
Xavier Estrada Fernández
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Xavier Estrada Fernández
Intentó pasar desapercibido, pero jugó un papel protagonista aquel día. Esta semana se han cumplido cuatro años del título de Copa de la Real en ... La Cartuja ante el Athletic y todavía quedan testimonios sin contar de algunos de los actores principales involucrados en el recordado partido en el que el conjunto txuri-urdin volvió a tocar el cielo. Uno de ellos es el de Xavier Estrada Fernández (Lleida, 1976), el árbitro de la contienda, ahora retirado, que recuerda para este periódico cómo vivió su primera y única final como colegiado. No esquiva las jugadas polémicas con las que le tocó lidiar aquella noche.
– ¿Cuándo se entera de que va a arbitrar la final de Copa?
– Una vez se conocen los dos finalistas ya es vox populi que esa final me va a caer a mí. Como árbitro internacional era de los pocos, por no decir el único, que le faltaba pitar una final. Llevaba con la escarapela desde 2013 sin haber pitado una final, porque siempre llegaba el Barcelona. Bastantes meses antes de la final, me acuerdo de estar en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, coincido con López Nieto, que estaba en designaciones y ya me lo deja caer, y posteriormente con Carlos Velasco Carballo, que entonces era el presidente del CTA (Comité Técnico de Árbitros), en su despacho, ya me oficializa que voy a pitarla, aunque se hizo público más tarde.
– Era su última oportunidad de pitar una final.
– El gol que elimina al Barcelona es de Iñaki Williams y me acuerdo que me dio por celebrarlo, porque sabía perfectamente que la única opción de llegar a la final era que el Barcelona quedase eliminado. Con los dos equipos vascos clasificados me voy haciendo a la idea de que la voy a pitar en un 90% si no pasa algo excepcional, pero estuve a nada de no hacerlo...
– No me diga que se contagió de Covid.
– Correcto. Veinte días antes de la final, estaba designado con el equipo arbitral de Mateu Lahoz para hacer un partido internacional en el parón por selecciones. Me acuerdo de estar en el coche, justo en la terminal de El Prat en Barcelona, esperando el resultado de la PCR de UEFA para poder entrar al aeropuerto y viajar. Se echaba el tiempo encima y llamé al laboratorio. Me dijeron: 'Tienes malas noticas, has dado positivo'. No me lo podía creer. No había podido arbitrar finales por el Barça y esta vez igual tampoco podía hacerlo por el Covid. Era surrealista.
– (...)
– Automáticamente me quedo en cuarentena. Tengo una residencia cerquita de Barcelona y ya no bajo ni a Lleida. Estuve aislado entre diez y quince días y al séptimo u octavo empiezo a hacerme PCRs. La primera me sigue dando positivo y a la segunda ya me da negativo. Habían pasado dos semanas. Tenía muy poco tiempo antes de la final y la primera llamada es a Carlos Velasco, que daba por hecho que no llegaba. Cuando le digo que ya tengo el alta, me responde: '¿cómo que tienes el alta?'. Lo dejé como en fuera de juego, porque me dejó a entrever que ya tenía un equipo B preparado para la final. No tuve muchos días para entrenar y recuperarme físicamente. Unos diez como mucho.
– Casi se queda sin arbitrar el derbi vasco más importante de la historia.
– Siempre podré decir que he pitado la primera final de Copa con dos equipos vascos y me hacía especial ilusión. La lástima fue que sabíamos que el estadio no estaría lleno, pero intenté sacar la parte positiva y la disfruté antes, durante y después.
– Guadalupe Porras, la primera mujer en estar en una final, y Roberto Alonso son sus asistentes. ¿Elige usted el equipo?
– Guadalupe y Roberto sí, pero tanto el cuarto árbitro como el equipo VAR lo puso el propio Comité. Lo que quería era que todo el equipo fuera de máxima confianza al ser una final.
– El árbitro VAR fue Iglesias Villanueva y el AVAR, González González.
