Que discutan
Hoy, partido ·
El futbolista holandés busca respuestas por encima de ganar o perder y la Real tiene unas cuantas preguntas que hacerIñaki Izquierdo
Jueves, 16 de septiembre 2021, 06:53
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Hoy, partido ·
El futbolista holandés busca respuestas por encima de ganar o perder y la Real tiene unas cuantas preguntas que hacerIñaki Izquierdo
Jueves, 16 de septiembre 2021, 06:53
Cuando Bobby Robson se hizo cargo del PSV en 1990 estaba en la cumbre de su carrera. Era el seleccionador de Inglaterra en México 86 cuando Maradona se cruzó en su camino –«bien, el primer gol fue con la mano, pero el segundo valió por ... dos», aceptó con su proverbial flema– y dirigió también a su país en Italia 90, donde el equipo de los tres leones hizo su mejor torneo desde el título de 1966. Pese a este pedigrí, fue recibido con escepticismo en Eindhoven.
El choque cultural fue frontal. Robson, acostumbrado a la disciplina de los equipos ingleses, donde el mánager habla y los jugadores callan, aterrizó en el fútbol holandés, famoso entonces y ahora porque los futbolistas discuten con el entrenador, le piden explicaciones y dan por hecho que pueden tener tanta razón como el míster en cualquier consideración técnica o táctica. Esta libertad radical hace avanzar el juego si todo el grupo entiende la filosofía y esas tensiones se encauzan. Si no se comprende esa dinámica, si no se interioriza esa parte innegociable de la personalidad de los futbolistas tulipanes, los problemas están garantizados.
Robson no pudo hacer ese viaje cultural. En cada entrenamiento, le paraban los ejercicios para preguntar y llevarle la contraria, el veterano y el chaval de 18 años del filial que acababa de subir. Sin jerarquías. Los descansos de los partidos adquirieron fama entre los aficionados. El técnico inglés, acostumbrado a corregir y reprender a los dos o tres jugadores que hubieran cometido errores en el primer tiempo, se encontró con que esa práctica generaba el rechazo del grupo, lo que derivaba en broncas fenomenales.
Ese sentido de la libertad, aunque matizado por la globalización del campeonato y las costumbres, permanece en Holanda y a la Real no le vendría mal que hoy el vestuario local del Philips Stadion truene como en los tiempos de Robson y el PSV se pierda en discusiones inútiles que le distraigan. El equipo blanquiazul tiene las herramientas para conseguirlo, porque hace años que la Real ha puesto el juego en el centro de todo. Y nada invita más a la discusión a un futbolista holandés que el juego, que las preguntas que provoca una idea. Necesitan respuestas y las persiguen cueste lo que cueste. Por encima de ganar o perder.
Robson ganó dos ligas de dos, pero todos coincidieron en su fracaso. Tras su adiós, uno de sus capitanes dijo: «Es un gran caballero, pero lo único que me ha enseñado en dos años es inglés».
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