![Cruel castigo para una buena Real](https://s2.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/09/14/aramburu10-kj0E-U2201228430664h0C-1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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En los años ochenta no había partido ante el conjunto blanco en Atocha en el que no se escuchara el 'así, así, así gana el Madrid'. Aunque muchas veces era la Real la que le pintaba la cara, el árbitro siempre estaba presto a servir ... al poderoso. Décadas después Anoeta recuperó el mismo grito para hacer ver a Martínez Munuera que no midió a los dos equipos por el mismo rasero, que transformó dos faltas en amarillas a Sadiq y Aramburu que mediatizaron su concurso, que pitó falta al borde del área un piscinazo de Vinicius, que amonestó a Pacheco porque Rodrygo se fue al suelo sin que nadie le tocase y que se inventó un penalti a Vinicius para cerrar el partido. Es lo que tiene arbitrar con el cargo de conciencia de haber perjudicado al Real Madrid la última vez y tener que congraciarse con el que manda. Nada nuevo.
Con todo ello, la Real mereció adelantarse en el marcador en la primera hora de juego con tres remates a la madera de Sucic, en dos ocasiones, y Becker con Courtois batido. Si al factor arbitral le unes que no aciertas a meterla dentro, el resultado es que el Real Madrid te va a ganar por lo civil o por lo criminal. Al menos esta vez, a diferencia de los partidos ante el Rayo y el Alavés, queda el consuelo de la imagen ofrecida que confirma que hay mimbres para hacer un buen cesto.
Entre los nuevos, Aguerd se mostró inexpugnable atrás ganando varios duelos a Mbappé y arriba estuvo a punto de marcar en una acción a balón parado. Sucic es un fichajazo. Tiene presencia, físico, una zurda de oro y una zancada difícil de frenar. Estrelló dos balones en el poste como si nada ante todo un Real Madrid. Aramburu, que apunta a ser habitual en el lateral, no le perdió la cara a Vinicius y Sadiq ofreció también un buen tono tanto en lo defensivo como en ataque, donde jugó mucho para sus compañeros. De quien se espera bastante más es de Kubo, que no acaba de levantar cabeza y parece difuminarse entre queja y queja.
Dos robos altos, dos postes. La Real fue mejor durante gran parte del encuentro porque se le vio una cualidad de la que hasta ahora había adolecido esta temporada: colmillo para robar alto. Imanol, que dio entrada de inicio a Aramburu por Traoré, Aguerd por Pacheco, Sucic por Turrientes y Becker por Brais, apostó por una presión adelantada para que el Real Madrid no iniciara el juego desde atrás, lo que hizo que el conjunto blanco estuviera incómodo en muchas fases.
En esas situaciones de inicio del contrario mandó a Becker con Militao, emparejó a Sadiq con Rüdiger, persiguió a Valverde y Modric con Zubimendi y Sucic, saltó a por Mendy con el lateral Aramburu y en la banda opuesta lo hizo con el interior Sergio Gómez sobre Carvajal. Todo para robar a Rüdiger en el pie malo. El resultado fue un Real Madrid atascado sin poder transitar en ataque y una Real que hacía peligro.
En el minuto 25 fue Kubo el que interceptó un pase a Rüdiger abierto a la banda izquierda y sin salida. El japonés cedió a Sucic y el croata dejó temblando el poste de la meta de Courtois. En el 36 se repitió la misma historia, solo que esta vez fue Aramburu el que cortó el pase de Rüdiger, nuevamente con su pierna mala y encerrado. Su dejada de cabeza le cayó a Becker dentro del área, sentó a Carvajal y su remate se estrelló en el larguero. La táctica de Imanol de apretar a Rüdiger en su pie malo estaba dando su fruto aunque la madera evitaba que el marcador se moviese. Por si fuera poco, a los 20 segundos de la reanudación Sucic volvió a repetir el disparo al poste tras apoyarse en Sadiq.
Mbappé y el balón parado. El Real Madrid se encomendaba a su galáctico francés para tratar de sacar la cabeza en el partido. Dos acciones individuales, una por cada costado, sembró la incertidumbre en la zaga txuri-urdin. En la primera, por la derecha, encontró espacio entre los centrales para profundizar, se fue de Aguerd pero Remiro repelió su disparo. En la segunda se escoró a la izquierda, se escapó de un Aramburu que ya estaba amonestado y cruzó demasiado. No era mucho peligro para tratarse del conjunto blanco, pero había que limitar las pérdidas en el primer tercio del campo para no fomentar esas acciones.
La estrategia defensiva también quedó en evidencia en una falta lateral que Modric colgó al corazón del área y que Rüdiger cabeceó sin oposición. Remiro, que le costó iniciar con los pies, salvó esta vez los muebles con un paradón de auténtica categoría.
Dos penaltis para el Madrid. En el minuto 57 un disparo de Arda Güler bastante centrado se encontró con las manos de un Sergio Gómez que nadie entendió qué se le pasó por la cabeza. Vinicius no perdonó a pesar de que Remiro le adivinó la intención.
Después la Real tuvo el empate en una falta lateral colgada por Sergio Gómez al segundo palo para Zubeldia y cabeceada por Aguerd para que salvase Courtois. El Real Madrid no terminaba de sentirse a gusto a pesar de su ventaja pero ahí Martínez Munuera sí que hiló muy fino para interpretar como penalti la acción de Aramburu con Vinicius, algo que en el Bernabéu no pita a favor de la Real ni loco. Se sabía que el valenciano no es un buen árbitro pero lo de ayer superó las peores expectativas.
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