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ENEKO PÉREZ
SAN SEBASTIÁN.
Viernes, 23 de noviembre 2018, 08:03
Tal día como hoy, pero en el año 2013, el viejo estadio de Anoeta fue testigo de una de las actuaciones individuales más espectaculares que se hayan visto jamás en el templo amaratarra. Carlos Vela, el añorado atacante mexicano, despachó él solito al Celta ... con un partido memorable en el que firmó cuatro goles (no se veía algo así desde la 94/95, con Kodro como protagonista). Eran los años dorados del de Quintana Roo, esa época en la que una arrancada suya era sinónimo de peligro para los rivales. La sociedad que formaba con Antoine Griezmann, hoy estrella del Atlético y campeón del mundo con Francia, era el recurso más empleado por el equipo a la hora de atacar.
El choque de la Real Sociedad ante los gallegos comenzó bien, de la mejor forma posible. Jagoba Arrasate, el por aquel entonces técnico realista, alineó a Bravo, Zaldua, Iñigo, Mikel González, De la Bella, Zurutuza, Markel, Xabi Prieto, Antoine Griezmann, Gonzalo 'Chory' Castro y el protagonista de la efeméride, Carlos Vela. De esos 11 jugadores hoy siguen en el plantel dos de ellos: Zuru y Zaldua. Para el minuto 5 Vela ya había metido dos tantos, pero uno de ellos había sido (mal) anulado por fuera de juego. El otro, a pase de De la Bella, sí valió.
Los celestes se repusieron del golpe y se levantaron de la lona a base de casta, fútbol, y un joven Rafinha Alcántara, que firmó su primer doblete en la Liga y lideró a la escuadra entonces entrenada por Luis Enrique. Sin embargo, esa noche de otoño estaba reservada para el delantero txuri-urdin, que antes de el recital de Vela de la segunda mitad dejó una jugada 'maradoniana' para el recuerdo en el ecuador de la primera mitad que casi acaba en gol. Vela estaba enchufado.
El huracán maya arrasó con todo a partir de la hora de encuentro. Con la parroquia realista algo mosqueada, el mexicano se echó el equipo a sus espaldas para remontar un partido que los más pesimistas lo veían perdido justo después de que un malentendido entre Iñigo y De la Bella supusiese el 1-3. La reacción llegaría solo cinco minutos después, con una falta lateral botada por 'Chory' Castro que Vela, muy oportuno, embocó a gol de cabeza ante la media salida del portero visitante. Esa diana espoleó al equipo y a la hinchada de la Real Sociedad. Aún había esperanza.
Además de los goles, Vela también protagonizó otra de las jugadas clave. Otra gran arrancada suya por la banda izquierda provocó que Fontás le frenase en falta. Segunda amarilla y expulsión, corría el minuto 65. El mexicano, en trance, siguió con su show e hizo delirar a la afición con la igualada lograda en el 77. Aprovechó un balón muerto en el área, 'cuerpeó' con los centrales con el balón botando en el punto de penalti y, tras ganarles la posición, hizo un preciso 'pase' a la red.
La apoteosis llegó apenas unos minutos después. Griezmann, tras hacer un sombrero en la frontal, sirvió por alto un preciso pase para Vela que, emulando la acción del 3-3, ganó la posición a los centrales para, delante del portero, no perdonar y desatar la locura en las gradas.
Antes del pitido final aún tuvo tiempo para devolver el favor a su socio galo sirviéndole dos balones francos para anotar el 5-3, pero el francés, con todo a favor, erró en las dos ocasiones. Al final, Vela abandonó el estadio con una sonrisa de oreja a oreja. Había hecho historia.
Por números y por sensaciones, la temporada 13/14 fue la mejor de las seis y media que pasó en Donostia el atacante nacido en Cancún. 21 goles (16 en Liga, 2 en Copa del Rey y tres en Champions League) y 13 asistencias. Unos registros inalcanzables para la mayoría de los jugadores de las grandes ligas.
Más allá de las estadísticas, aquel año Vela 'volaba' por el campo y sonó como posible refuerzo de equipos como el Borussia Dortmund o el Atlético de Madrid, entre otros. Al final de ese ejercicio, el que terminaría yéndose a la capital española fue Antoine Griezmann, disolviendo así una de las parejas más letales que ha tenido la escuadra guipuzcoana en la era moderna.
Su brillante temporada también quedó en el recuerdo de muchos por los dos tantos que marcó en la vuelta de la eliminatoria previa de la Champions League frente al Olympique de Lyon (2-0). La Real Soceidad derrotó con justicia a los franceses con dos dianas del mexicano. El segundo de sus goles fue una carrera meteórica desde su propio campo en la que dejó atrás a cuatro rivales y consiguió batir al meta rival con una vaselina marca de la casa. Golazo y, de nuevo, algarabía entre los miles de seguidores, todo ello gracias a un jugador de dibujos animados que dejó una huella imborrable en la Real Sociedad.
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