Aritz es empujado por el rayista Eto'o al tratar de despejar un balón, este domingo en Vallecas. Alterphotos
Análisis táctico

Competir para incomodar al rival

Imanol propone de salida un partido de mínimos por el esfuerzo físico que exigió la cita de Mánchester y cuando empieza a ser más reconocible paga caro los errores

Imanol Troyano

San Sebastián

Domingo, 16 de marzo 2025, 22:17

Imanol planteó un partido de mínimos condicionado por el esfuerzo físico que exigió el partido de Mánchester. La Real trató de competir con la misión ... de incomodar al Rayo. Lo consiguió. No se mostró tan fina y pulcra con balón de salida, porque priorizó el orden. En la segunda mitad, cuando empezó a ser más reconocible, pagó muy caro varios errores puntuales.

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    Sergio Gómez como interior para robar y lanzar

1Sergio Gómez arrancó la temporada como una moto, pero fue perdiendo protagonismo con el paso de las semanas hasta desaparecer de los planes de Imanol. Se quedó a cero en los 180 minutos de eliminatoria ante el Manchester United. Pero la Real no se puede permitir el lujo de prescindir de este jugador con el tute de partidos que lleva en la mochila. este domingo volvió a la titularidad, también partió de inicio ante el Sevilla una semana antes, pero esta vez como interior y no como extremo. Una posición en la que resultó útil. Tanto en tareas de asociación apoyándose por dentro con Zubimendi y por fuera con Barrenetxea, como en labores de destrucción. El de Badalona se empleó a fondo para robar en campo rival y lanzar a sus compañeros al espacio. Fue un gran punto de apoyo por el que empezar a construir. También amenazó con sus disparos desde media distancia y dio la asistencia en el gol de córner de Zubimendi. Acabó el partido como extremo antes de abandonar el campo agotado. Es un primer paso para volver a recuperar su mejor versión.

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    El Rayo orienta a la Real a salir por izquierda con Aritz

2La ausencia de Nayef Aguerd por molestias físicas obligó a Imanol a colocar un diestro como central izquierdo. Aritz Elustondo ocupó esa demarcación, mientras Zubeldia lo hacía en su puesto natural por derecha. La Real trató de iniciar el juego desde atrás y el Rayo orientó con su presión al conjunto blanquiazul a salir a través del beasaindarra, consciente de que este no iba a poder ejecutar envíos tan precisos con su pie izquierdo, el menos hábil. Guardiola, la primera referencia defensiva del Rayo, cerraba el pase a Zubeldia, mientras que Trejo, desde la mediapunta, tapaba la conexión con Zubimendi. Aritz encadenó una secuencia de golpeos largos con la izquierda en la primera mitad buscando a Óskarsson que no terminaron bien. El islandés bajó a recibir en alguna ocasión para facilitar la salida a su compañero, pero cuando la Real consiguió adelantarse en el marcador dejó de arriesgar atrás y Remiro empezó a jugar en largo con más asiduidad.

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    Presión efectiva que obliga al rival a jugar largo

La Real salió sin Oyarzabal, en el banquillo, ni Brais Méndez, lesionado, que suelen ser las primeras referencias del equipo a la hora de llevar a cabo la presión, pero Imanol encontró a Óskarsson y Sergio Gómez como dos buenos reemplazos para apretar en primera instancia. La presión de estos jugadores fue muy efectiva ante Lejeune y Aridane, que vivieron muy incómodos en todo momento para salir con el balón jugado desde atrás. El francés se vio incapaz de encontrar en corto a un compañero por el empuje blanquiazul y abusó de los balones en largo hacia Guardiola que siempre acababan en recuperación visitante. La Real desnaturalizó al Rayo en su propia casa.

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    Las ayudas defensivas de Barrenetxea y Kubo

En esa misión de querer incomodar al rival también tomaron parte los extremos realistas Barrenetxea y Kubo, a los que se les vio muy cerca de sus respectivos laterales sin balón. El Rayo contaba con dos laterales como Ratiu y Chavarría de gran vocación ofensiva y la colaboración de los extremos blanquiazules iba a resultar fundamental para evitar los posibles duelos en inferioridad en los que podían verse envueltos Javi López -después Aihen- y Aramburu. El conjunto vallecano demostró en el gol de Trejo por qué era importante cerrar bien sus ofensivas por fuera. Lejeune conectó directamente con De Frutos, que pudo girar ante Aihen para meter un balón al espacio a Ratiu, a quien Barrene le perdió la pista y Olasagasti decidió no perseguir. Eso provocó que Aritz tuviera que salir de zona para tratar de cerrar el centro del rumano. El resbalón final de Zubimendi acabó por dar la puntilla a una jugada desgraciada.

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    Cambio de nueve y mayor control de balón

Después del gol de la igualada de Trejo y antes de que Pedro Díaz diera la vuelta al marcador, Imanol había introducido un doble cambio, dando entrada en el campo a Turrientes y a Oyarzabal en lugar de Barrenetxea y Óskarsson. Fue una lástima, porque en ese periodo de diez minutos la Real empezaba a sentirse más reconocible en el campo, con mayor capacidad para controlar el juego y amenazar en ataque no solo a la carrera. Oyarzabal aportó más soluciones que el islandés en el juego de espaldas desde la punta. Turrientes también contribuyó en esa labor de querer dominar al rival a través del balón. Sin embargo, el segundo gol madrileño complicó demasiado la tarde. La Real reaccionó con el empate tras un robo alto del propio Oyarzabal y una apertura lógica de Mariezkurrena a derecha con Kubo. El conjunto txuri-urdin iba a más, pero no había tiempo. El empate supo a oportunidad perdida.

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