![Caras largas en el regreso desde París](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/real-sociedad/multimedia/2024/02/15/llegada-real-kO3C-U2101543259013CGH-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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Caras largas en el regreso desde París de la expedición de la Real a casa. La ilusión que había depositada en una eliminatoria tan atractiva como la del PSG era máxima y el resultado hizo daño. Primero porque no se correspondió a los méritos realizados ... por el equipo, y segundo porque todos eran conscientes en el vuelo de vuelta que remontar a un conjunto de la talla del francés exigirá de una proeza en Anoeta.
Los futbolistas pernoctaron en la capital francesa después del partido. El autobús partió a la medianoche en cuanto Martin Zubimendi, que fue el jugador elegido por el club para comparecer, terminó de atender a los enviados especiales. Dentro de la frustración por la derrota se le vio satisfecho por el partido completado e incluso se tomó con humor alguna pregunta algo delicada manteniendo la comunión con los periodistas desplazados.
Como es normal después de partidos tan exigentes que requieren de una activación máxima, a los realistas les costó conciliar el sueño en el hotel. No es fácil esa descompresión después de haber vivido un día tan especial. Por eso el vuelo de regreso se programó para las 12.45, para que tuvieran tiempo de dormir algo antes de desayunar y poner rumbo hacia Gipuzkoa.
La compañía Volotea fue la que se encargó de fletar el chárter, que despegó desde una de las terminales para servicios privados que hay en el aeropuerto Charles de Gaulle. La ventaja es que no hay que facturar, al cargarse el equipaje directamente en la bodega del aparato, y que el control de seguridad es más liviano que en una terminal comercial. Al menos, comparado con el sufrido 48 horas antes en Biarritz, no tuvo nada que ver. Los futbolistas enseñaron sus ipads y aparatos electrónicos pero no tuvieron que abrir sus bolsas y sacar sus pertenencias para pasar por el escáner.
Entre las pocas horas de sueño y la rabia por la derrota, había pocas caras de alegrías al subir al avión. Como tampoco ganas de hablar o jugar alguna partida como es habitual. Fue un regreso silencioso en el que algunos aprovecharon para echar una cabezada y otros para ver alguna película en el ipad.
El presidente Aperribay comandó desde la primera fila la expedición de regreso, así como Roberto Olabe y los dos primeros entrenadores, Imanol y Labaka. Como en la ida, también estuvo presente Luis Arconada, que lamentaba el resultado para el partido que hizo la Real, así como Xabi Prieto. Los tres vicepresidentes, Ángel Oyarzun, Mikel Ubarrechena y Joseba Ibarburu, admitían que la eliminatoria estaba difícil pero querían ver qué sucedía en el choque de vuelta con un Anoeta a reventar.
Otros consejeros como José Ramón Fernández de Barrena, Nerea Aramburu, Álex Uranga, Jesús Ruiz o Fermín Altuna recordaban que antes está la semifinal de Copa, una competición ilusionante por la oportunidad histórica de acceder a una final con público después de 36 años.
El vuelo sobrevoló la inmensidad de París en el despegue permitiendo disfrutar de una vista privilegiada sobre el Sena, la Torre Eiffel y la catedral de Notre Dame y en apenas hora y diez tomó tierra en Biarritz con un precioso recorrido sobre la costa de Las Landas con el Atlántico rompiendo en las interminables playas de la zona.
Nada más llegar al destino, los jugadores se montaron en el autobús para ir a Zubieta a entrenar, ya que Imanol había preparado una sesión de trabajo para aquellos que no fueron titulares en el Parque de los Príncipes. Los titulares hicieron el clásico trabajo pospartido y se desplazaron a sus domicilios.
Imanol ha recordado a todos que el domingo hay una cita importante en Mallorca para romper esa mala dinámica de dos derrotas en los dos últimos partidos y tres empates sin goles. No quiere que la Champions y la Copa les distraiga de la competición regular y por eso nada más aterrizar se llevó a los suyos a trabajar a Zubieta.
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