Una decepcionante Real sufre para ganar al Conquense

Nada tuvo que ver la primera parte del Jove con la del Conquense. El campo irregular, la poca eficacia en el pase y la defensa bien cerradita del conjunto manchego impidieron que apareciesen los espacios que sí hubo en Alicante. Tan solo Olasagasti tuvo la lucidez como para generar ocasiones nítidas, puesto que ni Magunazelaia, ni Becker ni Sadiq fueron capaces de sacarse las castañas del fuego. El primer pensamiento de todo realzale al descanso fue el de «puf». Eso sí, los de Imanol tuvieron en las botas de Olasagasti el 0-1. Lo intentó con un remate lejano primero y filtró después un pase perfecto a Marín, que dribló a Bernabéu y disparó a placer. Bajo palos apareció Titi. No generó mucho más la Real hasta el minuto 45.

Rober Gutiérrez vio el partido ante el Jove y entendió que salir a tumba abierta ante la Real era un suicidio. Dibujó un 1-5-4-1 con las líneas juntas para cerrar los pasillos centrales para que el cuero llegara a las bandas. Y sí, ni Odriozola ni Becker ahora mismo tienen desborde y uno para uno por mucho que enfrente hubiese defensas de Segunda RFEF. Tampoco Magunazelaia y López hincaron demasiado el diente salvo un centrochut del canario repelido por Bernabéu.

El Conquense tan solo se acercó dos veces al área de Marrero, que desvió a córner un remate de Serrano e hizo lo propio en otro chut de Olivares, aunque el disparo de éste se marchó fuera. Urko no fue capaz de dar velocidad a la circulación y la Real embotelló al Conquense, aunque sin armas para derribarle en el primer acto. Eso sí, García Verdura se comió un penalti claro después de que Inglés repeliera con la mano un remate de Olasagasti. La mano del central estaba ocupando un espacio de manera antinatural. Los árbitros ya no saben pitar sin VAR y no se atreven a tomar decisiones en directo. Se lavan las manos y quedan en evidencia con las repeticiones.

Debió salir la Real en tromba en la segunda mitad para abrir la lata, pero nada más lejos de la realidad. Los de Imanol apenas pusieron en apuros a Bernabéu, tan solo un remate alto de Sadiq y un cabezazo fuera de Urko. Movió el árbol Imanol consciente de que con lo que había sobre el césped no daba para ganar al Conquense, undécimo en el grupo 5 de la Segunda RFEF. Los pesos pesados al campo para evitar la tragedia.

Lo cierto es que el equipo fue a más, pero simplemente por calidad individual, no porque el juego mejorara en exceso. Sadiq continuaba siendo un islote, un generador de perder balones. Barrenetxea espoleó el equipo, pero sin remates que llevarnos a la boca.

El Conquense se juntó todavía más y forzó una prórroga que se le hizo larguísima. Una pared entre Sergio y Brais terminó con un remate mordido del de Mos. El cuero pasó por las piernas de dos defensores y tras pegar en el palo entró llorando en la portería de Bernabéu. Y hasta ahí la producción ofensiva realista en vez de sentenciar.El Conquense todavía tuvo dos claras ocasiones para empatar el partido y enviar el choque a los penaltis. Menos mal. La Real lleva más de veinte años sin ganar una tanda de penaltis.

Monterde no atinó en un gran pase atrás de Caballero y Álvarez pudo ser el héroe local, pero Marrero estuvo espléndido para atrapar la volea del delantero en el minuto 118. El empate en esas condiciones hubiese sido ridículo pese a que el partido también deja conclusiones. Los secundarios o espabilan o no jugarán con Imanol. Esto es la Real, un equipo que juega el último lustro en Europa.