– En el correo electrónico que le mando a Carlos Velasco un mes antes del partido le pido que en el VAR estuviera Antonio Mateu Lahoz, de AVAR 1 Alejandro Hernández Hernández y de AVAR 2 Iñigo Prieto, y su contestación es que el equipo de VAR es algo que designará el Comité.
– ¿Cómo es la preparación para un partido como este?
– Todo el análisis técnico forma parte de tu trabajo. Lo mínimo es saber cómo llegan los equipos, su estado de ánimo, sus trayectorias en Liga, enfrentamientos mutuos, otras cuestiones a tener en cuenta más allá del terreno de juego... Tenía muy claro que no quería cargarme la final por una decisión subjetiva, de interpretación. Todo el mundo tenía que tenerlo claro, pero a veces es difícil de conseguirlo porque el equipo no solo eres tú. Hay otros integrantes y el VAR.
– ¿Había algún jugador que le inquietara por su comportamiento?
– En el Athletic estaba Raúl García, que es una persona excepcional fuera del terreno juego, pero que dentro hace su trabajo y desgasta muchísimo a un árbitro. Era una de esas personas que constantemente están comiéndote un poquito la oreja y pidiéndote una falta. Es un poco incómodo. No era mi primer partido con él y más o menos sabía cómo tratarle. Luego estaba el caso de Le Normand en la Real, que es de esos centrales que juegan muy al límite con los agarrones y te ponen en un compromiso.
– Decía que le apenó que no hubiera público en las gradas. ¿No cree que eso facilitó su labor?
– Un árbitro lo que quiere es que el campo esté lleno porque cuando llegas a este nivel lo del público es un factor a tener en cuenta en positivo, te hace estar muy metido en el partido. Es necesaria esa presión añadida del entorno. Además, uno de los mayores problemas que teníamos sin público era que cualquier comentario o insulto de algún jugador se oía perfectamente, incluso desde casa, y dejaba en una muy mala posición al árbitro si no actuaba. El ruido hace tapar muchos de los diálogos que se dan en el terreno de juego.
– Empieza el partido. ¿Cuál es su planteamiento? Es consciente de que cada tarjeta amarilla puede condicionar mucho la final.
– Nos encontramos con un partido con muy pocas faltas e interrupciones. Bastante limpio a nivel disciplinario, lo que facilitó muchísimo el arbitraje. Intentamos mostrar siempre la misma consistencia. Si poníamos el listón muy bajito podíamos tener el problema de que en una hipotética prórroga tuviéramos equipos con muchos amonestados. Había que intentar medir muy bien. El comportamiento de ambos equipos antes, durante el partido y al final fue excelente, tengo un muy buen recuerdo del partido.
– Apenas tiene que intervenir en la primera mitad, pero en la segunda se le acumula el trabajo. Centro de Oyarzabal por la banda izquierda y el balón toca en el brazo de Iñigo Martínez. Señala la infracción, pero fuera del área.
– El contacto en el brazo lo veo claro. En esas situaciones cerca del área es el VAR quien tiene que chequear la situación para confirmar si ese brazo es fuera o no. Los jugadores de la Real me comentan que puede ser dentro, pero desde el VAR me indicaron que la falta era correcta y a partir de ahí, a seguir. Después vi una grabación de detrás de la portería pero bastante en dirección a esa jugada que parecía que podía estar dentro, pero nosotros nos teníamos que basar en las imágenes que tenían del VAR.
– En esas imágenes sí que se ve que la mano se produce dentro del área. Entiendo que si hubiera visto esa imagen en el momento su decisión habría sido otra.
– Habría tomado otra decisión y eso me lleva a otra reflexión. Cómo es posible que con el dinero que se está invirtiendo en el VAR haya situaciones de juego que no se puedan resolver. Al final es un tema económico, de cámaras. En Segunda hay menos cámaras que en Primera y en la Liga F cuando las pongan también habrá muchas menos, por lo que los árbitros de VAR tendrán más dificultades.
– Minutos después, Merino da un pase a Portu e Iñigo Martínez le derriba. Penalti y expulsión.
