Qué difícil es fichar
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La salida de Momo Cho confirma que la apuesta por jóvenes talentos que llegan de otros países es compleja si no rinden de inmediato y tienen continuidadQué difícil es acertar. La experiencia con Momo Cho vuelve a demostrar lo complejo que resulta para un club como la Real Sociedad salir al mercado. Monchi solía decir que no hay fichajes buenos o malos, sino jugadores que rinden bien o mal. Desde ... luego que el francés no ha sido de los primeros.
En lo económico la venta de Momo Cho permite recuperar los once millones invertidos hace año y medio y podría dejar algo más incluso en función de ese 15% que se guarda el club de una futura venta por parte del Niza. La Real compra a buen precio y esa es una buena costumbre, porque le permite vender bien incluso cuando un futbolista no cumple las expectativas. El agujero está en lo deportivo porque durante ese tiempo el equipo carece de un refuerzo que viene a elevar el nivel, como se entiende que deben hacer los fichajes.
Mirando la pasada temporada se puede pensar que se salvó la situación al acabar cuartos en Liga, y es verdad, pero no es menos cierto que de haber rendido como se esperaba las opciones de avanzar más lejos en Copa y en la Europa League habrían sido mayores.
Con la perspectiva del presente su salida llega en el peor momento porque coincide con la marcha de Traoré, Kubo y Sadiq con sus selecciones y con que cuatro de los cinco fichajes del último verano –Odriozola, Tierney, Zakharyan y André Silva– no han aportado nada hasta ahora. Y eso es un hándicap importante como para amenazar las expectativas deportivas de la temporada.
En los seis años con Olabe al frente de la dirección de fútbol de la Real Sociedad el balance en el mercado es positivo, aunque a su llegada lo primero que recalcase es que no es un fichador. Sus incorporaciones se podrían dividir en dos grupos principalmente: las de veteranos de 28 años hacia arriba con los que se busca rendimiento inmediato y las apuestas por talento joven que generen plusvalías futuras.
Entre las primeras casi todas han funcionado. Silva, Monreal, Rico, Ryan o Rafinha llegaron libres o costaron muy poco, cubrieron una necesidad en el corto y medio plazo y se fueron. Son movimientos seguros, sin margen casi de error, pero que acarrean fichas elevadas. El problema reside en que su abuso puede empobrecer el club porque tienen un peso importante en la cuenta de explotación anual y no vas a obtener un retorno posterior. Traoré también entraría en este perfil.
En el segundo grupo las apuestas que mejor han salido son las que conocían la Liga y que por haber dado previamente el salto a un grande muy pronto veían frenada su progresión en el momento de captarlos. Las dos más significativas son las de Kubo y Merino, que llegaron con 21 y 22 años y hoy valen cuatro o cinco veces más de lo que costaron.
Dentro de este último se podría establecer un subgrupo con los jóvenes procedentes de otros campeonatos sin experiencia en la Liga. Aquí el resultado es desigual. Sin duda, el gran pelotazo fue el de Alexander Isak, que dejó una plusvalía de 60 millones además de tres temporadas de buen rendimiento. Pero ha sido la excepción que confirma la regla, ya que Sagnan y Cho pasaron sin pena ni gloria y Zakharyan aún es un melón por abrir.
Fuera de esta horquilla de edades, entre los 22 y los 28 años, para fichar hay que tirar de talonario con lo que ello implica. Se entiende que son futbolistas contrastados que están en el mejor momento de su carrera y eso se paga. Portu costó diez millones y gracias a que con el inesperado descenso del Girona en 2019 su cláusula se reducía a la mitad. Por Carlos Fernández, que venía de salirse en el Granada, se pagaron doce y por Sadiq, artífice del ascenso del Almería a Primera, veinte. Es de entender que la Real no diera el paso con Sorloth en verano cuando su fichaje implicaba soltar 45 millones en cinco años entre los diez de su traspaso y la ficha.
Como sucede en las finanzas, la clave para acertar está en diversificar las inversiones y combinar los distintos tipos de incorporaciones. Si no, si pones todos los huevos en la misma cesta, te puede salir muy bien o muy mal. No hay término medio.
Suena a tópico pero es una verdad como un templo. Ahora que se habla de Jon Magunazelaia, hay que recordar que la columna vertebral de la Real es de casa y que sus principales referentes surgieron en momentos de necesidad como ahora. Oyarzabal se hizo titular tras las lesiones de Canales y Agirretxe en el Bernabéu en diciembre de 2015. Por Zubeldia y Le Normand nadie daba un duro cuando vendimos a Llorente y Héctor Moreno en apenas un año. Se decía que no había centrales y que era prioritario traer a Hermoso, Jason Murillo o Cabrera, los nombres que sonaron entonces. Aihen apareció cuando Kevin y Theo no pudieron cubrir el vacío dejado por la marcha de Yuri al PSG y aquí sigue discutiendo el puesto a Tierney. Zubimendi jugaba con 21 años en el Sanse cuando Imanol se quedó sin pivotes por las lesiones de Illarra y Guevara tras el confinamiento y tuvo que tirar de él. Ahora es el segundo hombre más valorado del equipo por detrás de Kubo. Así que cuidado, que el mejor fichaje quizás esté en casa. No sería la primera vez.
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