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'Oh capitán mi capitán' es un poema de Walt Whitman escrito en homenaje a Abraham Lincoln, presidente de EEUU después de su asesinato en ... 1865. Este relato no es una clase de historia aunque usted va a leer algo que se va a guardar con letras de oro en el almanaque blanquiazul. Hay capitanes famosos como el Capitán América o el Capitán Trueno pero en Anoeta y por extensión en toda Gipuzkoa, el más célebre es Mikel Oyarzabal.
No hay traje que le quede mejor al eibartarra que el brazalete. El Betis acabó hasta el gorro del delantero blanquiazul, lo que supone el mejor piropo que le pueden decir a un jugador. Que ha sacado de quicio al rival.
Sorteó los campos antes de que echara a rodar el balón, estuvo en boca de gol para el 1-0, provocó un penalti, lo pidió después, señaló el punto, lo lanzó y celebró ante el delirio de la Grada Zabaleta. Era el 2-0, en su primer tanto esta temporada en Anoeta. Y a partir de ahí mereció subir en el rango y pasar a ser comandante en jefe de la escuadra blanquiazul. Firmó un primer tiempo excelente.
Oyarzabal pasó a la historia con su gol de penalti. El que él mismo solicitó desde el suelo. Sabía que el VAR iba a actuar porque como dijo después «todo el mundo escuchó el contacto». Así es el capitán. Fue vilipendiado el día del Alavés y expulsado injustamente. Este domingo, la moneda cayó del otro lado, esperó pacientemente y marcó el gol del triunfo.
Es tal el aura de Oyarzabal que chutó una vez e hizo dos goles. Engañó a Rui Silva en el penalti cuando vio al luso vencido a su izquierda. Y minutos antes, sin tocar el balón hizo que el cuero acabara en la portería bética tras un sensacional envío de Aihen que Llorente introdujo en propia puerta. Su centenario gol llegó de pena máxima, donde sienta cátedra.
Creció la figura de Oyarzabal a medida que el público jaleaba sus conducciones con el marcador a favor.El viento soplaba en dirección a la portería más cercana al mini estadio y Oyarzabal salió de las apreturas de la caja que es el área para crear espacios y asociarse con sus compañeros.
Fue al banderín, bajó el culo para proteger un balón como si fuera un pívot de la NBA. El defensa bético ni le movió. Capitán, pétreo y férreo.El mejor ejemplo para sus compañeros.
Y protector. Como cuando fue a recriminar a Marc Bartra un mal gesto a un recogepelotas. Se ganó al amarilla por eso, en una discusión que parecía de todo menos fea. Gestos, y algún grito, pero sin taparse la boca con la mano. Pero sobre todo el capitán es justo. «Ha sido una discusión en caliente pero también he de decir que Marc (Bartra) se ha disculpado con el recogepelotas y le ha regalado la camiseta», dijo tras el partido. Honor supremo a Oyarzabal, quien se fue ovacionado al banquillo en el minuto del amor. Leyenda del club.
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