– Lo veo clarísimo. Zancadilla y empujón. No lo dudo y lo pito, que es lo que tiene que hacer un árbitro cuando ve una cosa clara: pitarla. Ser valiente. Tenía que tomar una decisión y lo expulso. Me sorprendió que me llamasen desde el VAR. Después fue una jugada con bastante debate dentro del colectivo arbitral. Yo a día de hoy habría mantenido la expulsión. También hay que decir que en 2021 hacía muy poco que se estaba utilizando el VAR y las directrices por parte del Comité eran que no se rearbitrase, que si se iba al monitor acataras la decisión del VAR. Cuando hago el 'on field review' para valorar la ocasión manifiesta de gol me dan una imagen general, pero nunca me dan una toma de cerca para valorar si es una disputa de juego, que hubiera sido amarilla, o un empujón o un agarrón, que entonces ya no es amarilla, porque al ser ocasión manifiesta de gol la expulsión es correcta. Y había empujón.
– (...)
– Cuando vas al monitor vas como al matadero, porque piensas que sea lo que sea tienes que hacer caso al VAR. El Comité era muy temeroso, porque entendía que si ibas al VAR y no tomabas la decisión que te estaba dando era una forma de menosprecio. El árbitro del VAR es otro árbitro que también se puede equivocar a la hora de analizar una situación. A día de hoy dudo muchísimo de que un VAR hubiera llamado al árbitro de campo para revocar la roja en esa jugada.
– Tiene que llamar incluso al propio Iñigo Martínez que ya estaba entrando a los vestuarios.
– Yo informo de eso al VAR. El propio jugador se ha ido, él lo tenía clarísimo. La sorpresa del jugador fue que yo le llamara para decirle que no era roja. Afortunadamente puedo decir, aunque suene resultadista, que la victoria fue para la Real. Porque de haber perdido ese partido muchísima gente se habría quejado de la roja. En esos momentos cuando ibas a la pantalla estaba prohibido cambiar la decisión del VAR.
– Oyarzabal marca y el escenario cambia, pero la polémica desaparece.
– El comportamiento de los equipos fue exquisito. No tengo ninguna queja, al revés, ojalá todas las finales fueran así. Fue un buen ejemplo de fútbol en todos los sentidos.
– Cuelga el silbato al final de aquella temporada 20/21.
– Me despido en un Levante-Cádiz que recuerdo con mucho cariño y a partir de ahí paso a ser árbitro de VAR las dos temporadas siguientes. Hasta junio de 2023. En febrero estalla el 'caso Negreira' y el CTA va aparcando a árbitros, no solo a mí, también a Mateu Lahoz. No cuentan con los exárbitros que han tenido experiencia, ya no lo digo por mí, lo digo por muchos otros, como Quique Mejuto. Desgraciadamente, hay muchísima polémica, cada vez más. Se está utilizando mal la herramienta del VAR, porque los que dirigen nunca han arbitrado con VAR ni han sido árbitros de VAR. Además, creo que tendrían que ser más transparentes y permitir a los clubes, a los entrenadores, a los aficionados entender un poquito las situaciones y que puedan oír los audios en directo. Que puedan explicar las cosas con normalidad absoluta.
– ¿Es más difícil arbitrar ahora con la tecnología?
– Pienso que es una herramienta que ayuda mucho, pero ha sido mal instrumentalizada y en lugar de empoderar a los árbitros, les ha hecho perder personalidad y valentía. El árbitro, como ser humano que es, ha pensado que si se equivoca hay alguien que le va a solucionar la papeleta y eso hace que en el campo no tomes la decisión que tienes que tomar. Sea acertada o no. Pero hay que tomar decisiones, para eso te pagan y por eso eres un profesional; si no pondrían a cualquiera.
– Ahora que se dedica a la política, ¿no cree que también hay demasiada política en el sistema de ascensos y descensos dentro del Comité?
– Sí, es totalmente político. Los árbitros tienen unos informes que solo conocen ellos, pero nunca sabes cómo vas en relación a los otros. Las notas no las terminan poniendo los informadores, las acaban poniendo el CTA y ascienden y descienden los que ellos creen oportuno. En una competición legal y transparente tendrían que estar los mejores, los que lo merecen por meritocracia y no por clientelismos ni amiguismos.
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