lo pagó caro. Esa primera presión que ejerció Larin con Dani Rodríguez aisló a Zubimendi en la construcción, pero incluso cuando el propio donostiarra conseguía recibir de cara, no pudo conectar lo suficiente con los interiores.

  1. 2

    Se extreman las vigilancias a Larin

Jon Martín se pudo estrenar por fin como titular en Liga. No se bautizó contra Muriqi, pero Larin también le exigió una actuación de mucho nivel y concentración, porque el Mallorca iba a recurrir constantemente a los envíos largos hacia el canadiense, también a los centros laterales en busca de su remate. El lasartearra se repartió con Aritz el desagradable trabajo de cubrir al corpulento delantero del Mallorca. Martín era quien se encargaba del marcaje al hombre de manera preventiva cuando la propia Real tenía el balón en tres cuartos de terreno rival. Jon Martín iba al salto con el punta y Aritz se quedaba a la cobertura para ganar las posibles caídas. El partido requería mucha atención en este sentido porque a partir de esos duelos el Mallorca podía empezar a tejer sus ataques. La Real redujo las posibilidades del rival en este tipo de jugadas, pero no así en otras.

  1. 3

    Barrenetxea da el pase más arriesgado en el fútbol

La Real dio vida al Mallorca a partir de errores propios. El más flagrante lo protagonizó Barrenetxea a los veinte minutos de juego. Contravino uno de los primeros mandamientos que se aprenden en el fútbol cuando uno da sus primeros pasos. Prohibido dar un pase horizontal en campo propio. El donostiarra pecó de confianza. Controló un balón de espaldas al juego, se perfiló y envió un balón totalmente plano, horizontal, sin fuerza, buscando el cambio de orientación a la banda contraria, que se quedó corto, para que lo pudiera recepcionar Darder sin dificultades. La pelota cayó en el jugador más talentoso del Mallorca y el resto fue historia. Asistencia a Larin y gol en contra. Normal que se echara las manos a la cabeza.

  1. 4

    La espalda de Aramburu es un filón para el contrario

La Real trató de sacar su orgullo con el marcador en contra tratando de buscar arriba al rival. Por momentos, sin embargo, pecó de falta de cabeza a la hora de ir a apretar al adversario y los mallorquinistas lo supieron aprovechar en su beneficio. Aramburu, que saltaba a Mojica, lateral contra lateral, dejaba un generoso hueco a su espalda que era bien interpretado por los jugadores bermellones. Sobre todo por Darder o Dani Rodríguez. Esto obligaba a corregir a Jon Martín, que se veía en la situación de tener que salir de zona y arrimarse a la banda, para cortar las internadas rivales. Esa labor, que bien podría haberla hecho también el interior de la zona –Sucic– o el pivote –Zubimendi– acabó recayendo en el joven central. El segundo gol del Mallorca llega de esta manera, sin Aramburu, en la presión, y con un acoso frágil de Martín y Sucic a Dani Rodríguez que mete el pase fácil a Darder. El Mallorca encontró un filón a la espalda del venezolano por el que percutir en la fase de ataque.

Publicidad

  1. 5

    No se puede jugar de espaldas con comodidad

Imanol trató de buscar soluciones nuevas con el paso de los minutos y un marcador totalmente en contra. Óskarsson entró al campo para jugar como delantero y Oyarzabal cambió de posición para jugar en la tercera altura por dentro. Olasagasti acabaría jugando como interior por el perfil izquierdo, Sergio como extremo zurdo y Mariezkurrena como extremo diestro. Ni por esas la Real se acercó a la posibilidad de reducir distancias. No era el día para combinar por dentro, las asociaciones de espaldas entre los jugadores en el último tercio eran prácticamente inviables. Primero Oyarzabal y luego Óskarsson se vieron incapaces de aguantar de espaldas un balón ante la pegajosa presión de los centrales mallorquinistas: Raíllo, Valjent y Copete. No dieron opción al giro a los atacantes realistas. Los realistas tenían que soltar de cara rápidamente para no perder la bola y no hubo opción.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad